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Sin verificar
Para celebrar el 50 aniversario de la marca, Ferrari diseño un automóvil excepcional, un superdeportivo que era, en realidad, una especia de Formula 1 carrozado y apto para circular en la carretera. El F50 fue el coche mas deseado de la época, y aun hoy sigue siendo el fruto prohibido de miles de fanáticos de Ferrari. Solo 349 privilegiados, ni uno más, pudieron estrenar en 1998 una unidad del F50, la Ferrari con mayúsculas.
Una Ferrari inspirada en los monoplazas de Formula 1, con muchas de sus soluciones técnicas, pero que podía ser homologado como coche de calle. No hay duda de que, siguiendo esas premisas, el F50 fue una bonita manera de celebrar los 50 años de la marca en Maranello.
Las soluciones técnicas eran las más avanzadas en 1997, año de inicio de producción. El chasis se construyo en fibra de carbono y con estructura monocasco, abandonando, por lo tanto, el chasis tubular que había caracterizado hasta entonces a los superdeportivos de la marca, como el F40, realizada diez años antes. Delante de la célula central, donde se coloco el habitáculo se diseño el subchasis tubular, también en carbono, para alojar los diferentes elementos de la suspensión, así como los radiadores, situados en el frontal por una cuestión de espacio y reparto de pesos. Este subchasis con estructura de deformación programada, servia adelante para superar la normativa antiimpactos.
E motor, un V12 atmosférico con tapas de cinco válvulas por cilindro, no se tomo a la Formula 1, ya que la escudería utilizaba motores V10, sino de la 333 SP, coche con el que la marca competía en las series IMSA norteamericanas de biplazas sport abiertos. El motor se ensamblaba por completo en la fábrica de Maranello y el bloque, aunque de fundición, era muy ligero.
La cilindrada del motor paso de 4 a 4,7 litros y la potencia conseguida, de 520 caballos, suponía la mejor relación de caballos por litro jamás conseguida por un motor atmosférico de serie. Para lograr tales niveles de potencia, Ferrari utilizo bieles de titanio, un material más ligero que el aluminio, pistones forjados y un cigüeñal más ligero. Estas modificaciones permitieron que el motor girara más rápido y, aunque la potencia máxima se obtenía a los 8.500 vueltas, 100 antes del corte de inyección, en Ferrari aseguraban que el motor de el F50 era capaz de girar en el banco de pruebas a casi 11.000 revoluciones por minuto. El motor, por cierto, era también muy ligero, tan solo 198 kg de peso con todos sus componentes incluidos.
Por primera vez en una Ferrari, el motor tenía como los Formula 1, una función autoportante, ya que, además de sostener la caja de cambios, la pieza que unía ambos elementos soportaba también el eje y los elementos de la suspensión trasera. Para la transmisión, se eligió una caja manual de seis velocidades aunque sin mandos al volante. Esta técnica, tomada también de la Formula 1, la utilizo Ferrari poco mas tarde con ocasión del lanzamiento de el F355 F1.
Cuando los ingenieros de Ferrari se dirigieron a Pininfarina para que el equipo de estilo, dirigido por Ramaccioti, les visitara su nuevo proyecto, en el estudio de diseño se llevaron las manos a la cabeza. Cada elemento de la carrocería debía tener una fundición concreta desde el punto de vista aerodinamico y de la circulación del aire, por lo que el diseño quedo supeditado por completo a las características excepcionales de la parte mecánica. Además, los diseñadores se guardaron un as en la manga y sorprendieron con una carrocería que era, a la vez, roadster y berlinetta. Para convertir el coche de abierto en cerrado no bastaba, sin embargo, con apretar un botón o desplegar una capota. Había que demostrar las barras antivuelco, eliminar los medios conos de la espalda del coche y atornillar en su sitio un techo duro, operación que requería media hora larga de trabajo.
El F50 estuvo a la altura de las expectativas creadas y se convirtió en el Ferraride carretera más rápida y eficaz jamás construida. En el circuito de pruebas de Fiorano, el F50 marco un tiempo de 1 minuto 28 segundos, casi cuatro segundos más rápido que su predecesora el F40 y casi siete mejor que el de un Ferrari F355. Su velocidad máxima homologada era de 325 km/h, una cifra que hubiera podido ser mas alta si así se lo hubieran propuesto con el diseño de la carrocería modelada tras 2.000 horas de trabajo en el túnel de viento. El equipo de Ferrari, sin embargo, dejo la velocidad punta de lado y busco eficacia en la conducción. El comportamiento pese a la ausencia de los sistemas de control de tracción o estabilidad (el coche no llevaba ABS), era majestuoso. Progresiva, e incluso dócil, el F50 era un coche que se dejaba conducir y que incluso piloteando al límite, transmitía siempre una gran confianza. Fue, y sigue siendo, el mejor Ferrari de toda la historia, aunque ahora, y ya hace rato, tengamos a el F60 (Enzo), el F50 va a seguir siendo la mejor, solo nos faltara ver como será el F70.