joler
De la casa
Sin verificar
Esta es la historia de un diver de no importa qué marca
y de un hombre que salió a nadar en no importa qué playa.
Nuestro hombre olvidó roscar la corona y descubrió sobresaltado que había entrado agua en su flamante reloj.
Siguiendo el recetario habitual lo sumergió en arroz.
Al principio pensó que el problema se había solucionado pero, al poco tiempo el reloj se paró definitivamente.
Lo abrió para secarlo a conciencia según le aconsejaron pero el reloj no volvió a funcionar.
Cuando ya iba camino de ocupar un lugar privilegiado en el cajón de los calcetines desparejados, fue rescatado en el último momento.
Las tareas de rescate fueron más difíciles de lo que cabría esperar y cuando el reloj recibió los primeros cuidados ya había pasado un mes.
En una primera aproximación los daños parecen más estéticos que otra cosa.
Aunque una observación minuciosa permite detectar pequeñas particulas en las agujas tras 30 días desde el accidente.
El estado del interior no es demasiado alarmante aunque hay que reseñar que el reloj no carga cuerda manualmente y el rotor gira sin oposición alguna.
Parece que lo más dañado son las ruedas inversoras.
Siguiendo con el desmontaje el estado de la maquina empeora.
En algunas zonas el estado del calibre es muy malo y hay piezas que, en tan sólo un mes, son irrecuperables.
En el lado del dial la situación es aun peor y aquellas zona en las que el material utilizado es menos noble han quedado profundamente dañadas.
Finalmente, el reloj ha necesitado un desmontaje total y limpieza una a una de cada pieza.
Algunas no se han podido salvar:
Ruedas inversoras.
Rotor o masa oscilante.
Uno de los tornillos de sujeción del dial cuya cabeza había sido comida por el óxido.
La rueda de centro y el eje de segundos (aquí algo más de pericia por mi parte quizás podría haberlo evitado).
Añado una imagen del estado del rotor junto a otro usado pero en buen estado.
Todo ello confirma que el agua de mar destruye en poco tiempo un mecanismo aunque aparentemente los daños puedan parecer menores.
La única manera de evitarlo es una intervención rápida e integral.
Os remedios caseros, como se ha visto, sólo contribuyen a agravar los daños.
Para terminar, una imagen del náufrago recuperado.
Y con esto me despido
Esperando que haya gustado
Que el otro día en un pueblo
Hasta piedras me tiraron.
Cruzando el río Mara.
y de un hombre que salió a nadar en no importa qué playa.
Nuestro hombre olvidó roscar la corona y descubrió sobresaltado que había entrado agua en su flamante reloj.
Siguiendo el recetario habitual lo sumergió en arroz.
Al principio pensó que el problema se había solucionado pero, al poco tiempo el reloj se paró definitivamente.
Lo abrió para secarlo a conciencia según le aconsejaron pero el reloj no volvió a funcionar.
Cuando ya iba camino de ocupar un lugar privilegiado en el cajón de los calcetines desparejados, fue rescatado en el último momento.
Las tareas de rescate fueron más difíciles de lo que cabría esperar y cuando el reloj recibió los primeros cuidados ya había pasado un mes.
En una primera aproximación los daños parecen más estéticos que otra cosa.
Aunque una observación minuciosa permite detectar pequeñas particulas en las agujas tras 30 días desde el accidente.
El estado del interior no es demasiado alarmante aunque hay que reseñar que el reloj no carga cuerda manualmente y el rotor gira sin oposición alguna.
Parece que lo más dañado son las ruedas inversoras.
Siguiendo con el desmontaje el estado de la maquina empeora.
En algunas zonas el estado del calibre es muy malo y hay piezas que, en tan sólo un mes, son irrecuperables.
En el lado del dial la situación es aun peor y aquellas zona en las que el material utilizado es menos noble han quedado profundamente dañadas.
Finalmente, el reloj ha necesitado un desmontaje total y limpieza una a una de cada pieza.
Algunas no se han podido salvar:
Ruedas inversoras.
Rotor o masa oscilante.
Uno de los tornillos de sujeción del dial cuya cabeza había sido comida por el óxido.
La rueda de centro y el eje de segundos (aquí algo más de pericia por mi parte quizás podría haberlo evitado).
Añado una imagen del estado del rotor junto a otro usado pero en buen estado.
Todo ello confirma que el agua de mar destruye en poco tiempo un mecanismo aunque aparentemente los daños puedan parecer menores.
La única manera de evitarlo es una intervención rápida e integral.
Os remedios caseros, como se ha visto, sólo contribuyen a agravar los daños.
Para terminar, una imagen del náufrago recuperado.
Y con esto me despido
Esperando que haya gustado
Que el otro día en un pueblo
Hasta piedras me tiraron.
Cruzando el río Mara.