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Taconazos...

  • Iniciador del hilo pooh
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pooh

pooh

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Sin verificar
Tras acompañar ayer a los ilustres foreros del comando Matadepera hoy me he dado una vuelta por el centro de mi ciudad, y me ha sorprendido muy gratamente la siguiente combinación. Tacones altos, muy altos, piernas largas, larguisimas, medias y faldas. Y he de decir Bravo!!!. Ya esta bien de tanto pantalón, me gustan las faldas, las medias, los tacones y las mujeres.
Gracias guapas.
 
Amén a todo, y además el vino ;-)
 
Y que al final no se quiten los tacones...
lostimage.jpg
 
Si estáis así de salidos en pleno invierno-con el frio que hace-?Como os poneis en primavera?
 
Si estáis así de salidos en pleno invierno-con el frio que hace-?Como os poneis en primavera?

No, no, no,:D , nada de salidos. Sólo somos consecuentes : la belleza adopta múltiples formas y, en el caso femenino, me gustan todas las que pooh señala. Y muchísimas más que se calla, porque es persona honorable.;-) Pero como yo no, me ofrezco a mujer con cabello cortísimo - o mejor al cero -, sonrisa fascinante, y botas Martins, color rosa. Y que haga conmigo lo que quiera: siempre será menos que lo que yo deseo. :) Saludos.
 
Última edición:
jajjjja que arte teneis pichas, esta ultima frase me encanta
Y que haga conmigo lo que quiera: siempre será menos que lo que yo deseo. Saludos.
Que verdad mas grande
 
¿ Hace algo de calor, no ? :D
 
A mi sobre todo me gustan las mujeres...sin tacones y sin falda me gustan también...:D :D :D :D :D
 
  • #10
Que bestias sois...
Y eso que el oso soy yo.
La morena pa mi...
La del sillón pa Holdover, que dice que es suya. (Se entera tu señora y se te cae el pelo!!!).
 
  • #11
?A ti como te gustan,rubias morenas o castañas?
!Esas,esas......!
 
  • #12
jeje... un voto para pooh. Estamos de acuerdo.
 
  • #13
Tras acompañar ayer a los ilustres foreros del comando Matadepera hoy me he dado una vuelta por el centro de mi ciudad, y me ha sorprendido muy gratamente la siguiente combinación. Tacones altos, muy altos, piernas largas, larguisimas, medias y faldas. Y he de decir Bravo!!!. Ya esta bien de tanto pantalón, me gustan las faldas, las medias, los tacones y las mujeres.
Gracias guapas.


:clap: :clap: :clap: :clap:

Desafortunadamente hay muchas mujeres que no son conscientes de que lo que más nos atrae de ellas es precisamente su femineidad. Recordemos los pantalones de pata de elefante, los zapatos de plataforma (tengo una secretaria que viste como si fuera una de esas muñecas cabezonas, y la verdad es que me horripila), y la moda esa grunge que consistía en vestir como si viniesen de pedir de la puerta de la iglesia. ::bash::

Y al hilo de lo que pones y de como cuatro idiotas pastorean una pléyade de mansas -que se dejan pastorear- un articulillo de mi admirado Pérez-Reverte:

"La venganza de la Petra<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p>
<o:p></o:p>
ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 22 de abril de 2007<o:p></o:p>

El mundo se hunde y nosotros nos enamoramos. Ni los pantalones vaqueros respetan ya estos hijos de la gran puta. Antes era el color lavado o sin lavar, y ahora, el ancho de pata. Tendrían que ver ustedes la cara, mitad conmiseración profesional y mitad coña marinera, con la que me mira el vendedor. «Pues va a ser que no, señor Reverte –dice–. Esta temporada, todos vienen con dos centímetros más, por lo menos.» No puede ser, balbuceo con cara de panoli. Llevo el mismo ancho de pata, o de pernera, o como se diga, desde que el cabo Finisterre era soldado raso. Y busco los de siempre: normales, de faena. De toda la vida. «Pues es lo que hay –responde mi interlocutor–. La moda es la moda.» Y cuando, hecho polvo, dejo los pantalones y me dispongo a tomar el portante, añade: «Es que es usted un antiguo, señor Reverte». <o:p></o:p>



Total, que salgo a la calle blasfemando de los vaqueros, de la moda y de quienes la inventaron, mirando para arriba a ver si cae fuego del cielo y nos vamos todos a tomar por saco con las patas anchas de los cojones; pero lo que cae es una manta de agua y todos van con paraguas, y cuando miro para abajo sólo veo tejanos de patas anchas, arrastrados, pisándose el dobladillo o el deshilachado, que ésa es otra. Y como el suelo está mojado, sus propietarios van empapados hasta las rodillas, felices de ir chapoteando, chof, chof, con sus pantalones a la moda de la madre que me parió. Sobre todo las propietarias, porque las perneras acampanadas les encantan sobre todo a ellas, cinturas bajas y pata de elefante, favorecidas y elegantes que echas la pota, amén del companaje para completar figurín. Que parece mentira que haya mujeres capaces de ponerse prendas que les caen como una patada en la bisectriz, sólo porque el modisto de moda necesita trincar cada temporada y Victoria Beckham –esa especie de Ana Obregón vestida de Sissi Emperatriz por el estilista de Barbie, o viceversa– sale en el ¡Hola! <o:p></o:p>



Pero así funciona el asunto, creo. A Roberto Pastaflori, a Danti y Tomanti, a Rodolfo Langostino o a cualquier otro modisto puntero, o diseñador, o como carajo se llame ahora el antaño honorable gremio de la sastrería, se le ocurre una imbecilidad para epatar en la pasarela de Milán, verbigracia, que los hombres lleven la bragueta abierta con calzoncillo de camuflaje multicolor, que las mujeres usen ropa de minero asturiano y se calcen un pie con zapato de tacón aguja y el otro con sandalias apaches, o lo que sea, y no les quepa duda de que, durante los meses siguientes al desfile correspondiente –páginas de Cultura de los periódicos, ojo–, todo cristo, ellos y ellas, irán, o iremos, por esas calles con la bragueta abierta dos palmos lanzando pantallazos fosforito, los pavos, y las pavas con casco del pozo María Luisa y cojeando a la moda divina de la muerte, tacón, sandalia, tacón, sandalia, encantados de habernos conocido. Y si sólo fuera indumento, todavía. Los arcanos de tales dictaduras, alegremente aceptadas, son muchos e insondables. Pero ahí están, y vienen de antiguo. Todo empezó a fastidiarse, sospecho, el día en que la primera marquesa gilipollas –francesa, supongo, la Pompadour o una de esas zorras– hizo sentarse a su mesa, dándoles conversación, a su modisto, a su peluquero y a su cocinero. <o:p></o:p>



También albergo otra sospecha tenebrosa, que tiene que ver –usando una perífrasis delicada que no alborote mucho el gallinero– con las distintas aficiones y posturas de cada cual respecto al acto venéreo. Dicho de otro modo: lo que abunda entre los modistos no es el estilo camionero tipo Rusell Crowe, sino más bien el Chica Tú Vales Mucho. Pensaba en eso el otro día, hojeando un reportaje sobre quienes dictan la moda de nuestro tiempo. Las fotos eran reveladoras: Jean Paul Gaultier con botas de piloto intrépido acordonadas hasta las rodillas, jersey malva y pantalón de reflejos violetas, John Galiano con melena rubia y rizada hasta la cintura, sombrero de gánster, fular blanco y camiseta negra de pico, Valentino peliteñido, clásico y sobrio como la vida misma, Karl Lagerfeld –aparte esa pinta simpática que tiene, el jodío– con botas de montar, cuello duro, una sortija en cada dedo, una calavera en la corbata y una cadena de bicicleta a manera de cinturón. También venían un par de fulanos más cuyos nombres no retuve, uno con gomina amarilla y las rótulas depiladas asomándole por agujeros de los vaqueros, y otro vestido de Isadora Duncan que iba montado en patinete. Para mí, deduje tras mucho mirarlos, lo que son estos fulanos son unos cachondos. En el fondo –y en la forma– odian a las tías. Y se están vengando."<o:p></o:p>
 
  • #14
:clap: :clap: :clap: :clap:

Desafortunadamente hay muchas mujeres que no son conscientes de que lo que más nos atrae de ellas es precisamente su femineidad. Recordemos los pantalones de pata de elefante, los zapatos de plataforma (tengo una secretaria que viste como si fuera una de esas muñecas cabezonas, y la verdad es que me horripila), y la moda esa grunge que consistía en vestir como si viniesen de pedir de la puerta de la iglesia. ::bash::

Y al hilo de lo que pones y de como cuatro idiotas pastorean una pléyade de mansas -que se dejan pastorear- un articulillo de mi admirado Pérez-Reverte:

"La venganza de la Petra<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p>
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ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 22 de abril de 2007<o:p></o:p>

El mundo se hunde y nosotros nos enamoramos. Ni los pantalones vaqueros respetan ya estos hijos de la gran puta. Antes era el color lavado o sin lavar, y ahora, el ancho de pata. Tendrían que ver ustedes la cara, mitad conmiseración profesional y mitad coña marinera, con la que me mira el vendedor. «Pues va a ser que no, señor Reverte –dice–. Esta temporada, todos vienen con dos centímetros más, por lo menos.» No puede ser, balbuceo con cara de panoli. Llevo el mismo ancho de pata, o de pernera, o como se diga, desde que el cabo Finisterre era soldado raso. Y busco los de siempre: normales, de faena. De toda la vida. «Pues es lo que hay –responde mi interlocutor–. La moda es la moda.» Y cuando, hecho polvo, dejo los pantalones y me dispongo a tomar el portante, añade: «Es que es usted un antiguo, señor Reverte». <o:p></o:p>



Total, que salgo a la calle blasfemando de los vaqueros, de la moda y de quienes la inventaron, mirando para arriba a ver si cae fuego del cielo y nos vamos todos a tomar por saco con las patas anchas de los cojones; pero lo que cae es una manta de agua y todos van con paraguas, y cuando miro para abajo sólo veo tejanos de patas anchas, arrastrados, pisándose el dobladillo o el deshilachado, que ésa es otra. Y como el suelo está mojado, sus propietarios van empapados hasta las rodillas, felices de ir chapoteando, chof, chof, con sus pantalones a la moda de la madre que me parió. Sobre todo las propietarias, porque las perneras acampanadas les encantan sobre todo a ellas, cinturas bajas y pata de elefante, favorecidas y elegantes que echas la pota, amén del companaje para completar figurín. Que parece mentira que haya mujeres capaces de ponerse prendas que les caen como una patada en la bisectriz, sólo porque el modisto de moda necesita trincar cada temporada y Victoria Beckham –esa especie de Ana Obregón vestida de Sissi Emperatriz por el estilista de Barbie, o viceversa– sale en el ¡Hola! <o:p></o:p>



Pero así funciona el asunto, creo. A Roberto Pastaflori, a Danti y Tomanti, a Rodolfo Langostino o a cualquier otro modisto puntero, o diseñador, o como carajo se llame ahora el antaño honorable gremio de la sastrería, se le ocurre una imbecilidad para epatar en la pasarela de Milán, verbigracia, que los hombres lleven la bragueta abierta con calzoncillo de camuflaje multicolor, que las mujeres usen ropa de minero asturiano y se calcen un pie con zapato de tacón aguja y el otro con sandalias apaches, o lo que sea, y no les quepa duda de que, durante los meses siguientes al desfile correspondiente –páginas de Cultura de los periódicos, ojo–, todo cristo, ellos y ellas, irán, o iremos, por esas calles con la bragueta abierta dos palmos lanzando pantallazos fosforito, los pavos, y las pavas con casco del pozo María Luisa y cojeando a la moda divina de la muerte, tacón, sandalia, tacón, sandalia, encantados de habernos conocido. Y si sólo fuera indumento, todavía. Los arcanos de tales dictaduras, alegremente aceptadas, son muchos e insondables. Pero ahí están, y vienen de antiguo. Todo empezó a fastidiarse, sospecho, el día en que la primera marquesa gilipollas –francesa, supongo, la Pompadour o una de esas zorras– hizo sentarse a su mesa, dándoles conversación, a su modisto, a su peluquero y a su cocinero. <o:p></o:p>



También albergo otra sospecha tenebrosa, que tiene que ver –usando una perífrasis delicada que no alborote mucho el gallinero– con las distintas aficiones y posturas de cada cual respecto al acto venéreo. Dicho de otro modo: lo que abunda entre los modistos no es el estilo camionero tipo Rusell Crowe, sino más bien el Chica Tú Vales Mucho. Pensaba en eso el otro día, hojeando un reportaje sobre quienes dictan la moda de nuestro tiempo. Las fotos eran reveladoras: Jean Paul Gaultier con botas de piloto intrépido acordonadas hasta las rodillas, jersey malva y pantalón de reflejos violetas, John Galiano con melena rubia y rizada hasta la cintura, sombrero de gánster, fular blanco y camiseta negra de pico, Valentino peliteñido, clásico y sobrio como la vida misma, Karl Lagerfeld –aparte esa pinta simpática que tiene, el jodío– con botas de montar, cuello duro, una sortija en cada dedo, una calavera en la corbata y una cadena de bicicleta a manera de cinturón. También venían un par de fulanos más cuyos nombres no retuve, uno con gomina amarilla y las rótulas depiladas asomándole por agujeros de los vaqueros, y otro vestido de Isadora Duncan que iba montado en patinete. Para mí, deduje tras mucho mirarlos, lo que son estos fulanos son unos cachondos. En el fondo –y en la forma– odian a las tías. Y se están vengando."<o:p></o:p>
buenas foreros. muy interesante este hilo para hablar de lo que a mi juicio de verdad nos gusta a rabiar, por lo menos a mi, que despues de mi santa, la belucci me tiene loco. Y aqui esta la cuestion, una mujer guapa, sexy, atractiva, morbosa lo es mas si es mujer mujer, con sus tacones y sus faldas y su andar de femina.
lo siento por la emocion pero el tema me gusta a rabiar, y no me considero un salido ni un satiro ni nada parecido, solo un enamorado de las mujeres
 
  • #15
Reconozcamoslo abiertamente chicos: lo que nos gusta es el sexo.

Salu2,
 
  • #16
No sé que me pasa que ultimamente me gustan con sombrero, y con lazos, sobrias, vamos, será la edad, que me vuelve raro.

lostimage.jpg


Saludos
 
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