joler
De la casa
Sin verificar
La complicación de reserva de marcha consiste en un indicador, generalmente en el dial del reloj, que muestra el nivel de carga del muelle real.
Es una complicación especialmente útil en el caso de los relojes automáticos en los que, a diferencia de los relojes de carga manual, es difícil hacer una estimación del nivel de carga.
Sobre todo si tenemos en cuenta que el creciente sedentarismo puede dificultar que el nivel de carga esté en el nivel adecuado (Todavía hay quien se sorprende de que tras un trayecto en coche, atender unas llamadas y enviar unos correos electrónicos su reloj esté parado al levantarse).
Nuestro conejillo de indias va a ser un Pulsar automático lógicamente con indicador de reserva de marcha.
El indicador dejó de funcionar sin razón aparente aunque el reloj marcha con normalidad.
Podría asegurar que el movimiento es el mismo que montan los Orient con esa misma complicación.
Para acceder al mecanismo hay que desmontar medio reloj cosa que, en este modelo, es una auténtica delicia de tan sencillo y bien construido que está.
El quid de la cuestión se encuentra en el barrilete.
La rueda grande esta remachada al barrilete, mientras que el piñón forma parte del eje del cubo.
La diferencia con un barrilete estándar es evidente.
En esta imagen se aprecia el emplazamiento del barrilete.
Al cargar cuerda la rueda grande hace girar la rueda de la parte superior de la imagen desplazando la aguja de la reserva de marcha.
Al descargarse la cuerda durante el funcionamiento del reloj su eje gira en sentido contrario y el piñón, que engrana con la aguja a través del orificio del centro, devuelve la aguja a su posición de origen.
Aunque esperaba algún estropicio con dientes rotos lo cierto es que el reloj ha vuelto a funcionar tras montarlo, engrasarlo y ajustar la aguja para que, sin nada de carga, su posición no rebase el 0.
Y con esto me despido
Esperando que haya gustado
Que el otro día en un pueblo
Hasta piedras me tiraron.
Cruzando el río Mara
Es una complicación especialmente útil en el caso de los relojes automáticos en los que, a diferencia de los relojes de carga manual, es difícil hacer una estimación del nivel de carga.
Sobre todo si tenemos en cuenta que el creciente sedentarismo puede dificultar que el nivel de carga esté en el nivel adecuado (Todavía hay quien se sorprende de que tras un trayecto en coche, atender unas llamadas y enviar unos correos electrónicos su reloj esté parado al levantarse).
Nuestro conejillo de indias va a ser un Pulsar automático lógicamente con indicador de reserva de marcha.
El indicador dejó de funcionar sin razón aparente aunque el reloj marcha con normalidad.
Podría asegurar que el movimiento es el mismo que montan los Orient con esa misma complicación.
Para acceder al mecanismo hay que desmontar medio reloj cosa que, en este modelo, es una auténtica delicia de tan sencillo y bien construido que está.
El quid de la cuestión se encuentra en el barrilete.
La rueda grande esta remachada al barrilete, mientras que el piñón forma parte del eje del cubo.
La diferencia con un barrilete estándar es evidente.
En esta imagen se aprecia el emplazamiento del barrilete.
Al cargar cuerda la rueda grande hace girar la rueda de la parte superior de la imagen desplazando la aguja de la reserva de marcha.
Al descargarse la cuerda durante el funcionamiento del reloj su eje gira en sentido contrario y el piñón, que engrana con la aguja a través del orificio del centro, devuelve la aguja a su posición de origen.
Aunque esperaba algún estropicio con dientes rotos lo cierto es que el reloj ha vuelto a funcionar tras montarlo, engrasarlo y ajustar la aguja para que, sin nada de carga, su posición no rebase el 0.
Y con esto me despido
Esperando que haya gustado
Que el otro día en un pueblo
Hasta piedras me tiraron.
Cruzando el río Mara