Rmp
Milpostista
Sin verificar
Hola
Sin querer filosofar, me atrevo a hacer una reflexión en voz alta (por decir de alguna manera esto de escribir hilos públicos) de una experiencia que debido a unas circunstancias, estos dias he vivido con algo más de intensidad que la habitual.
Escribimos mucho por aquí sobre nuestra afición y su parte más material (estilográficas, tintas, papeles, reparaciones) y también (o más aún) sobre la vertiente más "consumista": adquisiciones, ventas, precios, deseos.... Ojo, y yo el primero.
También leo excelentes hilos sobre escritura, historia (gracias Claudio!), experiencias...
Pues hoy me permito la licencia de hablar de sensaciones:
He estado los dos últimos dias en un congreso. Hasta 17 ponencias seguidas. Algunas buenas, otras intrascendentes, e incluso mediocres. Da para mucho. Evitar ese sueño traidor, mirar y remirar techos, rincones y detalles de la sala de actos, atender a la incansable BlackBerry, etc
Pero a parte de atender y disfrutar de las buenas palabras de algunos ponentes, he podido gozar de otro placer que la mayoria de co-espectadores (lo juzgo por la invasión de bolígrafos publicitarios quese apreciaba en la sala) se perdían: Estar pendiente de la escritura. Ojo, no de lo que escribía, me refiero al simple hecho de "vivir" ese momento en que la pluma roza el papel, de orientarla bien en cada frase, tapar y destapar el capuchón, disfrutar de su extrema suavidad, cuidar los trazos, alinear inicios de frase, mirar, mirar, y remirar el plumín...en definitiva, infinidad de pequeños detalles que rodean el simple proceso de imprimir palabras con la estilográfica.
Sé que ya se ha escrito por aquí de sensaciones similares, pero estoy seguro de que la mayoria de vosotros podeis vivirlo igual que yo y sabéis entenderme. Exagerando, o quizás no tanto, me atrevo a comparar la situación con lo que sienten esas personas capaces de disfrutar del sonido de un pájaro en plena ciudad o el que se fija en un reflejo del sol de un color especial que a la mayoría les pasa desapercibido.
Los que no tienen ésta, nuestra, afición podrían tacharme de rarito, "colgao" o snob-que-va-de-profundo. Pero no me importa. Me encanta y disfruto.
En fin, la citada sensación me ha ayudado a digerir la reciente la maratón de charlas pero también me acompaña siempre a la infinidad de reuniones que mi profesión me obliga y así me aporta un punto positivo a la crudeza laboral diaria.
Queda dicho. Seguro que más de uno lo vive igual o incluso más que yo.
Ahora cierro la persiana de foro por hoy (si cocoliso y alguno más ya duerme) y nos leemos mañana.
Un saludo
Sin querer filosofar, me atrevo a hacer una reflexión en voz alta (por decir de alguna manera esto de escribir hilos públicos) de una experiencia que debido a unas circunstancias, estos dias he vivido con algo más de intensidad que la habitual.
Escribimos mucho por aquí sobre nuestra afición y su parte más material (estilográficas, tintas, papeles, reparaciones) y también (o más aún) sobre la vertiente más "consumista": adquisiciones, ventas, precios, deseos.... Ojo, y yo el primero.
También leo excelentes hilos sobre escritura, historia (gracias Claudio!), experiencias...
Pues hoy me permito la licencia de hablar de sensaciones:
He estado los dos últimos dias en un congreso. Hasta 17 ponencias seguidas. Algunas buenas, otras intrascendentes, e incluso mediocres. Da para mucho. Evitar ese sueño traidor, mirar y remirar techos, rincones y detalles de la sala de actos, atender a la incansable BlackBerry, etc
Pero a parte de atender y disfrutar de las buenas palabras de algunos ponentes, he podido gozar de otro placer que la mayoria de co-espectadores (lo juzgo por la invasión de bolígrafos publicitarios quese apreciaba en la sala) se perdían: Estar pendiente de la escritura. Ojo, no de lo que escribía, me refiero al simple hecho de "vivir" ese momento en que la pluma roza el papel, de orientarla bien en cada frase, tapar y destapar el capuchón, disfrutar de su extrema suavidad, cuidar los trazos, alinear inicios de frase, mirar, mirar, y remirar el plumín...en definitiva, infinidad de pequeños detalles que rodean el simple proceso de imprimir palabras con la estilográfica.
Sé que ya se ha escrito por aquí de sensaciones similares, pero estoy seguro de que la mayoria de vosotros podeis vivirlo igual que yo y sabéis entenderme. Exagerando, o quizás no tanto, me atrevo a comparar la situación con lo que sienten esas personas capaces de disfrutar del sonido de un pájaro en plena ciudad o el que se fija en un reflejo del sol de un color especial que a la mayoría les pasa desapercibido.
Los que no tienen ésta, nuestra, afición podrían tacharme de rarito, "colgao" o snob-que-va-de-profundo. Pero no me importa. Me encanta y disfruto.
En fin, la citada sensación me ha ayudado a digerir la reciente la maratón de charlas pero también me acompaña siempre a la infinidad de reuniones que mi profesión me obliga y así me aporta un punto positivo a la crudeza laboral diaria.
Queda dicho. Seguro que más de uno lo vive igual o incluso más que yo.
Ahora cierro la persiana de foro por hoy (si cocoliso y alguno más ya duerme) y nos leemos mañana.
Un saludo