tantdetemps
In memoriam
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ESCRIBIENDO EL TIEMPO
Desde los albores de la civilización el hombre ha fabricado todo tipo de artilugios para poder medir el tiempo, fueron los medios de transporte los que obligaron a moverse dentro de unos márgenes de precisión, posiblemente fue el siglo XIX el que exigió este control, desde el paso de las diligencias y carruajes que cruzaban los países de norte a sur y de este a oeste, con una precisión de horas o incluso de días hasta la posterior llegada del ferrocarril, que ya podía ofrecer una regularidad de paso, con horarios conocidos y bien controlados.
Tan antiguo como conocerlo, nació la necesidad de escribirlo, pero no fue hasta el siglo XIX cuando la revolución industrial exigió la fabricación de relojes para escribir el tiempo.
El tiempo se escribe para dejar constancia de cuando aconteció algún suceso, ya sea la entrada de un obrero en la fábrica, el envío de una carta, la entrada de un documento a una oficina de patentes o algo tan cotidiano como cuando se sube a un tranvía o se toma un tren.
El siglo XIX fue el impulsor del desarrollo de estos relojes, culminando en el siglo XX con la gran expansión industrial, cuando se popularizaron y practicamente todos nuestros movimientos estaban regidos y registrados en el tiempo.
Veamos este desarrollo a través de distintas máquinas de escribir el tiempo:
Viejos relojes mecánicos del siglo XIX para control del horario de entrada y salida de una fábrica :
Relojes todos ellos muy pesados, más de 60 Kg. destinados a resistir no solo el paso del tiempo, tambien los avatares de una dura utilización.
Ya a principios del siglo XX, este modelo de reloj magnético, esclavo de algún Brillie o Junghans.
Su magnífica esfera de porcelana, señalizada A. LAMBERT (Francia)
Detalle de la parte del reloj, en este caso movido por el ir y venir de un solenoide dentro de una bobina, sistema electro-magnético.
Vean un detalle de la transmisión reloj-impresora, con doble cardán.
La sección dispuesta para escribir el tiempo :
Dos detalles de esta sección de impresión
Mediado el siglo XX, vemos este, electromecánico, también esclavo de un T&N, que envia un impulso por minuto.
Su sólido interior, cinta de 2 colores, azul, dentro del horario admitido de entrada y rojo, para todo lo marcado fuera del horario, el cambio de color de cinta lo realizan, los discos dorados, bajo el reloj, donde se han señalizado los distintos horarios para cada día.
Una vista de los rodillos que contienen el horario con fecha, la precisión de marca es de 5 minutos.
Más vistas de su interior.
Pero no solo era en la fábrica que se precisaban estos relojes, también otros usos exigían este control, vean como escribe el tiempo este conjunto de relojes de los ferrocarriles alemanes.
Uno de ellos es un esclavo de una red de relojes de la misma estación, el otro, más antiguo, es un reloj síncrono, que partiendo de la frecuencia de red, consigue una precisión más que apreciable y lo más importante, todos los relojes conectados a esta red electrica, marcarán siempre la misma hora, ya que el patrón es el mismo. (Puede haber un error en más o en menos, pero será común para todos ellos).
El escritorio del tiempo, en este caso, completo, dia, mes, año, hora y minuto.
El resultado final objetivo del reloj :
Este otro, más moderno, electro-mecánico-digital, procedente de las bases americanas en Alemania, reutilizado después por un laboratorio médico.
Con una impresión clara y legible sin problemas, además su mayor tamaño, permite poner una placa auxiliar para identificar, marcas, secciones, etc...
El siguiente paso, después de que los relojes supieron escribir el tiempo, fue el diseño de los relojes que supieran leer el tiempo, si importante es saber a que hora se ha producido determinado suceso, importante es tambien saber a que hora se deberá producir un nuevo suceso y así nacieron los relojes que saben leer el tiempo, fruto de otro inmenente hilo en esta sección.
Amigos, espero que le haya resultado ameno. Un saludo a todos, Tantdetemps
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