Casiná
De la casa
Sin verificar
Este hilo está especialmente dedicado a nuestros compañeros Cantabruca, que siempre que lo ha visto me ha dicho que le falta el segundero, y a Zarkov porque sí.
Como decía el niño al que le preguntaron que, entre los meteoros, explicara el rayo: "Tomemos una vara larga y pongámosla en contacto con una nube ....... "
Pues eso, tomemos un Omega 711 y abrámoslo por la mitad
Para hacer la operación que queremos vamos a necesitar: Un segundero, del que tenemos uno en negro y otro en acero que, si nos decidimos por él, tendremos que cortar porque es largo, un piñón con su vástago, un resorte que lo fije a la platina y su correspondiente tornillo.
Los tenemos en el fondo de una vasija de plástico con la intención de que no "vuelen".
Si os fijáis en el centro de la masa oscilante se ve, en acero, su eje de giro y debajo de él un tornillo también en acero. Ese tornillo sujeta una chaveta que, a su vez, sujeta la masa oscilante: luego tenemos que quitarlo para poder quitar la masa. Pero es tan diminuto que, a un buen profesional no le pasará, pero a mi lo más probable es que se me caiga encima del volante y, lo que es peor, en el espiral. Así que, por precaución, lo primero quitar el volante
Y lo guardamos en la misma vasija donde tenemos las otras piezas. A continuación la chaveta
También la guardamos. Ya podemos quitar la masa; sale limpiamente hacia arriba
Ésta no hace falta guardarla: es grandecita. Ahora tenemos que quitar el puente de la carga automática para que nos deje libre el centro
Ahora con la foto de otro proceso en que se ve más despejado todo vemos con el núm. 1 el rubí por donde pasará el vástago del segundero y con el núm. 2 la rosca donde entrará el tornillo que fija el resorte que, a su vez, sujeta el piñón del segundero. Eso es trabajo fino por lo que no me puedo permitir soltar, hacer fotos, coger, etc, etc.
Por tanto se mete el vástago, se pone encima el resorte, se fija con su tornillo y se vuelve a poner casi todo lo que hemos ido quitando. Antes de poner la masa ponemos el volante, arrancamos el reloj, le damos la vuelta, ponemos el segundero y comprobamos y ajustamos si es necesario (que lo será, no hay duda) le separación de agujas haciéndolas girar en varias vueltas completas para comprobar que no se enganchan unas con otras porque el reloj se pararía. Una vez que estemos satisfechos con su colocación, volvemos a dar la vuelta, quitamos el volante, ponemos la masa, la fijamos con su chaveta, volvemos a poner el volante y lo metemos en caja. Y colorín colorado este cuento no ha acabado. Pasa en las mejores familias: el segundero roza en el cristal.
Vuelta a sacar de la caja, bajar la horaria, bajar la minutera y bajar el segundero: simplemente cogiéndolas por la punta con la pinzas finas y echando hacia la esfera. Y otra vez a la caja. ¡¡TACHAAAAAN!!. Esta vez si. Objetivo conseguido:
Y si quisieramos hacer un regalo ¡que mejor forma de presentación que ésta!
Pero no. Es una lástima pero no vamos a hacer un regalo. Que las amistades llegan hasta un punto .........
Un saludo desde Sevilla. ¡Casi ná!.
PS. Ni siquiera he intentado probar con el de acero. Con el negro queda perfecto.
Como decía el niño al que le preguntaron que, entre los meteoros, explicara el rayo: "Tomemos una vara larga y pongámosla en contacto con una nube ....... "
Pues eso, tomemos un Omega 711 y abrámoslo por la mitad
Para hacer la operación que queremos vamos a necesitar: Un segundero, del que tenemos uno en negro y otro en acero que, si nos decidimos por él, tendremos que cortar porque es largo, un piñón con su vástago, un resorte que lo fije a la platina y su correspondiente tornillo.
Los tenemos en el fondo de una vasija de plástico con la intención de que no "vuelen".
Si os fijáis en el centro de la masa oscilante se ve, en acero, su eje de giro y debajo de él un tornillo también en acero. Ese tornillo sujeta una chaveta que, a su vez, sujeta la masa oscilante: luego tenemos que quitarlo para poder quitar la masa. Pero es tan diminuto que, a un buen profesional no le pasará, pero a mi lo más probable es que se me caiga encima del volante y, lo que es peor, en el espiral. Así que, por precaución, lo primero quitar el volante
Y lo guardamos en la misma vasija donde tenemos las otras piezas. A continuación la chaveta
También la guardamos. Ya podemos quitar la masa; sale limpiamente hacia arriba
Ésta no hace falta guardarla: es grandecita. Ahora tenemos que quitar el puente de la carga automática para que nos deje libre el centro
Ahora con la foto de otro proceso en que se ve más despejado todo vemos con el núm. 1 el rubí por donde pasará el vástago del segundero y con el núm. 2 la rosca donde entrará el tornillo que fija el resorte que, a su vez, sujeta el piñón del segundero. Eso es trabajo fino por lo que no me puedo permitir soltar, hacer fotos, coger, etc, etc.
Por tanto se mete el vástago, se pone encima el resorte, se fija con su tornillo y se vuelve a poner casi todo lo que hemos ido quitando. Antes de poner la masa ponemos el volante, arrancamos el reloj, le damos la vuelta, ponemos el segundero y comprobamos y ajustamos si es necesario (que lo será, no hay duda) le separación de agujas haciéndolas girar en varias vueltas completas para comprobar que no se enganchan unas con otras porque el reloj se pararía. Una vez que estemos satisfechos con su colocación, volvemos a dar la vuelta, quitamos el volante, ponemos la masa, la fijamos con su chaveta, volvemos a poner el volante y lo metemos en caja. Y colorín colorado este cuento no ha acabado. Pasa en las mejores familias: el segundero roza en el cristal.
Vuelta a sacar de la caja, bajar la horaria, bajar la minutera y bajar el segundero: simplemente cogiéndolas por la punta con la pinzas finas y echando hacia la esfera. Y otra vez a la caja. ¡¡TACHAAAAAN!!. Esta vez si. Objetivo conseguido:
Y si quisieramos hacer un regalo ¡que mejor forma de presentación que ésta!
Pero no. Es una lástima pero no vamos a hacer un regalo. Que las amistades llegan hasta un punto .........
Un saludo desde Sevilla. ¡Casi ná!.
PS. Ni siquiera he intentado probar con el de acero. Con el negro queda perfecto.