No he tenido aún la oportunidad de viajar a Japón, pero en Europa puedes encontrar de vez en cuando un grado de atención y de amabilidad similar al que muestran los videos. Hay tres tiendas de las que guardo un recuerdo muy grato: Perreyon en Lyon, la sección de instrumentos de escritura de Harrod's en Londres y Ercolessi en Milan. Perreyon fue la primera tienda en la que me ofrecieron probar las estilográficas. De hecho, al dueño le extrañó muchísimo que pudiese estar seguro de si la pluma me gustaba o no sin haberla "catado" previamente. "¿Compraría usted un coche sin probarlo antes? Pues con las plumas ocurre igual. Ni los cochen funcionan sin gasolina ni las plumas sin tinta?", me dijo. Al ver mi cara de extrañeza, me explicó: "Con un poco de agua, las plumas vuelven a estar como nuevas. Los clientes salen de aquí con una pluma que les satisface y así evito que me devuelvan a los pocos días una estilográfica recién comprada". Lo que no entiendo es por qué estas sencillísimas reflexiones no están al alcance de todos los comerciantes del sector. En Harrod's, donde compré una Yard o Led, el dependiente, de origen húngaro, aparte de enseñarme media tienda con una paciencia franciscana, me permitió probar la pluma que finalmente elegí con diversas muestras de papel. Incluso después de haberla pagado, me insistió en que la probara en el hotel antes de marcharme de Londres y que lo llamara por teléfono si había algún problema. Y algo parecido me ocurrió en Ercolessi, donde para venderme una Aurora Optima el dependiente invirtió conmigo más de una hora de su tiempo enseñándome todos los modelos que se ajustaban a mis preferencias. Y allí no había cámaras que filmasen la escena. Ahora bien, estas son, hasta ahora, "rara avis", honrosas excepciones. En el resto de tiendas en las que he comprado, tal vez porque no les he dado tiempo a mostrar sus dotes de amabiidad ni a impacientarse (ya que llevaba una idea fija y sabía exactamente lo que quería), la atención ha sido, según los casos, simplemente correcta, distante, fría o de mirar por encima del hombro (sobre todo si vas sin afeitar y no llevas traje). En esto último se llevan la palma, por desgracia, las boutiques MB.