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Hubo un tiempo en que Swiss Made significaba comprar un reloj con todas las garantías posibles de ser mejor que si estuviera fabricado en cualquier otro lugar del mundo.
En ese tiempo, la creencia generalizada respecto a esa denominación era que un reloj suizo, un Swiss Made, estaba 100% fabricado en Suiza. Y en aquel momento 1971, lo más fácil es que así fuera.
[Enlace al pdf de la ordenanza de 1971]
Con el paso de los años, todos sabemos los cambios que han sufrido las economías y las políticas mundiales. La globalización nos ha llevado a un panorama radicalmente distinto. Un nuevo orden en que las potencias económicas han ido cambiando y en que la deslocalización se ha convertido en una palabra que todos conocemos.
Ese nuevo orden es el que llevó, en el 2007, a la FHS (Fédération de l'industrie horologère suisse) a establecer unos nuevos criterios que cuidaran sus intereses. Unos intereses de marca que atañen, supongo, a una buena parte de la economía del país. Cuidan de que la idea idealizada (valga la redundancia) de su sello, siga vigente.
El Swiss Made es una marca y como tal hay que cuidarla para no perder sus señas de identidad, para que no sean puestas en duda. Para no perder dinero.
Paradójicamente, ese sello de marca ha hecho ganar dinero a los fabricantes que han podido poner Swiss Made en sus esferas al cumplir la normativa, pero algunas de esas marcas deben haber hecho perder dinero y prestigio al propio sello que les da de comer. ¿Cómo? Hecha la ley, han buscado la trampa. Y cuándo, en un mundo globalizado, hay quien ha trampeado para conseguir ser Swiss Made y con ello ganar dinero, la FHS, decidió subir el listón.
[Enlace a la página de la FHS con los nuevos criterios]
[Enlace a un interesante artículo del 2013 en ablogtowatch]
De momento, según el enlace de la FHS, creo entender que, como poco, los cambios serán efectivos en el 2016 y que hasta entonces hay un periodo de transición para que los productores puedan adaptarse a la nueva legislación. Así que entiendo que actualmente, ¿aún son válidos los criterios de 1971?
¿Esos cambios serán bastante? Lo dudo mucho y, personalmente, me importa poco.
Si en España, en China o en cualquier otro lugar, se fabrica igual o mejor que en Suiza, ¿de qué sirve el Swiss Made?
¿Es solo marketing? A mi me lo parece. Y me parece lícito.
Cuando, como dice el artículo enlazado de ablogtowatch, se ensambla un calibre fuera de Suiza y se lleva finalmente allí para poner el último tornillo y meterlo en la caja del reloj, lo que se está haciendo en esos casos, es únicamente, abaratar costes intentando seguir teniendo derecho a escribir las dos palabras mágicas en tu esfera. Y eso, no va a cambiar.
Como he dicho, a mi no me importa si lo que recibo es lo que me prometen.
Pero, para mi, esos relojes que buscan sortear las exigencias, son Chwiss Made.
Y ser Chwiss Made, puede llegar a ser tan bueno como China Made o Swiss Made.
La calidad puede ser igual y a mi no me importa que sea Swiss o German, pero cuando algunos le ponen el sello suizo, no tiene nada que ver con la idealización de lo que debería ser sinó que solo quieren el nombre, la imagen.
Globalización, prejuicios, marketing, intangibles, capitalismo.
En ese tiempo, la creencia generalizada respecto a esa denominación era que un reloj suizo, un Swiss Made, estaba 100% fabricado en Suiza. Y en aquel momento 1971, lo más fácil es que así fuera.
[Enlace al pdf de la ordenanza de 1971]
Con el paso de los años, todos sabemos los cambios que han sufrido las economías y las políticas mundiales. La globalización nos ha llevado a un panorama radicalmente distinto. Un nuevo orden en que las potencias económicas han ido cambiando y en que la deslocalización se ha convertido en una palabra que todos conocemos.
Ese nuevo orden es el que llevó, en el 2007, a la FHS (Fédération de l'industrie horologère suisse) a establecer unos nuevos criterios que cuidaran sus intereses. Unos intereses de marca que atañen, supongo, a una buena parte de la economía del país. Cuidan de que la idea idealizada (valga la redundancia) de su sello, siga vigente.
El Swiss Made es una marca y como tal hay que cuidarla para no perder sus señas de identidad, para que no sean puestas en duda. Para no perder dinero.
Paradójicamente, ese sello de marca ha hecho ganar dinero a los fabricantes que han podido poner Swiss Made en sus esferas al cumplir la normativa, pero algunas de esas marcas deben haber hecho perder dinero y prestigio al propio sello que les da de comer. ¿Cómo? Hecha la ley, han buscado la trampa. Y cuándo, en un mundo globalizado, hay quien ha trampeado para conseguir ser Swiss Made y con ello ganar dinero, la FHS, decidió subir el listón.
[Enlace a la página de la FHS con los nuevos criterios]
[Enlace a un interesante artículo del 2013 en ablogtowatch]
De momento, según el enlace de la FHS, creo entender que, como poco, los cambios serán efectivos en el 2016 y que hasta entonces hay un periodo de transición para que los productores puedan adaptarse a la nueva legislación. Así que entiendo que actualmente, ¿aún son válidos los criterios de 1971?
¿Esos cambios serán bastante? Lo dudo mucho y, personalmente, me importa poco.
Si en España, en China o en cualquier otro lugar, se fabrica igual o mejor que en Suiza, ¿de qué sirve el Swiss Made?
¿Es solo marketing? A mi me lo parece. Y me parece lícito.
Cuando, como dice el artículo enlazado de ablogtowatch, se ensambla un calibre fuera de Suiza y se lleva finalmente allí para poner el último tornillo y meterlo en la caja del reloj, lo que se está haciendo en esos casos, es únicamente, abaratar costes intentando seguir teniendo derecho a escribir las dos palabras mágicas en tu esfera. Y eso, no va a cambiar.
Como he dicho, a mi no me importa si lo que recibo es lo que me prometen.
Pero, para mi, esos relojes que buscan sortear las exigencias, son Chwiss Made.
Y ser Chwiss Made, puede llegar a ser tan bueno como China Made o Swiss Made.
La calidad puede ser igual y a mi no me importa que sea Swiss o German, pero cuando algunos le ponen el sello suizo, no tiene nada que ver con la idealización de lo que debería ser sinó que solo quieren el nombre, la imagen.
Globalización, prejuicios, marketing, intangibles, capitalismo.
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