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De la casa
Sin verificar
Si cree que la razón por la que no hace todo el ejercicio que debiera es que su estresante trabajo no le deja tiempo libre, eso es porque no ha conocido al sargento Iain Reitze (Liverpool, 7 de junio de 1965). “Cuando alguien dice eso, le doy una tabla de ocho minutos. Cualquiera, hasta el que está más en forma, acaba extenuado. Yo solamente me doy la vuelta y le digo que no es verdad, que no lo hace porque no le da la gana y que para estar mejor tiene que levantar el trasero del sofá”.
Él es uno de los gurús de las nuevas modalidades de fitness basadas en el entrenamiento militar, que en sus múltiples variantes son hoy la tendencia más pujante de la preparación física. Ponerse a las órdenes de Reitze es lo más parecido a entrar en el Ejército. Con la diferencia de que, tras una semana, volverá a estar en casa.
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Su pasado es tan castrense como sus métodos. En 1981, a los 16 años y un día, se alistó en el cuerpo de Infantería británico. Allí se formó como instructor físico y, en 1987, empezó a poner en forma a los reclutas. Su capacidad para la motivación le llevó a viajar por todo el mundo con la Marina, incluidas las Malvinas en cuatro ocasiones tras la guerra con Argentina. Muchos de los mejores soldados que han realizado misiones en Kosovo, Irak y Afganistán fueron entrenados por Reitze durante ese período. En 2000, empezó a contribuir a la recuperación física de quienes habían resultado heridos en esas mismas misiones. Durante ocho años, trabajó en la rehabilitación, lo que le enseñó a avanzar “por etapas, estableciendo objetivos alcanzables”.
En 2008, se retiró. Descubrió entonces que toda la experiencia acumulada en sus 27 años en la milicia era poco valorada en la sociedad civil. “Fue una transición muy dura, porque yo sólo conocía la vida militar”, reconoce Reitze en uno de los pocos momentos en los que abandona su actitud firme y marcial. Su solución fue fundar Prestige Boot Camp junto con Francesca Christian, una ex agente de bolsa de la City londinense.
Aún poco conocido en España, el bootcamp consiste en un período de entrenamiento intensivo que emula el adiestramiento de los cuerpos de élite del Ejército. Junto a otros tipos de fitness que se inspiran en las formas de trabajo de estas unidades, está viviendo un verdadero boom. Entre ellos se pueden contar el TRX –ya muy extendido–, con ejercicios en suspensión gracias a un aparato desarrollado por los marines y que ya han usado equipos de fútbol y deportistas profesionales. Incluso han aparecido filosofías surgidas del rigor y la autodisciplina militares, como Body Evolution, creada por el entrenador cordobés Francisco Melero y el sueco Martin Nielsen.
DISCIPLINA. Con varias ubicaciones en Inglaterra y una en Benahavís (Málaga), el de Reitze no fue el primer grupo en organizar bootcamps (se popularizaron en Reino Unido a partir de 2005, aunque anteriormente ya existía alguno en Estados Unidos), pero sí es quizá el más genuino. Y uno de los primeros en dirigirse sin rubor al segmento en el que se está haciendo más popular: los ejecutivos de éxito y propietarios de empresas de entre 30 y 40 años. “Cuando empezamos, en 2008, la economía iba mal, así que decidimos que esa era la gente que todavía podía gastar dinero en mejorar su cuerpo y su mente”, explica Reitze.
Ejecutivos y ejecutivas se someten a 'bootcamps' como el de Ian Reitze (de espaldas en la foto).
Sus cursos (unos 25 al año, 10 de los cuales se desarrollan en España) cuestan 1.800 €. Por ese precio, sus clientes tienen una semana de alojamiento en villas de lujo en las colinas que rodean Puerto Banús y cinco comidas al día preparadas por un chef propio del campo. Los lujos acaban ahí.
El toque de corneta es a las 6 de la mañana, los cuadros se reúnen a las 7 y empiezan la jornada con una hora de ejercicios de alta intensidad. “Conforme avanza la semana, la dureza también va progresando”, asegura Reitze. Después, otra hora se dedica al descanso, que es “tan importante como la actividad”. Por fin, con lluvia, sol, frío o calor, los reclutas son llevados al monte (o, algunos días, a la playa) para continuar el entrenamiento.
La filosofía del bootcamp incluye un cierto gusto por ejercitarse en la naturaleza, sin necesidad de máquinas ni gimnasios, y con pocos objetos creados por el hombre. Por eso, quienes acuden se pueden encontrar haciendo cosas poco ortodoxas, como levantar troncos por encima de la cabeza, correr cargando neumáticos, esprintar una y otra vez colina arriba o golpear un objeto con el palo de un pico o un hacha. También se hallarán “lanzando un asalto” en un circuito de obstáculos (que pueden ser ruedas o sacos de arena apilados, por ejemplo), como si de una película del género bélico se tratara. Sólo faltan los fusiles.
OBJETIVOS. Esa, con sus peculiaridades, puede ser la rutina de cualquier bootcamp. Losmotivos por los que estos hombres y mujeres (el campo español es mixto, aunque también los hay segregados) se someten a esta experiencia son muy diversos. Algunos quieren perder peso y otros, aumentar su fuerza. Y no falta quien sólo busca “desintoxicarse” de su estilo de vida aburguesado o de los hábitos poco saludables. Pero lo que acaban extrayendo es mucho más. “ Inculcamos valores de la vida militar, como la camaradería, la autodisciplina, la paciencia y la puntualidad”, repasa Reitze. Pero, sobre todo, practican el autoconvencimiento, entrenan la mente para alcanzar los objetivos que se han marcado. “Necesitan ser fuertes de mente para ser como quieren ser”, apostilla. Y quienes han pasado por sus manos coinciden en que lo esencial es su capacidad comunicativa. “Cuando ya parece que no puedes más, consigue que hagas esa milla o levantes ese kilo extra”, afirma Heston Orchard, de 33 años, que trabaja para una firma financiera de Londres y que este año ha empleado sus vacaciones en volver al campo andaluz, al que ya asistió en 2011. “En casa parece que siempre encuentras una razón para no hacerlo, o que no tienes tiempo; aquí no hay excusas”, destaca Orchard. Aunque en el campo se sufre, y mucho, Reitze dice no creer en el dolor indiscriminado: “Aquí marcamos metas realistas. No puedo pedirle a una persona que no hace ejercicio lo mismo que a un deportista profesional”. Y ha adiestrado a algunos de éstos, incluida una mujer de 23 años que se dedica al atletismo, y que participó en el último campo en la Costa del Sol. “A todos los entrenamos hasta su límite, pero no más”, puntualiza.
ACARREO DE SACOS DE ARENA. Se realiza en el monte y sirve tanto para tren superior como inferior.
A MEDIDA. Para ello, el primer día se divide a los participantes en tres grupos, según sus capacidades. Después, Reitze elabora los ejercicios adecuados para cada uno “a medida”. En la misma dirección va lo que llaman su servicio bespoke. Es decir, se le puede contratar durante un período de tiempo para que actúe como entrenador personal, elaborando un programa específico.
Los nuevos entrenadores militares se imponen precisamente por la variedad y versatilidad de sus métodos. “Mis 27 años en el Ejército me permiten cambiar mucho las rutinas”, señala Reitze.
También contribuye a su éxito, en su opinión, una renovada pasión del mundo occidental por todo lo que tiene que ver con los soldados. “En todos los países, cada vez veo más respeto por los ejércitos, veo que se entiende mejor lo que hacen”, dice. Permanece pensativo durante un momento, y después añade: “Es todo una cuestión de respeto”.
DÓNDE HACERLO. Provenientes de Estados Unidos y Gran Bretaña, las técnicas de entrenamiento militares se están implantando progresivamente en España. La más extendida es la basada en el aparato de suspensión TRX, desarrollado por los marines norteamericanos. Hay gimnasios que lo ofrecen, con rutinas específicas, por toda la geografía española. Destacan los centros Físico (
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Más info. www.prestigebootcamp.com
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