Faulkner y DeuBCN, y amigos:
Es interesante y muy bonito lo que contais sobre el hijo que se pone feliz de haber "obtenido" su firma personal, y el recuerdo de la ocasión de la creación de tu propia firma. Y también ese sentimiento de algo personal, y placentero de ejecutarla.
Ciertamente una firma expresa mucho, es algo personal, hasta casi íntimo, y que muestra mucho de tu personalidad, y de tu interior, y hasta de tu vínculo con tus mayores.
También interesante leer lo que han escrito contraponiendo a lo positivo de la firma, un sentido negativo de "obligarse" o de uso completamente comercial o vinculado, por ejemplo, a una larga deuda con una hipoteca.
Dices DeuBCN:
"Es curioso como algo aparentemente bonito, las reglas de la sociedad lo convierte en algo que conviene evitar
"
Y eso me da mucho que pensar por cierto.
Yo no estoy tan seguro de que las reglas sociales han convertido a la firma en algo que nos conviene evitar.
Más bien lo que deberiamos es intentar no tener que llegar a comprometernos en esas cosas que luego nos pesan.
Aunque lógicamente, algunas son evitables y otras no. muchas veces es inevitable, porque el crédito o la hipoteca, son herramientas que necesitamos todos, si queremos acceder a ciertos bienes.
Para mi firmar siempre es algo placentero, y a pesar de que por mi trabajo en una empresa, como director de finanzas, todas las santas mañanas me dejan sobre el escritorio una pila de papeles, incluyendo cheques de la empresa y documentos varios, para que le estampe mi firma.
Esto podría conviertirse en un trabajo tedioso y aburrido en sí mismo, pero me aboco a hacerlo eligiendo una estilográfica diferente todos los días, con una tinta "seria" (violette pensee, Aga Sao de Iroshizuku, o una Waterman Florida Blue) y me detengo algunos minutos más de la cuenta disfrutando cada una de las firmas, y la posibilidad de utilizar mi pluma.
No comparto el sentimiento negativo de una firma con obligarme a algo.
Si me obligo con un contrato, seguramente habré recibido una contraprestación que deseaba por la otra parte: un automóvil, un par de zapatos, o hasta una casa que ambicionaba, aunque deba hacerle una hipoteca, todo eso es para pagar algo que deseaba, y que pasa a formar parte de mi patrimonio, y por tanto es lo que debo pagar, al contado, o en cuotas. El poder disfrutar de lo adquirido, debería compensar con creces el compromiso de deuda.
Por otra parte, recordemos que hay muchísimas firmas que se hacen con enorme placer: una carta, una nota en un libro que se obsequia, una esquela con un agradecimiento, un autógrafo, etc.
Creo que hay algo de "pequeña ceremonia" en estampar una firma, si lo haces con conciencia y placer.
Si asi lo consideras, hasta hacerlo en el pequeño recibo de tu Visa es una mini ceremonia... especialmente cuando has comprado una nueva estilográfica con ella!
Un cordial saludo, Tonin.