B
burkan
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Taos es un pueblo lleno de mística hippie en pleno siglo XXI. A principio del siglo pasado fue refugio de los más prestigiosos intelectuales de la época - D. H. Lawrence, por decir solo uno- y en los tardíos cincuentas fue la olla donde se guisó todo un movimiento intelectual y social relacionado con el flower power, el amor libre, el despojo material y la vida en comunidad.
Taos está dividida en dos: el Taos blanco y el Taos donde viven los pueblos originarios de la zona. Y el que mas interés genera es el Taos indio con sus casas de adobe superpuestas, sus ritos y cantos. Pero sucede que la mayor parte del año el acceso está cerrado a los blancos ( y por blanco entienden a todo aquel que no sea de la tribu ya seas negro, indio de otra etnia, chino o polaco ).
Los casi 2500 metros a nivel del mar dan hambre y sed. Hambre y sed que se tienen que conformar con la oferta muy particular de la zona..... margaritas sin tequila ( porque el bartender está en " trance " ); platos que pueden tardar horas ( porque el cocinero tenía clase de yoga y no avisó ), puede que uno vaya a comprar y de repente cierren el negocio porque se escucha el " rumor" - extraño sonido que es audible en algunos ratos del día y del que no hay mucha explicación convincente... -
Dicho esto.... al tercer diner que entramos pudimos comer. En el primero la camarera se olvidó de ordenar los platos; en el segundo nuestros platos fueron a otra mesa; y en el tercero comimos muy bien. Y un poco para sostener que no es bueno decir la palabra " nunca ".... me comí la primer hamburguesa de mi vida. Y posiblemente la última.
Porque no voy a comparar los asados, los churrascos, el vacío, el matambre a la pizza con una hamburguesa. Vamos.
El lugar, como ven, muy fuera de lo común. Sillas y mesas distintas, vajilla (¡¡¡¡ vajilla !!!! ) cascada y en mal estado, vasos de plástico... pero todo rico.
Misión cumplida.
Taos está dividida en dos: el Taos blanco y el Taos donde viven los pueblos originarios de la zona. Y el que mas interés genera es el Taos indio con sus casas de adobe superpuestas, sus ritos y cantos. Pero sucede que la mayor parte del año el acceso está cerrado a los blancos ( y por blanco entienden a todo aquel que no sea de la tribu ya seas negro, indio de otra etnia, chino o polaco ).
Los casi 2500 metros a nivel del mar dan hambre y sed. Hambre y sed que se tienen que conformar con la oferta muy particular de la zona..... margaritas sin tequila ( porque el bartender está en " trance " ); platos que pueden tardar horas ( porque el cocinero tenía clase de yoga y no avisó ), puede que uno vaya a comprar y de repente cierren el negocio porque se escucha el " rumor" - extraño sonido que es audible en algunos ratos del día y del que no hay mucha explicación convincente... -
Dicho esto.... al tercer diner que entramos pudimos comer. En el primero la camarera se olvidó de ordenar los platos; en el segundo nuestros platos fueron a otra mesa; y en el tercero comimos muy bien. Y un poco para sostener que no es bueno decir la palabra " nunca ".... me comí la primer hamburguesa de mi vida. Y posiblemente la última.
Porque no voy a comparar los asados, los churrascos, el vacío, el matambre a la pizza con una hamburguesa. Vamos.
El lugar, como ven, muy fuera de lo común. Sillas y mesas distintas, vajilla (¡¡¡¡ vajilla !!!! ) cascada y en mal estado, vasos de plástico... pero todo rico.
Misión cumplida.