R
relogesromay
Quasi-forer@
Sin verificar
Hola amigos del foro.
Hace unos días atrás tuve el placer de mostrarles mi cronógrafo Fortis, un reloj que es mi gran compañero de viajes, y bueno, aprovechando que me encuentro lejos de mi país, en esta ocasión quisiera presentarles al que es mi cronógrafo de aventuras, el que estuvo a mi lado cuando en mi juventud viajaba al desierto del Atacama, la selva o las montañas, en fin, mi reloj de batalla, y porque no decirlo, mi primer cronógrafo.
La historia de este cronógrafo me resulto fascinante, ya que cuando pasó a mis manos, no venía solo. Recuerdo no tener mas de 20 años cuando un día, después de mis clases en la universidad, entré a curiosear a la tienda de un amigo anticuario, al cabo de unos minutos revisando en unos baúles, encontré una chaqueta de cuero, ésta estaba un poco desgastada pero en buen estado y bueno, cuando me la probé pesaba un montón y se notaba que había sido usada por un sujeto bastante grande, ya que no podía llenarla del todo.
Al verme con la chaqueta mi amigo anticuario se sorprendió mucho, se acerco y me dijo con un tono un poco irónico -seguro que ahora quieres comprarla-, yo pensé que se estaba burlando de mi porque me quedaba un poco grande (aunque mi amigo es un señor de bastante edad que no bromea mucho), pero siendo como soy con las antigüedades (y claro, viendo que no me iba a salir muy cara la compra), sin dudarlo le respondí que sí, que me gustaba, y sin decirnos más, nos dimos las manos y cerramos el trato. Y bueno, entre que me saco la chaqueta, mi amigo se acerca y me dice que revise bien en los bolsillos de la chaqueta, y grande fue mi sorpresa al no solo encontrar este cronógrafo, sino también otras antigüedades como: un encendedor, una cruz y un lente de aumento.
Sobre el dueño de la chaqueta, mi amigo anticuario sólo me comentó que había pertenecido a un señor de nacionalidad inglesa que fue amigo suyo. Un personaje que había dedicado gran parte de su vida a viajar por Sudamérica y África, y con el cual siempre tomaba unas cervezas cuando pasaba por Cochabamba. Con respecto a cómo fue a parar a sus manos la chaqueta con el reloj y las demás cosas, no me comento nada, sólo me dijo que habían estado mucho tiempo guardadas, que ya era hora de que alguien les quitara el polvo.