C
Cameron
Forer@ Senior
Sin verificar
Algunos hilos de este foro ya han han tratado el tema de los anacronismos con los instrumentos de escritura en el cine. Quisiera explicar una anécdota similar en el teatro. Hace unas semanas fui a ver "La Ratonera" al Teatro Apolo de Barcelona, adaptación excelente en castellano de la obra de Agatha Christie estrenada en 1952 y representada prácticamente sin interrupción desde entonces en varios teatros de Londres. Debo decir que, en mi opinión, el trabajo de los actores y la adaptación del guión original son magníficos, pero no así la escenografía o atrezzo. Lo más llamativo fue la ubicación de la chimenea a la derecha del escenario, casi figurativa, sin moldura alguna, cuando debería ser un elemento fundamental de la escena, vistosa y muy iluminada, situada a la izquierda, junto al la entrada al gran salón de Monkswell Manor. Pero eso lo paso. Ya no acepto que la señora Boyle (juez jubilada) saque del bolso, un boli de los de clic-clic (es que se oía el clic-cli, además...) para escribir unas supuestas notas.
Llamadme tiquismiquis, pero es que la obra está originalmente ambientada en los años 40 (el vestuario al menos si era acertado) y como sabéis el bolígrafo no llegó a comercializarse extensamente hasta bien a finales de esa década (adiós a las plumas...).
Mi opinión es que a este personaje le hubiera cuadrado más una Conway Stewart, siquiera Dinkie, o una Mentmore al menos, y no un bolígrafo, dada la época, edad, profesión y talante de la señora Boyle, sobre cuyo papel y destino final me ha sido prohibido revelar nada, al final de la obra, por los propios actores bajo amenaza de ser perseguido; pero como sobre estilográficas no advirtieron nada, protesto públicamente de lo mal ambientado que queda un boli- clic-clic en esa obra.
Llamadme tiquismiquis, pero es que la obra está originalmente ambientada en los años 40 (el vestuario al menos si era acertado) y como sabéis el bolígrafo no llegó a comercializarse extensamente hasta bien a finales de esa década (adiós a las plumas...).
Mi opinión es que a este personaje le hubiera cuadrado más una Conway Stewart, siquiera Dinkie, o una Mentmore al menos, y no un bolígrafo, dada la época, edad, profesión y talante de la señora Boyle, sobre cuyo papel y destino final me ha sido prohibido revelar nada, al final de la obra, por los propios actores bajo amenaza de ser perseguido; pero como sobre estilográficas no advirtieron nada, protesto públicamente de lo mal ambientado que queda un boli- clic-clic en esa obra.