atorling
Habitual
Sin verificar
Horolomanía es como yo llamo a la adicción a los relojes, que por lo que estoy viendo en muchos hilos, es una patología generalizada.
“Me llamo …. y soy un horolomaniaco”. Deberíamos presentarnos como en alcohólicos anónimos.
Lo singular de mi caso es que estuve rehabilitado durante un tiempo, pero he recaído.
Tengo predisposición genética, la casa de mis padres estaba plagada de relojes de mesa de todo tipo, de pared, cucos y no digamos de pulsera.
De pequeño descubrí un viejo catálogo de Rolex que mi padre guardaba celosamente y ahí empecé a absorber… que si la caja Oyster, el bisel acanalado, el rotor Perpetual, el brazalete Jubilé, corona Triplock. En mi tierna infancia y ya perdido.
Como estudiante era incapaz de encontrar un mecánico a precio asequible, hasta que localicé mi viejo Seiko, que menciono obsesivamente, y se alejaba de los gustos de cualquier joven o adolescente.
Poco tiempo después, buscando mi desarrollo espiritual entendí que las adicciones y en encadenamiento a bienes materiales no eran buenos, y conseguí olvidarme de los relojes, obligándome a usar a diario cualquier reloj, el que venía de regalo en un paquete de galletas o el de la cesta de navidad de un cuñado, daba igual mientras diera la hora.
Así conseguí mantenerme durante años hasta que hace un par mi mujer me regalo un Lotus cronógrafo cuadradito y de cuarzo. Muy mono, pero me clavó en el corazón que se gastara 250€ en eso, en lugar de cualquier auto aunque fuera feo…
Aún así me contuve un tiempo más, seguía totalmente ajeno a las marcas , sus modelos, novedades técnicas…nada, casi 15 años de obscuridad; hasta que en un viaje de trabajo una compañera entro en un bazar a comprar baratijas y me vi allí, rodeado de fakes automáticos. Fue como meter a un diabético en una pastelería.
Salí afectado y mi ordenador empezó a correr por las webs de buena parte de marcas a empaparme de lo que me había estado perdiendo en mi periodo de abstinencia.
Le regalé a mi padre esta navidad un Tissot PRC 200, que yo mismo no me puedo permitir, pero me da la satisfacción que a sus muchos años vuelva a vestir un suizo en su muñeca, aunque no sea su soñado Rolex.
Para pasar el mono me he regalado un Seiko Diver’s estupendo, pero no ha sido bastante, la siguiente parada esta en Hamilton, pero sufro y si tuviera el dinero arrasaría alguna que otra relojería…
Miedo me doy.
“Me llamo …. y soy un horolomaniaco”. Deberíamos presentarnos como en alcohólicos anónimos.
Lo singular de mi caso es que estuve rehabilitado durante un tiempo, pero he recaído.
Tengo predisposición genética, la casa de mis padres estaba plagada de relojes de mesa de todo tipo, de pared, cucos y no digamos de pulsera.
De pequeño descubrí un viejo catálogo de Rolex que mi padre guardaba celosamente y ahí empecé a absorber… que si la caja Oyster, el bisel acanalado, el rotor Perpetual, el brazalete Jubilé, corona Triplock. En mi tierna infancia y ya perdido.
Como estudiante era incapaz de encontrar un mecánico a precio asequible, hasta que localicé mi viejo Seiko, que menciono obsesivamente, y se alejaba de los gustos de cualquier joven o adolescente.
Poco tiempo después, buscando mi desarrollo espiritual entendí que las adicciones y en encadenamiento a bienes materiales no eran buenos, y conseguí olvidarme de los relojes, obligándome a usar a diario cualquier reloj, el que venía de regalo en un paquete de galletas o el de la cesta de navidad de un cuñado, daba igual mientras diera la hora.
Así conseguí mantenerme durante años hasta que hace un par mi mujer me regalo un Lotus cronógrafo cuadradito y de cuarzo. Muy mono, pero me clavó en el corazón que se gastara 250€ en eso, en lugar de cualquier auto aunque fuera feo…
Aún así me contuve un tiempo más, seguía totalmente ajeno a las marcas , sus modelos, novedades técnicas…nada, casi 15 años de obscuridad; hasta que en un viaje de trabajo una compañera entro en un bazar a comprar baratijas y me vi allí, rodeado de fakes automáticos. Fue como meter a un diabético en una pastelería.
Salí afectado y mi ordenador empezó a correr por las webs de buena parte de marcas a empaparme de lo que me había estado perdiendo en mi periodo de abstinencia.
Le regalé a mi padre esta navidad un Tissot PRC 200, que yo mismo no me puedo permitir, pero me da la satisfacción que a sus muchos años vuelva a vestir un suizo en su muñeca, aunque no sea su soñado Rolex.
Para pasar el mono me he regalado un Seiko Diver’s estupendo, pero no ha sido bastante, la siguiente parada esta en Hamilton, pero sufro y si tuviera el dinero arrasaría alguna que otra relojería…
Miedo me doy.