joler
De la casa
Sin verificar
De poco sirven el dolor de corazón y el propósito de la enmienda cuando la tentación se presenta con una apariencia tan seductora.
El fusilamiento que Guanqin ha hecho del Nomos Lambda es bastante fiel al original, posiblemente demasiado, y hereda todos s sus virtudes estéticas.
42 milímetros de caja de acero pulida a espejo y un dial que reproduce sin miramientos el diseño de Nomos salvo en algún detalle menor.
Uno de los aspectos más llamativos es el bonito color azul de las agujas que en esta unidad están levemente desalineadas.
El indicador de reserva de marcha funciona bien y marca con bastante precisión el estado de la carga.
La factura del dial es de aceptable calidad y no presenta fallos en la impresión ni de simetría.
La corona tiene un tamaño adecuado y se manipula con facilidad tanto a la hora de dar cuerda como en la puesta en hora.
El reloj se puede pedir con correa de piel o con milanesa aunque yo creo que está última es lo que mejor le sienta. Cuenta con un cierre desplegable y su calidad es muy aceptable además de que adaptarla al perímetro de la muñeca es fácil y rápido.
El movimiento, fabricado por PTS Resources y basado en algún Seiko, es otro punto a favor.
Funciona a 21.600 alternancias, tiene parada de segundero, admite carga manual y entrega 36 horas de reserva de marcha.
Aunque cuenta con alguna decoración externa sus acabados no son en absoluto refinados aunque cumple bien con su cometido.
Pero como todo pecado conlleva su penitencia el fabricante ha cometido uno de esos pecadillos veniales típicos de los fabricantes de copias.
En efecto, mi Guanqin acaba de sumar un par de conceptos nuevos al vasto campo de los intangibles... es «TERPROOG REOLISTAN».
En resumen, una pieza interesante con los típicos errores que sólo se explican por la obsesión del fabricante por ofrecer un producto lo más fiel posible al original sin reparar en que esa suma de elementos acaba convirtiéndolo en un pastiche: dial con palabras en alemán, en inglés y en chino o trasera con palabras inexistentes.
Está claro que el punto fuerte de algunos fabricantes es el plagio y en la medida en que salen de esa zona de confort los fallos y la falta de coherencia en el diseño hacen su aparición.
A pesar de todo, por 50 euros el reloj es muy recomendable.
El fusilamiento que Guanqin ha hecho del Nomos Lambda es bastante fiel al original, posiblemente demasiado, y hereda todos s sus virtudes estéticas.
42 milímetros de caja de acero pulida a espejo y un dial que reproduce sin miramientos el diseño de Nomos salvo en algún detalle menor.
Uno de los aspectos más llamativos es el bonito color azul de las agujas que en esta unidad están levemente desalineadas.
El indicador de reserva de marcha funciona bien y marca con bastante precisión el estado de la carga.
La factura del dial es de aceptable calidad y no presenta fallos en la impresión ni de simetría.
La corona tiene un tamaño adecuado y se manipula con facilidad tanto a la hora de dar cuerda como en la puesta en hora.
El reloj se puede pedir con correa de piel o con milanesa aunque yo creo que está última es lo que mejor le sienta. Cuenta con un cierre desplegable y su calidad es muy aceptable además de que adaptarla al perímetro de la muñeca es fácil y rápido.
El movimiento, fabricado por PTS Resources y basado en algún Seiko, es otro punto a favor.
Funciona a 21.600 alternancias, tiene parada de segundero, admite carga manual y entrega 36 horas de reserva de marcha.
Aunque cuenta con alguna decoración externa sus acabados no son en absoluto refinados aunque cumple bien con su cometido.
Pero como todo pecado conlleva su penitencia el fabricante ha cometido uno de esos pecadillos veniales típicos de los fabricantes de copias.
En efecto, mi Guanqin acaba de sumar un par de conceptos nuevos al vasto campo de los intangibles... es «TERPROOG REOLISTAN».
En resumen, una pieza interesante con los típicos errores que sólo se explican por la obsesión del fabricante por ofrecer un producto lo más fiel posible al original sin reparar en que esa suma de elementos acaba convirtiéndolo en un pastiche: dial con palabras en alemán, en inglés y en chino o trasera con palabras inexistentes.
Está claro que el punto fuerte de algunos fabricantes es el plagio y en la medida en que salen de esa zona de confort los fallos y la falta de coherencia en el diseño hacen su aparición.
A pesar de todo, por 50 euros el reloj es muy recomendable.
