I
igureta
Visitante
Cuanto más tiempo pasa, más me doy cuenta de que existen razones explícitas de mi amor por los relojes japoneses, esto por supuesto sin perjuicio de los demás relojes en general y sin pretender en ningún caso ir contra nadie.
Algunas que puedo enumerar son:
1. PASIÓN POR LO ÚTIL. En los últimos 50 años, probablemente ninguna industria relojera ha hecho más por mantener el estatus del reloj como herramienta útil y fiable, desde la revolución del cuarzo hasta todo lo que implica la gama G-Shock.
2. PERSONALIDAD PROPIA. Frente a las copias, una trayectoria confiada en la propia valía. Nos gustarán más o menos, pero un Seiko luce a Seiko y un Casio luce a Casio. Uno distingue un Orient o un Citizen a la legua.
3. PASIÓN POR LO ASEQUIBLE. El reloj entendido no como una proyección de la sombra del estatus social de nadie sino como algo que cuesta lo que vale.
4. PASIÓN POR LO ÚTIL (y II). A diferencia de otras marcas que han perdido su razón de ser, los japoneses siguen siendo compañeros de viaje y no joyas para lucir en domingo. Quien tiene un diver Seiko bucea con él. Lo lleva a todas partes. Lo vive. Si algo me da pena de muchos de quienes poseen un excelente diver suizo es su renuencia a disfrutar lo que tanto esfuerzo les ha costado conseguir. Algunos --no todos-- invierten mucho más tiempo en comentar sus estrategias por preservar relojes creados en principio para aguantar todo tipo de condiciones adversas sin rechistar. (Si se me permite un ejemplo tal vez fuera de tono pero sin duda gráfico, es como si se negaran a disfrutar de sus preciosas novias por no despertarlas.)
5. UNA HISTORIA GRABADA A FUEGO. Por mucho que algunos pretendan restarle importancia, el reloj japonés ha tenido una presencia tan decisiva en el último medio siglo de historia como cualquier otro. Por cada suizo épico hay un japonés, tal vez más barato, pero sin duda no menos grabado a fuego en nuestro inconsciente: con la A Aliens o Apocalypse Now, con la B de Bond en los 70 y 80, con la C de Cazafantasmas... Tal vez un ejemplo sea la mejor manera de demostrar esto, y es éste: cuesta horrores encontrar a alguien que jamás, jamás, haya tenido un Casio. Existen, sí, pero son como quienes a día de hoy carecen de móvil, excepciones que confirman la regla.
En fin, éstas son mis razones. Os animo a comentarlas, a refutarlas o a añadir las vuestras.
Gracias y feliz día.
Algunas que puedo enumerar son:
1. PASIÓN POR LO ÚTIL. En los últimos 50 años, probablemente ninguna industria relojera ha hecho más por mantener el estatus del reloj como herramienta útil y fiable, desde la revolución del cuarzo hasta todo lo que implica la gama G-Shock.
2. PERSONALIDAD PROPIA. Frente a las copias, una trayectoria confiada en la propia valía. Nos gustarán más o menos, pero un Seiko luce a Seiko y un Casio luce a Casio. Uno distingue un Orient o un Citizen a la legua.
3. PASIÓN POR LO ASEQUIBLE. El reloj entendido no como una proyección de la sombra del estatus social de nadie sino como algo que cuesta lo que vale.
4. PASIÓN POR LO ÚTIL (y II). A diferencia de otras marcas que han perdido su razón de ser, los japoneses siguen siendo compañeros de viaje y no joyas para lucir en domingo. Quien tiene un diver Seiko bucea con él. Lo lleva a todas partes. Lo vive. Si algo me da pena de muchos de quienes poseen un excelente diver suizo es su renuencia a disfrutar lo que tanto esfuerzo les ha costado conseguir. Algunos --no todos-- invierten mucho más tiempo en comentar sus estrategias por preservar relojes creados en principio para aguantar todo tipo de condiciones adversas sin rechistar. (Si se me permite un ejemplo tal vez fuera de tono pero sin duda gráfico, es como si se negaran a disfrutar de sus preciosas novias por no despertarlas.)
5. UNA HISTORIA GRABADA A FUEGO. Por mucho que algunos pretendan restarle importancia, el reloj japonés ha tenido una presencia tan decisiva en el último medio siglo de historia como cualquier otro. Por cada suizo épico hay un japonés, tal vez más barato, pero sin duda no menos grabado a fuego en nuestro inconsciente: con la A Aliens o Apocalypse Now, con la B de Bond en los 70 y 80, con la C de Cazafantasmas... Tal vez un ejemplo sea la mejor manera de demostrar esto, y es éste: cuesta horrores encontrar a alguien que jamás, jamás, haya tenido un Casio. Existen, sí, pero son como quienes a día de hoy carecen de móvil, excepciones que confirman la regla.
En fin, éstas son mis razones. Os animo a comentarlas, a refutarlas o a añadir las vuestras.
Gracias y feliz día.
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