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Habitual
Sin verificar
El Bora fue el primer Maserati con motor central y el único con un V8 en esa ubicación. Nació para competir con el Lamborghini Miura y fue el más deportivo de los Maserati de los sesenta, cuando era propiedad de Citroen. Su elevado consumo en una época de restricciones petrolíferas y la competencia de Lamborghini y Ferrari le impidieron triunfar como hubiera merecido.
Cuando Lamborghini lanzo el Miura de motor central en 1968, el mercado de los superdeportivos dio un huelco total. La revolucionaria situación de la mecánica en el centro del coche, que beneficiaba el reparto de pesos y por extensión, el comportamiento, obligo a las marcas rivales, excepto a Porsche, que continuo fiel al motor trasero colgado tras el eje, a copiar la situación del Miura. Ferrari lo hizo desarrollando la Berlinetta Boxery las Dino, mientras que Maserati, que por aquel entonces estaba en plena crisis financiera y enfrascada en realizar turismos deportivos con motores V6 delanteros, se vio obligada a optar por la nueva arquitectura.
Para ello recurrió al veterano motor de ocho cilindros que se uso en los años sesenta en competición y que la marca montaba en los exclusivos Quattroporte, Ghibli y México, todos ellos con destino a unos clientes que buscaban mas el confort de conducción y el lujo que las prestaciones puras. Con este V8 de carácter tranquilo, que ofrecía una potencia cercana a los 300 caballos y una par muy elevado a bajas revoluciones, el ingeniero Guilio Alfieri, alma matter de Maserati en la época, encargo al joven y brillante diseñador Giorgio Guigaro una carrocería coupe de dos puertas con motor central. Giorgio se puso a dibujar y creo, sin el mas mínimo estudio aerodinamico, una carrocería espectacular que ofrecía una muy limitada resistencia al aire con el valor Cx de 0,30, inusual en la época.
Conjuntando motor y carrocería, los mimbres para el nacimiento del Bora estaban reunidos. Faltaba darle forma al chasis, que se construyo utilizando una estructura tubular en las que los operarios soldaban a mano, piso y panales de carrocería, y dotarlo de una suspensión de última generación. El resto era fácil de conseguir, ya que la caja de cambios se encargo al especialista alemán ZF y los frenos de disco se asistieron mediante un sistema hidráulico proporcionado por Citroen, que poco antes de la presentación del Bora, en el Salón de Automóvil de Ginebra de 1971, se hizo con la mayoría de las acciones de Maserati.
En aquella época, Citroen había comprado las viejas fábricas de Simca, Panhard y la marca de camiones Berliet, e incluso intento hacerse con Fiat, de todas formas le seguía faltando una marca que le diera prestigio, y eligió a la moribunda Maserati, que vivía ahogada por los problemas financieros.
Guilio Alfieri, que tenia fama de hacer coches muy rápidos y poco fiables (las malas lenguas decían que los Bridcage de circuitos se desmantelaban al cruzar la meta, eso si, en primera posición), puso todo su empeño para que el Bora fuera justo lo contrario, un coche fiable y duradero. Y si lo hizo, aunque el peso final del coche se le fue más allá de lo deseado. Todas las soldaduras se realizaron con esmero, y el montaje del motor fue superado meticulosamente, con lo que se dieron muchos casos de Bora que superaron los 300.000 km y el coche se gano una sólida reputación de ser robusto y nada problemático
El ritmo de producción del Bora fue muy lento, y más aun después de la producción del Merak., mas barato y casi igual de eficiente dinámicamente, ya que compensaba su menor potencia con un peso inferior de casi 300 kg. El Bora, que era un coche caro, no pudo nunca con sus dos grandes rivales de la época, la Ferrari BB y, sobre todo, el Lamborghini Countach, ambos de líneas más agresivas y espectaculares, aunque menos dotados del punto de vista aerodinámico. Un total de 490 Bora se fabricaron desde el inicio de la producción, en 1971, hasta su desaparición de catalogo de la marca en 1980. Los primeros llevaban carroceriíta de aluminio y los de las últimas series salieron con un motor ligeramente potenciado. Sus ruedas de neumático de perfil alto no le permitían ofrecer la estabilidad de sus rivales y, pese a que el propulsor V8 le otorgaba grandes prestaciones, en especial en las medidas de aceleración y recuperación, el Bora fue quedando arrinconado por sus rivales más deportivos.
El Bora media 4,330 mm de largo, 1,770 mm de ancho, 1,114 mm de alto y 2,590 mm de distancia entre ejes y su peso era de 1.400 kg. Aceleraba de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos y tenía una velocidad máxima de 265 km/h
Curiosamente, lo que debía ser el deportivo mas radical de la marca quedo como un coche que compraban adinerados cuarentones que preferían la calidad de respuesta de sus motor, su fiabilidad y su línea discreta, mientras que los aficionados a los superdeportivos, acababan utilizando sus gruesas chequeras en Lamborghini y Ferrari.
Cuando Lamborghini lanzo el Miura de motor central en 1968, el mercado de los superdeportivos dio un huelco total. La revolucionaria situación de la mecánica en el centro del coche, que beneficiaba el reparto de pesos y por extensión, el comportamiento, obligo a las marcas rivales, excepto a Porsche, que continuo fiel al motor trasero colgado tras el eje, a copiar la situación del Miura. Ferrari lo hizo desarrollando la Berlinetta Boxery las Dino, mientras que Maserati, que por aquel entonces estaba en plena crisis financiera y enfrascada en realizar turismos deportivos con motores V6 delanteros, se vio obligada a optar por la nueva arquitectura.
Para ello recurrió al veterano motor de ocho cilindros que se uso en los años sesenta en competición y que la marca montaba en los exclusivos Quattroporte, Ghibli y México, todos ellos con destino a unos clientes que buscaban mas el confort de conducción y el lujo que las prestaciones puras. Con este V8 de carácter tranquilo, que ofrecía una potencia cercana a los 300 caballos y una par muy elevado a bajas revoluciones, el ingeniero Guilio Alfieri, alma matter de Maserati en la época, encargo al joven y brillante diseñador Giorgio Guigaro una carrocería coupe de dos puertas con motor central. Giorgio se puso a dibujar y creo, sin el mas mínimo estudio aerodinamico, una carrocería espectacular que ofrecía una muy limitada resistencia al aire con el valor Cx de 0,30, inusual en la época.
Conjuntando motor y carrocería, los mimbres para el nacimiento del Bora estaban reunidos. Faltaba darle forma al chasis, que se construyo utilizando una estructura tubular en las que los operarios soldaban a mano, piso y panales de carrocería, y dotarlo de una suspensión de última generación. El resto era fácil de conseguir, ya que la caja de cambios se encargo al especialista alemán ZF y los frenos de disco se asistieron mediante un sistema hidráulico proporcionado por Citroen, que poco antes de la presentación del Bora, en el Salón de Automóvil de Ginebra de 1971, se hizo con la mayoría de las acciones de Maserati.
En aquella época, Citroen había comprado las viejas fábricas de Simca, Panhard y la marca de camiones Berliet, e incluso intento hacerse con Fiat, de todas formas le seguía faltando una marca que le diera prestigio, y eligió a la moribunda Maserati, que vivía ahogada por los problemas financieros.
Guilio Alfieri, que tenia fama de hacer coches muy rápidos y poco fiables (las malas lenguas decían que los Bridcage de circuitos se desmantelaban al cruzar la meta, eso si, en primera posición), puso todo su empeño para que el Bora fuera justo lo contrario, un coche fiable y duradero. Y si lo hizo, aunque el peso final del coche se le fue más allá de lo deseado. Todas las soldaduras se realizaron con esmero, y el montaje del motor fue superado meticulosamente, con lo que se dieron muchos casos de Bora que superaron los 300.000 km y el coche se gano una sólida reputación de ser robusto y nada problemático
El ritmo de producción del Bora fue muy lento, y más aun después de la producción del Merak., mas barato y casi igual de eficiente dinámicamente, ya que compensaba su menor potencia con un peso inferior de casi 300 kg. El Bora, que era un coche caro, no pudo nunca con sus dos grandes rivales de la época, la Ferrari BB y, sobre todo, el Lamborghini Countach, ambos de líneas más agresivas y espectaculares, aunque menos dotados del punto de vista aerodinámico. Un total de 490 Bora se fabricaron desde el inicio de la producción, en 1971, hasta su desaparición de catalogo de la marca en 1980. Los primeros llevaban carroceriíta de aluminio y los de las últimas series salieron con un motor ligeramente potenciado. Sus ruedas de neumático de perfil alto no le permitían ofrecer la estabilidad de sus rivales y, pese a que el propulsor V8 le otorgaba grandes prestaciones, en especial en las medidas de aceleración y recuperación, el Bora fue quedando arrinconado por sus rivales más deportivos.
El Bora media 4,330 mm de largo, 1,770 mm de ancho, 1,114 mm de alto y 2,590 mm de distancia entre ejes y su peso era de 1.400 kg. Aceleraba de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos y tenía una velocidad máxima de 265 km/h
Curiosamente, lo que debía ser el deportivo mas radical de la marca quedo como un coche que compraban adinerados cuarentones que preferían la calidad de respuesta de sus motor, su fiabilidad y su línea discreta, mientras que los aficionados a los superdeportivos, acababan utilizando sus gruesas chequeras en Lamborghini y Ferrari.