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Habitual
Sin verificar
DATOS TÉCNICOS:
- Longitud × Anchura × Altura: 4.140 ×1.595 ×1.165 mm
- Distancia entre ejes: 2.200 mm
- Ancho de vía (delantero/trasero): 1.250/1.240 mm
- Peso del vehículo: 940 kg
- Asientos: 2
- Tipo de motor: 10A
- Cilindrada: 491cc×2
- Potencia máxima: 110 CV/7.000 rpm
- Par máximo: 13,3 kgm/3.500 rpm
- Velocidad máxima: 185 km/h
- Transmisión: Manual 4 velocidades
En mayo de 1967, Mazda sacó a la venta el primer coche comercial en el mundo equipado con motor rotativo. Fue presentado al público por primera vez en el Salón del Automóvil de Tokyo de 1964, donde el prototipo no dejó impasible a nadie con sus con sus bellas proporciones futuristas y su conducción suave y estilosa.
Tras la gran acogida por parte del público en el Salón de Tokyo, Mazda decidió arriesgarse y comenzar la producción del Mazda Cosmo Sport 110S. En 1965 fabricó unas ochenta unidades para probar antes del lanzamiento su calidad y fiabilidad para poder así ofrecer un coche con un rendimiento perfectamente pulido. Desde ese momento, hasta la fecha de su lanzamiento, el 30 de mayo de 1967, la marca japonesa realizó más de 700.000 kilómetros de pruebas de velocidad, fiabilidad y manejabilidad.
Su lanzamiento fue toda una innovación en el mundo de los deportivos al plasmar todos los beneficios de su motor rotativo. El motor de gasolina de dos rotores de 491cc cada uno, entregaba una potencia máxima de 110 CV a 7.000 rpm, llegando a alcanzar los 185 km/h.
El Mazda Cosmo Sport era un coche único en su especie, lo que provocó una enorme demanda internacional. El único problema era su producción. No era fácil aumentarla debido a que en su mayoría estaba hecho todo a mano. Esto supuso que el flujo de producción fuese muy reducido, con casi solo un vehículo fabricado por día. Esto también motivo a que el Mazda Cosmo Sport se convirtiese en objeto de deseo por parte de los enamorados de la conducción.
El motor rotativo – una historia de desafíos constantes.
El desarrollo del motor rotativo comenzó en Mazda en 1961 después de haber adquirido la patente de fabricación de su creador, el alemán Felix Wankel. Estos inicios estuvieron marcados por constantes reveses y contratiempos, donde los ingenieros de Mazda se desesperaban por culpa de la aparición de lo que ellos llamaban “marcas de uña del diablo” después de un cierto periodo de funcionamiento.
Estas marcas aparecían en el interior de la carcasa del rotor debido a la vibración. Finalmente, y tras muchos esfuerzos, consiguieron resolver el problema con la creación de un sellado especial realizado con una mezcla de carbono de alta resistencia y aluminio, dando lugar al motor rotativo de Mazda.
Fuente.Km77.com