B
barista
Visitante
Salud amigos y amigas, un gusto para mí saludarlos,
Les confesaré algo; he dudado mucho antes de escribir este hilo. Porque cada vez que posteamos hablamos sin querer de nosotros mismos, exponemos nuestra intimidad, desnudamos nuestras conciencias y temores; nos mostramos, quizás, como nunca jamás nadie nos ha visto. No interesa que nos escudemos tras un apodo, una razón anónima que nos brinda una falsa y efímera protección; terminamos siempre siendo nosotros mismos con nuestras locuras, miedos y ansiedades ( pongo de ejemplo el rincón quilombero de nuestro querido Williams ): no solemos reconocer cuán angustiados, trastornados o felices estamos hasta que escribimos, nos descargamos y nos vamos con un click del Foro.
Ya a esta altura poco más resta por decir sobre mí: vuestra compañera serengenge72013 es una máquina humana que genera ideas, lecturas, razonamientos lógicos - e ilógicos-; vuestra amiga ha salido a la vida muñida de lo mejor que le ha dado Dios: un físico extraordinario, un dominio de la palabra escrita muy aceitado, una inusitada y verborrágica participación en otros Foros ( y en éste, con una escandalosa cantidad de posteos ) y unas ganas de aprender y conocer que no reconoce límites.
Hoy deseo mostrarles los relojes que me han acompañado en mi primera infancia: un Citizen y un Justina ( ambos de carga manual ) y mi primer Seiko.
El Citizen fue regalo de mi tía Giusseppina, a propósito de la primera comunión. Me preguntó qué deseaba, y le dije que un reloj. Dejó que lo eligiese; y no me creerán si les digo que este Citizen me miró; y no solo me miró sino que me sonrió ( cómo puede sonreír un reloj puede llegar a ser materia de debate: pero yo lo he visto mirarme y sonreír en mi mente de niña aguda e instintiva ). Mi tía lo compró y me lo dio aún pensando que había relojes más bonitos para una nena como yo; pero yo quise ese, y no se habló más del asunto. Ese reloj fue una pasión desenfrenada que disparó esta locura que me domina desde entonces: el Citizen jugaba con mis muñecas, me acompañaba al foniatra - por aquel entonces empecé a hablar - y era el único que terminaba estoico e impecable luego de los brincos, cabriolas y saltos que daba sin cansarme. Tuvo sus roturas - plexi y cuerda -pero sobrevivía donde el audífono y las gafas gritaban auxilio ( en mi niñez destrocé sin piedad ambas cosas, para espanto de mis ya agotados papá y mamá ).
Cuando llegó el turno del bellísimo Justina ya era una niña más responsable ( pero igual de destrozona ): el Justina - regalo de mi padre - duró un par de días hasta que lo rompí: sufrió decenas de reparaciones, pero ese pequeño tiene un AS a prueba de muchas pequeñas y traviesas Seren del mundo entero. A mi padre le encantaban los relojes, las mujeres y las motos. El Tissot de oro que tenía le sentaba fantástico: mi papá - y aún hoy lo pienso - fue y sigue siendo el hombre mas hermoso que he visto en mi vida. Tenía un cabello crespo de un color ceniza, y unos ojos muy grandes y grises que me fascinaba mirar. En el barrio las vecinas le decían " Alain Delón " por el extraordinario parecido físico que guardaba con el actor francés. Solíamos caminar juntos de la mano por el barrio - a él le gustaba muchísimo caminar - y en cómplice silencio nos mirábamos nuestros relojes. Muchas veces me preguntó - durante incluso mi adultez - si ese Justina me gustaba, y yo le respondí que sí, que ese reloj era maravilloso y que con él me sentía feliz.
El Seiko, que llegó a los 10 años, fue mi primer gran reloj. Mi mamá Isabel me lo regaló. Ya en aquellos años, yo solía hablar casi siempre sobre relojes. Los niños no entendían nada; ellos tenían otros juegos. Esa niñez ausente de compañeros de juegos la suplí con mis otros amores: mis relojes jugaban junto a mí en mágicas y entretenidas aventuras con las muñecas o entre mis libros y el diccionario de 10 tomos de Sopena que le pedí a mi abuela que me regalara ( ¡¡¡ Ya a los 10 !!! ). Cuando venían las amigas de mamá a casa me veían corretear siempre con uno o dos relojes puestos, y esas señoras le decían: " Pero Isabel, qué niña rara ". Mi mamá solía enojarse y replicaba: " Gabriela es una nena muy inteligente " Luego de decir ésto ella me miraba con esos ojos negros tan bonitos que tenía, ojos que no estaban seguros de lo que decían...
Los dejo aquí, pues, con los protagonistas:
Las siguiente foto, que no tiene que ver con relojes, es el resultado del ataque de nervios que ha tenido mi jefe - el de la Disco, pobre hombre -; deseo que me digan, ¡¡¡ se los ruego !!! que ese saco a rayas es maravilloso:
Fotos finales, mis amigos, de mi farol a querosén ( con Seiko TV infantil encaramado ) y mi hermosa bomba de agua manual.
Buena jornada para todos.
Vuestra amiga Seren
PD: si hacen click en las fotos, se ven grandes y con detalle; agárrense que estoy aprendiendo....
Les confesaré algo; he dudado mucho antes de escribir este hilo. Porque cada vez que posteamos hablamos sin querer de nosotros mismos, exponemos nuestra intimidad, desnudamos nuestras conciencias y temores; nos mostramos, quizás, como nunca jamás nadie nos ha visto. No interesa que nos escudemos tras un apodo, una razón anónima que nos brinda una falsa y efímera protección; terminamos siempre siendo nosotros mismos con nuestras locuras, miedos y ansiedades ( pongo de ejemplo el rincón quilombero de nuestro querido Williams ): no solemos reconocer cuán angustiados, trastornados o felices estamos hasta que escribimos, nos descargamos y nos vamos con un click del Foro.
Ya a esta altura poco más resta por decir sobre mí: vuestra compañera serengenge72013 es una máquina humana que genera ideas, lecturas, razonamientos lógicos - e ilógicos-; vuestra amiga ha salido a la vida muñida de lo mejor que le ha dado Dios: un físico extraordinario, un dominio de la palabra escrita muy aceitado, una inusitada y verborrágica participación en otros Foros ( y en éste, con una escandalosa cantidad de posteos ) y unas ganas de aprender y conocer que no reconoce límites.
Hoy deseo mostrarles los relojes que me han acompañado en mi primera infancia: un Citizen y un Justina ( ambos de carga manual ) y mi primer Seiko.
El Citizen fue regalo de mi tía Giusseppina, a propósito de la primera comunión. Me preguntó qué deseaba, y le dije que un reloj. Dejó que lo eligiese; y no me creerán si les digo que este Citizen me miró; y no solo me miró sino que me sonrió ( cómo puede sonreír un reloj puede llegar a ser materia de debate: pero yo lo he visto mirarme y sonreír en mi mente de niña aguda e instintiva ). Mi tía lo compró y me lo dio aún pensando que había relojes más bonitos para una nena como yo; pero yo quise ese, y no se habló más del asunto. Ese reloj fue una pasión desenfrenada que disparó esta locura que me domina desde entonces: el Citizen jugaba con mis muñecas, me acompañaba al foniatra - por aquel entonces empecé a hablar - y era el único que terminaba estoico e impecable luego de los brincos, cabriolas y saltos que daba sin cansarme. Tuvo sus roturas - plexi y cuerda -pero sobrevivía donde el audífono y las gafas gritaban auxilio ( en mi niñez destrocé sin piedad ambas cosas, para espanto de mis ya agotados papá y mamá ).
Cuando llegó el turno del bellísimo Justina ya era una niña más responsable ( pero igual de destrozona ): el Justina - regalo de mi padre - duró un par de días hasta que lo rompí: sufrió decenas de reparaciones, pero ese pequeño tiene un AS a prueba de muchas pequeñas y traviesas Seren del mundo entero. A mi padre le encantaban los relojes, las mujeres y las motos. El Tissot de oro que tenía le sentaba fantástico: mi papá - y aún hoy lo pienso - fue y sigue siendo el hombre mas hermoso que he visto en mi vida. Tenía un cabello crespo de un color ceniza, y unos ojos muy grandes y grises que me fascinaba mirar. En el barrio las vecinas le decían " Alain Delón " por el extraordinario parecido físico que guardaba con el actor francés. Solíamos caminar juntos de la mano por el barrio - a él le gustaba muchísimo caminar - y en cómplice silencio nos mirábamos nuestros relojes. Muchas veces me preguntó - durante incluso mi adultez - si ese Justina me gustaba, y yo le respondí que sí, que ese reloj era maravilloso y que con él me sentía feliz.
El Seiko, que llegó a los 10 años, fue mi primer gran reloj. Mi mamá Isabel me lo regaló. Ya en aquellos años, yo solía hablar casi siempre sobre relojes. Los niños no entendían nada; ellos tenían otros juegos. Esa niñez ausente de compañeros de juegos la suplí con mis otros amores: mis relojes jugaban junto a mí en mágicas y entretenidas aventuras con las muñecas o entre mis libros y el diccionario de 10 tomos de Sopena que le pedí a mi abuela que me regalara ( ¡¡¡ Ya a los 10 !!! ). Cuando venían las amigas de mamá a casa me veían corretear siempre con uno o dos relojes puestos, y esas señoras le decían: " Pero Isabel, qué niña rara ". Mi mamá solía enojarse y replicaba: " Gabriela es una nena muy inteligente " Luego de decir ésto ella me miraba con esos ojos negros tan bonitos que tenía, ojos que no estaban seguros de lo que decían...
Los dejo aquí, pues, con los protagonistas:
Las siguiente foto, que no tiene que ver con relojes, es el resultado del ataque de nervios que ha tenido mi jefe - el de la Disco, pobre hombre -; deseo que me digan, ¡¡¡ se los ruego !!! que ese saco a rayas es maravilloso:
Fotos finales, mis amigos, de mi farol a querosén ( con Seiko TV infantil encaramado ) y mi hermosa bomba de agua manual.
Buena jornada para todos.
Vuestra amiga Seren
PD: si hacen click en las fotos, se ven grandes y con detalle; agárrense que estoy aprendiendo....
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