Paso
Forer@ Senior
Sin verificar
JLC Reverso GD: un venerable contemporáneo…
INTRODUCCIÓN
Concebido en 1931 por el ingeniero parisino René-Alfred Chauvot, bajo el encargo de César de Trey, suizo y pionero de la marca Jaeger-Le Coultre, a fin de que desarrollara una caja capaz de pivotar 180 grados sobre sí misma, protegiéndose de esta forma la esfera de los inevitables golpes que sus poseedores y usuarios habrían de sufrir durante los partidos de polo.
El acierto y trascendencia de su diseño, de clara inspiración Art Déco, seguramente no fueron sospechados en un principio por sus creadores, pues difícilmente podrían vaticinar la vigencia y elegancia del Reverso después de más de setenta años de su creación. No en vano, y si no recuerdo mal, fue hacia finales de los 80 cuando JLC renace en el mercado de la mano de este singular y exquisito modelo que, ya desde un principio, llamó mi atención y la de mi querida esposa que –deslumbrada por el modelo en cuestión- consiguió mantener viva hasta que, en el año 94 y bajo el pretexto de determinado aniversario, consiguió arrastrar mi voluntad y mi bolsillo hasta “The Watch Gallery” donde salimos “calzados” cada uno con su Reverso Classique.
Pero desde entonces ha llovido mucho y el mío, como tantos otros, tuvo la oportunidad de escabullirse y salir de mis dominios. La CRI tiene esas cosas. Sin embargo, mi contraria (que no lo fue en este caso), sigue conservando y utilizando su pequeño Reverso Dame, aunque por delicadeza y compasión, obvio pronunciarme sobre su apariencia y estado…
La cuestión es que JLC, capaz de sacar partido a sus acertados diseños, tanto por dentro como por fuera, hasta límites sin parangón, ha ido trabajando sobre este modelo y creando a lo largo del tiempo una colección concerniente al Reverso tan actual como intemporal, manteniendo –a mi juicio- toda la autenticidad y originalidad de su sabor y diseño, llegando incluso a potenciar de forma imponente dichos extremos, todo ello de la mano de la permanente y dinámica innovación de calibres y complicaciones, así como de la adaptación de las pequeñas dimensiones de la caja original a tamaños más acordes con las exigencias del momento (momento que ya es largo y que tiene toda la pinta de mantenerse a medio plazo, por lo menos), posibilitando así más complicaciones.
Fue bajo estas coordenadas como renació en mi el interés por el Reverso, al descubrir tras la feria de Basilea de 2003, el modelo Grande Date con reserva de marcha de ocho días dotado del hermoso calibre 875. Tras un primer y desgraciado intento, hace ahora un año, de hacerme con él, por fin han confluido las circunstancias propicias para hacerme con este modelo, no sin casi inconfesables sacrificios, entre los que se cuentan cierta disminución de mi pequeña colección de Rolex, y eso que soy un indisimulado admirador de esta última.
En su momento recomendé este modelo a un apreciado forero y, aunque mis consejos nacen siempre de la sinceridad, no hay mejor forma de acreditar tal aseveración con el ejemplo…
LA ESFERA
Con un diseño claramente Art Déco, posee una esfera excelentemente trabajada y con un grabado en su parte central que se aclara u oscurece en función del grado de incidencia sobre ella de la luz y la vista, creando dos cuadrados concéntricos que juegan en una escala de blancos/grises, que casi parecen tener vida propia.
Las manecillas centrales (horaria y minutera), tipo bastón y progresivamente mas anchas hacia sus extremos poseen, como las demás, un azulado ejemplar y enamoradizo, dotando al conjunto un claro carácter de “guardatiempo”.
Resulta curioso observar cómo las demás manecillas (indicación de reserva de marcha y segundera) son completamente diferentes sin que, a mi juicio, ello conlleve a una visión anárquica o desconceptualizada del conjunto. Lo mismo sucede con la disposición de las distintas complicaciones o subesfera pues, pese a poseer unas ubicaciones inusuales, consiguen una coherencia y equilibrio estéticos muy singulares.
LAS COMPLICACIONES
Las complicaciones que posee son la reserva de marcha de ocho días, gracias a su doble barrilete, de funcionamiento y accionamiento simultáneos, y con una manecilla indicadora de inigualable precisión situada a las “10:30” así como el calendario grande o partido, que le da nombre al modelo, situado de forma inverosímil en la parte inferior izquierda, donde casi reta a las leyes de la física, ya que no parece a primera vista que allí se puedan ubicar dos discos: el de las decenas y el de las unidades. Resulta sumamente agradable verlo girar cada día, lentamente, entre las 23:15 y las 00:45 horas, aproximadamente.
Eso sí, a diferencia del sistema patentado por Glasütte Original, ambos discos están superpuestos, lo que tiene que ser disimulado con un separador en la correspondiente ventanilla de visualización del calendario.
LA CAJA
La caja, naturalmente reversible, y con cristal de zafiro de forma rectangular por ambas caras, está compuesta por 50 piezas, con un mecanizado muy, pero que muy difícil de igualar. Sus proporciones y belleza, con el aumento de tamaño de este modelo, se mantienen inalteradas. Eso sí, con sus superficies altamente pulidas, aconsejo a los más cuidadosos y maniáticos de la conservación de sus relojes que se mantengan alejados de él…
La hermeticidad viene cifrada en 30 metros, lo que se indica en la base del reloj mediante la figura serigrafiada de una especie de tiburón. Es una cifra claramente conservadora, si bien, en los primeros modelos de Reverso, ni siquiera se aseguraba tal estanqueidad, ya que la configuración de la caja en dos mitades unidas entre sí y con formas rectangulares, no son una base propicia para la indemnidad del reloj bajo el agua. Imagino que un mejor ajuste y encaje de ambas mitades, así como una mejor atención a las juntas, han hecho posibles esos treinta metros.
EL CALIBRE
Su calibre es el 875, de cuerda manual, con 218 piezas, entre ellas dos barriletes, como decía, de accionamiento y funcionamiento simultáneos, lo que le propicia 8 días de reserva de marcha (en realidad más de 9, pero limitado a 8 para mantener ciertas dosis de precisión), 28.800 a/h y un total de 25 rubíes, sin dispositivo de parada de segundero.
Acostumbrado como estoy a los parámetros de exactitud/precisión que me proporcionan mis Rolex, no quisiera entrar en una comparativa directa entre estos y el JLC Reverso GD. Simplemente diré que su funcionamiento es el más o menos esperado en un reloj con reserva de energía para ocho días.
En cualquier caso, como todos los JLC que se fabrican hoy en día (por lo menos mecánicos) lleva también serigrafiado en el fondo de la caja el sello acreditativo del control de 1000 horas realizado por la propia manufactura, a falta de COSC.
LA CORREA
Aunque existe la posibilidad de un armis o brazalete de acero para este reloj (tardaron casi un año en sacarlo), lo suyo es la hermosa correa de cocodrilo con su excelentemente mecanizado cierre desplegable, con la que normalmente se sirve.
CONCLUSIONES
Opino que gran parte del origen del actual prestigio de JLC se debe al modelo Reverso y, en Francia concretamente, existe hasta veneración por el mismo. Su estética puede agradar en mayor o en menor medida, pero no tengo constancia de debates encendidos sobre ella.
Incuestionablemente clásico, entra de lleno en eso que damos por llamar “relojes de vestir” y que cada día tiene un concepto más difuso, ya que los “protocolos” al respecto se han ensanchado mucho hoy en día, tanto para lo “formal” como para lo “informal”, así que pienso que, si los jugadores de polo se lo podían poner para practicar su deporte favorito, yo me lo puedo poner “cuando me dé la gana”…
En cualquier caso, sin ser barato, creo que para igualar/mejorar sus calidades, cualidades y prestaciones, habría que empezar a pensar en duplicar la inversión.
¡Saludos!
INTRODUCCIÓN
Concebido en 1931 por el ingeniero parisino René-Alfred Chauvot, bajo el encargo de César de Trey, suizo y pionero de la marca Jaeger-Le Coultre, a fin de que desarrollara una caja capaz de pivotar 180 grados sobre sí misma, protegiéndose de esta forma la esfera de los inevitables golpes que sus poseedores y usuarios habrían de sufrir durante los partidos de polo.
El acierto y trascendencia de su diseño, de clara inspiración Art Déco, seguramente no fueron sospechados en un principio por sus creadores, pues difícilmente podrían vaticinar la vigencia y elegancia del Reverso después de más de setenta años de su creación. No en vano, y si no recuerdo mal, fue hacia finales de los 80 cuando JLC renace en el mercado de la mano de este singular y exquisito modelo que, ya desde un principio, llamó mi atención y la de mi querida esposa que –deslumbrada por el modelo en cuestión- consiguió mantener viva hasta que, en el año 94 y bajo el pretexto de determinado aniversario, consiguió arrastrar mi voluntad y mi bolsillo hasta “The Watch Gallery” donde salimos “calzados” cada uno con su Reverso Classique.
Pero desde entonces ha llovido mucho y el mío, como tantos otros, tuvo la oportunidad de escabullirse y salir de mis dominios. La CRI tiene esas cosas. Sin embargo, mi contraria (que no lo fue en este caso), sigue conservando y utilizando su pequeño Reverso Dame, aunque por delicadeza y compasión, obvio pronunciarme sobre su apariencia y estado…
La cuestión es que JLC, capaz de sacar partido a sus acertados diseños, tanto por dentro como por fuera, hasta límites sin parangón, ha ido trabajando sobre este modelo y creando a lo largo del tiempo una colección concerniente al Reverso tan actual como intemporal, manteniendo –a mi juicio- toda la autenticidad y originalidad de su sabor y diseño, llegando incluso a potenciar de forma imponente dichos extremos, todo ello de la mano de la permanente y dinámica innovación de calibres y complicaciones, así como de la adaptación de las pequeñas dimensiones de la caja original a tamaños más acordes con las exigencias del momento (momento que ya es largo y que tiene toda la pinta de mantenerse a medio plazo, por lo menos), posibilitando así más complicaciones.
Fue bajo estas coordenadas como renació en mi el interés por el Reverso, al descubrir tras la feria de Basilea de 2003, el modelo Grande Date con reserva de marcha de ocho días dotado del hermoso calibre 875. Tras un primer y desgraciado intento, hace ahora un año, de hacerme con él, por fin han confluido las circunstancias propicias para hacerme con este modelo, no sin casi inconfesables sacrificios, entre los que se cuentan cierta disminución de mi pequeña colección de Rolex, y eso que soy un indisimulado admirador de esta última.
En su momento recomendé este modelo a un apreciado forero y, aunque mis consejos nacen siempre de la sinceridad, no hay mejor forma de acreditar tal aseveración con el ejemplo…
LA ESFERA
Con un diseño claramente Art Déco, posee una esfera excelentemente trabajada y con un grabado en su parte central que se aclara u oscurece en función del grado de incidencia sobre ella de la luz y la vista, creando dos cuadrados concéntricos que juegan en una escala de blancos/grises, que casi parecen tener vida propia.
Las manecillas centrales (horaria y minutera), tipo bastón y progresivamente mas anchas hacia sus extremos poseen, como las demás, un azulado ejemplar y enamoradizo, dotando al conjunto un claro carácter de “guardatiempo”.
Resulta curioso observar cómo las demás manecillas (indicación de reserva de marcha y segundera) son completamente diferentes sin que, a mi juicio, ello conlleve a una visión anárquica o desconceptualizada del conjunto. Lo mismo sucede con la disposición de las distintas complicaciones o subesfera pues, pese a poseer unas ubicaciones inusuales, consiguen una coherencia y equilibrio estéticos muy singulares.
LAS COMPLICACIONES
Las complicaciones que posee son la reserva de marcha de ocho días, gracias a su doble barrilete, de funcionamiento y accionamiento simultáneos, y con una manecilla indicadora de inigualable precisión situada a las “10:30” así como el calendario grande o partido, que le da nombre al modelo, situado de forma inverosímil en la parte inferior izquierda, donde casi reta a las leyes de la física, ya que no parece a primera vista que allí se puedan ubicar dos discos: el de las decenas y el de las unidades. Resulta sumamente agradable verlo girar cada día, lentamente, entre las 23:15 y las 00:45 horas, aproximadamente.
Eso sí, a diferencia del sistema patentado por Glasütte Original, ambos discos están superpuestos, lo que tiene que ser disimulado con un separador en la correspondiente ventanilla de visualización del calendario.
LA CAJA
La caja, naturalmente reversible, y con cristal de zafiro de forma rectangular por ambas caras, está compuesta por 50 piezas, con un mecanizado muy, pero que muy difícil de igualar. Sus proporciones y belleza, con el aumento de tamaño de este modelo, se mantienen inalteradas. Eso sí, con sus superficies altamente pulidas, aconsejo a los más cuidadosos y maniáticos de la conservación de sus relojes que se mantengan alejados de él…
La hermeticidad viene cifrada en 30 metros, lo que se indica en la base del reloj mediante la figura serigrafiada de una especie de tiburón. Es una cifra claramente conservadora, si bien, en los primeros modelos de Reverso, ni siquiera se aseguraba tal estanqueidad, ya que la configuración de la caja en dos mitades unidas entre sí y con formas rectangulares, no son una base propicia para la indemnidad del reloj bajo el agua. Imagino que un mejor ajuste y encaje de ambas mitades, así como una mejor atención a las juntas, han hecho posibles esos treinta metros.
EL CALIBRE
Su calibre es el 875, de cuerda manual, con 218 piezas, entre ellas dos barriletes, como decía, de accionamiento y funcionamiento simultáneos, lo que le propicia 8 días de reserva de marcha (en realidad más de 9, pero limitado a 8 para mantener ciertas dosis de precisión), 28.800 a/h y un total de 25 rubíes, sin dispositivo de parada de segundero.
Acostumbrado como estoy a los parámetros de exactitud/precisión que me proporcionan mis Rolex, no quisiera entrar en una comparativa directa entre estos y el JLC Reverso GD. Simplemente diré que su funcionamiento es el más o menos esperado en un reloj con reserva de energía para ocho días.
En cualquier caso, como todos los JLC que se fabrican hoy en día (por lo menos mecánicos) lleva también serigrafiado en el fondo de la caja el sello acreditativo del control de 1000 horas realizado por la propia manufactura, a falta de COSC.
LA CORREA
Aunque existe la posibilidad de un armis o brazalete de acero para este reloj (tardaron casi un año en sacarlo), lo suyo es la hermosa correa de cocodrilo con su excelentemente mecanizado cierre desplegable, con la que normalmente se sirve.
CONCLUSIONES
Opino que gran parte del origen del actual prestigio de JLC se debe al modelo Reverso y, en Francia concretamente, existe hasta veneración por el mismo. Su estética puede agradar en mayor o en menor medida, pero no tengo constancia de debates encendidos sobre ella.
Incuestionablemente clásico, entra de lleno en eso que damos por llamar “relojes de vestir” y que cada día tiene un concepto más difuso, ya que los “protocolos” al respecto se han ensanchado mucho hoy en día, tanto para lo “formal” como para lo “informal”, así que pienso que, si los jugadores de polo se lo podían poner para practicar su deporte favorito, yo me lo puedo poner “cuando me dé la gana”…
En cualquier caso, sin ser barato, creo que para igualar/mejorar sus calidades, cualidades y prestaciones, habría que empezar a pensar en duplicar la inversión.
¡Saludos!