Juan PH
Milpostista
Sin verificar
Básicamente hay dos tipos de papel, los de fibras vegetales y los de pasta de madera. El tratamiento de los mismo es muy parecido entre ellos.
Los papeles de fibra vegetales pueden ser de lino o de algodón, más concretamente de bora de algodón que son las fibras que quedan en las semillas después de remover las fibras largas que se usan para confeccionar el hilo. En la actualidad este tipo de papeles se utilizan para Bellas Artes y no suelen ser empleados para escribir por su alto coste, si bien son los mejores en calidad.
El papel de pasta de madera es el más utilizado y es el que nos interesa. Antiguamente tenían mala fama, por la deficiente eliminación de la lignina, sustancia presente en origen en la madera que tiende a amarillear.
Sin embargo, los nuevos procesos industriales han conseguido eliminar dicha sustancia, así como sustituir gran parte de los procesos de principios del siglo pasado altamente contaminantes.
El proceso de fabricación empieza en la pulpación, al mezclar la materia básica (bora de algodón o astillas de madera) con agua en las hidrotrituradoras, donde se separan las fibras básicas de la madera y se elimina mediante una serie de procesos la lignina y otras sustancias no deseadas. Posteriormente se almacena o se pasa directamente a través de las denominadas refinadoras (másquinas con forma cónica con un cono externo fijo y barras de metal en su interior. Estas barras pueden moverse modificando la distancia entre ellas y por tanto el tamaño de la fibra resultante de este proceso. La mayor o menor dureza en este tratamiento va condicionada por la calidad final del papel que se desea obtener. Durante este proceso se ha producido el blanqueamiento de las fibras por diferentes métodos.
La pasta de papel así obtenida puede ser almacenada de nuevo o bien directamente bombeada junto con el apresto (y en su caso otras sustancias) provocando su mezcla. La función del apresto interno es doble, por un lado controlar el grado de absorbencia final de la hoja y por otro permitir el agarre de la gelatina que nos dará el grado de apresto externo y que conferirá una mayor resistencia al papel frente al agua (caso de papeles de acuarela).
La masa así obtenida junto a nuevas cantidades de agua será tratada ahora por diferentes métodos que influirán en las propiedades del papel.
Si únicamente hablamos de papel hecho a máquina, el más sencillo y normal, se proyecta sobre una criba de malla de alambre que está en constante movimiento. Bien por gravedad y/o succión, se elimina parte del agua y posteriormente se pasa el papel por prensas y cilindros de secado calentados habitualmente por calor. Este proceso provoca que las fibras se alineen en una sola dirección, lo que provoca un papel más frágil.
Otro proceso para la obtención del papel es utilizar una máquina moldeadora. En este caso la masa anterior mezclada con agua se deposita en una tina y se recoge por la moldeadora. Básicamente es un enorme cilindro recubierto con una malla de alambre fino, que al girar, levanta por succión y gravedad la pasta de papel de la tina. Este proceso provoca que las fibras se depositen de forma aleatoria, entrelazándose y por tanto aportando mayor resistencia dimensional al papel.
Este papel, procedente de cualquiera de los dos procesos descritos, es arrastrado hasta las prensas mediante un fieltro o capa de lana, que le confiere el grano específico. Un papel áspero se arrastra con un tejido
tosco para el fieltro y muy poca lanilla y a la inversa para un papel NO se utilizará un fieltro más esponjoso y con más lanilla. El papel y el fieltro pasa por una prensa que mecánicamente exprime parte del agua. El
resultado, con un 65% de agua todavía, pasa a los cilindros de secado, calentados normalmente por vapor, sobre una malla abierta que permite que se extraiga el resto del agua.
Para los papeles HP, el papel pasa por los cilindros de calandrado que además controlan el espesor y el acabado del papel. Este proceso es el que provoca que la superficie tenga el característico brillo satinado.
Para el papel con apresto, pasaría a continuación por una inmersión en una solución de gelatina caliente. Nuevamente pasaría por unos rodillos escurridores para extraer el exceso de líquido y a continuación por los
cilindros de secado. Si hablamos de papel de molde, lo normal es que el apresto de superficie se aplique al sacar el papel de la máquina de modear. El apresto proporciona una mayor resistencia a la manipulación y el lavado.
Una de las características más importantes del papel será su grado de absorbencia de humedad (se entiende sin deshacerse).
El denominado Waterleaf, que no posee apresto y se mantiene unido por las propias fibras, se emplea en la impresión en relieve. Este papel tiene una excelente calidad y suele ser fácil de utilizar con pluma.
Los denominados papeles "suaves" tienen muy poco apresto y son los mayoritariamente utilizados en impresión y son probablemente los que más nos interesan ya que tienen la suficiente absorción para que no se corra la tinta y se emborrone el trazo.
Adicionalmente tendríamos también los papeles que únicamente tienen el apresto interno y que en función de su gramaje tendrán buenas características para la escritura.
Si clasificamos el papel por su proceso de fabricación, hablaríamos de tres tipos genéricos de papel, a saber:
- Áspero
- NO o papel prensado en frío
- HP o papel prensado en caliente, también se le denomina papel liso.
Sin embargo dentro de estas tres categorías el papel puede tener una amplia gama de texturas en función del fieltro utilizado por lo fabricantes y los diferentes tipos de acabado.
Por tanto, no debe sorprendernos encontrarnos un papel HP que por su textura parace un papel NO, mientras que podemos encontrarnos papeles Asperos con una textura tan uniforme que más bien parecen papel pintado.
Un papel Áspero tenderá a absorber rápidamente el agua, pero lo hará en mayor medida entre las fibras de que está compuesto. Esto dará una extraña apariencia al trazo de nuestra estilográfica, ya que parece que la tinta se escape del mismo.
En un papel HP será difícil escribir ya que al ser satinado, la tinta parecerá que se queda flotando, sin ser absorbida y podemos emborronar el trazo con muchísima facilidad.
Un papel NO, nos garantiza una superficie más adecuada para la escritura con nuestra plumas ya que absorve la tinta con facilidad pero de forma homogénea.
El peso o gramaje del papel, se mide en casi todos los países, en gramos por metro cuadrado y puede ir desde los 12g de algunos papeles de morera japoneses a los 640g de algunos cartones pesados para acuarela.
El gramaje sin embargo no influye, en sí mismo, en el resultado de la escritura. Cosa distinta es que un mayor gramaje vaya asociado a otras características de las anteriormente mencionadas.
En general cualquier gramaje a partir de 80g es más que suficiente para la escritura normal con plumas estilográficas.
Los papeles de fibra vegetales pueden ser de lino o de algodón, más concretamente de bora de algodón que son las fibras que quedan en las semillas después de remover las fibras largas que se usan para confeccionar el hilo. En la actualidad este tipo de papeles se utilizan para Bellas Artes y no suelen ser empleados para escribir por su alto coste, si bien son los mejores en calidad.
El papel de pasta de madera es el más utilizado y es el que nos interesa. Antiguamente tenían mala fama, por la deficiente eliminación de la lignina, sustancia presente en origen en la madera que tiende a amarillear.
Sin embargo, los nuevos procesos industriales han conseguido eliminar dicha sustancia, así como sustituir gran parte de los procesos de principios del siglo pasado altamente contaminantes.
El proceso de fabricación empieza en la pulpación, al mezclar la materia básica (bora de algodón o astillas de madera) con agua en las hidrotrituradoras, donde se separan las fibras básicas de la madera y se elimina mediante una serie de procesos la lignina y otras sustancias no deseadas. Posteriormente se almacena o se pasa directamente a través de las denominadas refinadoras (másquinas con forma cónica con un cono externo fijo y barras de metal en su interior. Estas barras pueden moverse modificando la distancia entre ellas y por tanto el tamaño de la fibra resultante de este proceso. La mayor o menor dureza en este tratamiento va condicionada por la calidad final del papel que se desea obtener. Durante este proceso se ha producido el blanqueamiento de las fibras por diferentes métodos.
La pasta de papel así obtenida puede ser almacenada de nuevo o bien directamente bombeada junto con el apresto (y en su caso otras sustancias) provocando su mezcla. La función del apresto interno es doble, por un lado controlar el grado de absorbencia final de la hoja y por otro permitir el agarre de la gelatina que nos dará el grado de apresto externo y que conferirá una mayor resistencia al papel frente al agua (caso de papeles de acuarela).
La masa así obtenida junto a nuevas cantidades de agua será tratada ahora por diferentes métodos que influirán en las propiedades del papel.
Si únicamente hablamos de papel hecho a máquina, el más sencillo y normal, se proyecta sobre una criba de malla de alambre que está en constante movimiento. Bien por gravedad y/o succión, se elimina parte del agua y posteriormente se pasa el papel por prensas y cilindros de secado calentados habitualmente por calor. Este proceso provoca que las fibras se alineen en una sola dirección, lo que provoca un papel más frágil.
Otro proceso para la obtención del papel es utilizar una máquina moldeadora. En este caso la masa anterior mezclada con agua se deposita en una tina y se recoge por la moldeadora. Básicamente es un enorme cilindro recubierto con una malla de alambre fino, que al girar, levanta por succión y gravedad la pasta de papel de la tina. Este proceso provoca que las fibras se depositen de forma aleatoria, entrelazándose y por tanto aportando mayor resistencia dimensional al papel.
Este papel, procedente de cualquiera de los dos procesos descritos, es arrastrado hasta las prensas mediante un fieltro o capa de lana, que le confiere el grano específico. Un papel áspero se arrastra con un tejido
tosco para el fieltro y muy poca lanilla y a la inversa para un papel NO se utilizará un fieltro más esponjoso y con más lanilla. El papel y el fieltro pasa por una prensa que mecánicamente exprime parte del agua. El
resultado, con un 65% de agua todavía, pasa a los cilindros de secado, calentados normalmente por vapor, sobre una malla abierta que permite que se extraiga el resto del agua.
Para los papeles HP, el papel pasa por los cilindros de calandrado que además controlan el espesor y el acabado del papel. Este proceso es el que provoca que la superficie tenga el característico brillo satinado.
Para el papel con apresto, pasaría a continuación por una inmersión en una solución de gelatina caliente. Nuevamente pasaría por unos rodillos escurridores para extraer el exceso de líquido y a continuación por los
cilindros de secado. Si hablamos de papel de molde, lo normal es que el apresto de superficie se aplique al sacar el papel de la máquina de modear. El apresto proporciona una mayor resistencia a la manipulación y el lavado.
Una de las características más importantes del papel será su grado de absorbencia de humedad (se entiende sin deshacerse).
El denominado Waterleaf, que no posee apresto y se mantiene unido por las propias fibras, se emplea en la impresión en relieve. Este papel tiene una excelente calidad y suele ser fácil de utilizar con pluma.
Los denominados papeles "suaves" tienen muy poco apresto y son los mayoritariamente utilizados en impresión y son probablemente los que más nos interesan ya que tienen la suficiente absorción para que no se corra la tinta y se emborrone el trazo.
Adicionalmente tendríamos también los papeles que únicamente tienen el apresto interno y que en función de su gramaje tendrán buenas características para la escritura.
Si clasificamos el papel por su proceso de fabricación, hablaríamos de tres tipos genéricos de papel, a saber:
- Áspero
- NO o papel prensado en frío
- HP o papel prensado en caliente, también se le denomina papel liso.
Sin embargo dentro de estas tres categorías el papel puede tener una amplia gama de texturas en función del fieltro utilizado por lo fabricantes y los diferentes tipos de acabado.
Por tanto, no debe sorprendernos encontrarnos un papel HP que por su textura parace un papel NO, mientras que podemos encontrarnos papeles Asperos con una textura tan uniforme que más bien parecen papel pintado.
Un papel Áspero tenderá a absorber rápidamente el agua, pero lo hará en mayor medida entre las fibras de que está compuesto. Esto dará una extraña apariencia al trazo de nuestra estilográfica, ya que parece que la tinta se escape del mismo.
En un papel HP será difícil escribir ya que al ser satinado, la tinta parecerá que se queda flotando, sin ser absorbida y podemos emborronar el trazo con muchísima facilidad.
Un papel NO, nos garantiza una superficie más adecuada para la escritura con nuestra plumas ya que absorve la tinta con facilidad pero de forma homogénea.
El peso o gramaje del papel, se mide en casi todos los países, en gramos por metro cuadrado y puede ir desde los 12g de algunos papeles de morera japoneses a los 640g de algunos cartones pesados para acuarela.
El gramaje sin embargo no influye, en sí mismo, en el resultado de la escritura. Cosa distinta es que un mayor gramaje vaya asociado a otras características de las anteriormente mencionadas.
En general cualquier gramaje a partir de 80g es más que suficiente para la escritura normal con plumas estilográficas.