ICE
Habitual
Sin verificar
Leo, como recuerdo de otros funerales de épocas no tan pretéritas, que el último soldado español fallecido en Afganistan ha vuelto a España a las cinco de la mañana, en un avión militar. Curiosa e intempestiva hora, las cinco de la mañana, para recibir a un caido con todos los honores.
Un soldado que no ha muerto en una guerra, pero que de haber servido a otro país y en la misma zona de operaciones, hubiera sido una víctima de esta. Pero lo que me duele es ver como le devuelven a casa, parece que avergonzados, a horas que no rompen telediarios de la hora de comer, y negándole los honores que se le deben a cualquier soldado que vuelve a casa -vivo o muerto-. Ha venido en avión militar y ha ido a Zaragoza. La hora no es casual; los aviones militares en las bases militares entran y salen cuando se les ordena por sus mandos, y parece que no interesa que nadie se acuerde de que mandamos a nuestros hombres allí a morir, y que tampoco interesa que se les rinda el respeto debido por ello. No ha sido la primera vez. Con otros lo han hecho igual recientemente. Y nosotros hemos seguido adormilados.
Me da verguenza esta sociedad. Me da vergüenza que no seamos capaces de exigir que se guarde el debido respeto a los que han muerto por nosotros. Me da vergüenza la pasividad general cuando los funerales se hacen a escondidas y me da vergüenza que los feretros de los caídos por nosotros se saquen por la puerta de atrás de las iglesias, a escondidas. Como un último insulto, tras haber sido en vida ciudadanos de segunda.
Y mientras tanto, Belén Esteban se ha operado los hocicos, el exnovio de la Montiel casi se muere, y a lo mejor se dan los Goya entre ellos mismos.
Merecemos todo cuanto nos va a suceder.
ICE
Un soldado que no ha muerto en una guerra, pero que de haber servido a otro país y en la misma zona de operaciones, hubiera sido una víctima de esta. Pero lo que me duele es ver como le devuelven a casa, parece que avergonzados, a horas que no rompen telediarios de la hora de comer, y negándole los honores que se le deben a cualquier soldado que vuelve a casa -vivo o muerto-. Ha venido en avión militar y ha ido a Zaragoza. La hora no es casual; los aviones militares en las bases militares entran y salen cuando se les ordena por sus mandos, y parece que no interesa que nadie se acuerde de que mandamos a nuestros hombres allí a morir, y que tampoco interesa que se les rinda el respeto debido por ello. No ha sido la primera vez. Con otros lo han hecho igual recientemente. Y nosotros hemos seguido adormilados.
Me da verguenza esta sociedad. Me da vergüenza que no seamos capaces de exigir que se guarde el debido respeto a los que han muerto por nosotros. Me da vergüenza la pasividad general cuando los funerales se hacen a escondidas y me da vergüenza que los feretros de los caídos por nosotros se saquen por la puerta de atrás de las iglesias, a escondidas. Como un último insulto, tras haber sido en vida ciudadanos de segunda.
Y mientras tanto, Belén Esteban se ha operado los hocicos, el exnovio de la Montiel casi se muere, y a lo mejor se dan los Goya entre ellos mismos.
Merecemos todo cuanto nos va a suceder.
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