Sanza
Baneado
Bufffffffffffff que calor hace! Aunque el aire acondicionado funciona en la relojería, como acabo de entrar a trabajar, y sigue supurando el alcohol en la cabeza, me sobra el traje y la corbata y la piel y se me han acabado los termalgines o como se diga, lo cual me pone triste y furioso a partes iguales…
Bah, no creo que vendamos ni medio reloj y no creo que nadie me de la paliza, así que entro en fase introspectiva (me saco un moco) y busco instintivamente el culo de mi compañera con la vista (con la mano, no, que tiene un directo sorprendentemente bueno), pero está detrás del otro mostrador y hago un mohín y también como si leyera (del revés) un catálogo porque me ha pillado y de repente hace más calor. El caso es que tampoco les hizo gracia mi idea del hilo musical (sobre todo a la del tercero, no sabía yo que el ipod este tuviera tanto volumen ni que no todo el mundo estuviera entusiasmado con Camela) así que sólo se oye el “vaya mierda” que pienso, se ve que en voz alta, porque me mira el de seguridad como si hubiera profanado la catedral de Segovia o algo.
Tilin, tilíiiiiiiin…joé, entra un fulano también de traje con una fulan…señorita todo decidido y sonriente, quizás un poco pedo (menos que yo en todo caso) y se viene del tirón a por mí –no debe haber visto a mi compañera, o su señora sí que la ha visto- .
Nassss. Que quiero un Rolex de esos, dice, mirando la vitrina de los Cartier.
Buenas tardes, digo, mirándole el escote a su acompañante. Desea que le muestre algún modelo en especial (y no dejo de mirar las curvas de la moza)
Chssss…tú, que estoy aquí…sí, enséñame uno de esos grandes, también el de la correa de cocodrilo, y uno cuadrado, haga el favor, joven.
Le traigo tras descifrar el acertijo un SDDS, un Daytona de oro blanco y un Cellini, y se los pongo delante con una sonrisa (creo que me huele el aliento por la cara que pone) y comienzo a explicarle a cuantos metros se puede meter el Submariner, aunque lo mezclo con un chiste no muy apropiado porque mi compañera carraspea o se ahoga y se pone como un tomate, pero el individuo ni se da cuenta y me dice que le enseñe uno verde y otro azul…
Ya tengo la mesa hasta los topes y la pareja aparte de ensuciármelos todos, no hace mucho caso, y como me sigue doliendo la cabeza me cabreo y le digo que el más barato es el Airking..
Al tipo se le junta el entrecejo y me interpela…chaval…(“shabaaaaar”)…ahora mismo me vas a traer tres de estos cuadrados.
Le miro. Miro a la fulana. Miro al culo de mi compañera (se bate en retirada).Miro al vigilante (que me mira peor que antes incluso).Y entro y saco los tres Cellinis que más a mano me pillan, aunque no son ni iguales.
A verrrrrrrrrrrr…sigue el caballero de los colorines y formas…
Lo primero, te me cobras….y pone encima de la mesa una tarjeta con la que podría comprar la tienda…
Lo segundo…(he cobrado más rápido que un cura loco santiguándose, que a mí este me soluciona el mes)…este me lo llevo puesto…y se arremanga y se lo pone y casi se corta la circulación de lo prieto que lo deja…
Este otrooooo…
Y coje el hijoputa y lo tira al suelo, y se lía a saltarle encima como arrebatado, diez o doce veces, hasta acaba sudando, como si estuviera poseído, el jodío…lo deja ach
flanado, escoñao, no se salva ni la correa…
Esto no lo arregla ni el SAT ni la madre que lo parió…
Todo ufano, me mira, le da una palmada a la otra (que yo creo ya que ni habla o sólo habla ucraniano)…y me dice…
Este pa ti. Por majo. Que eres muy espabilao!
Lo miro.
Miro al reloj.
Miro al tío.
A la tía.
A un punto más allá del bien y del mal, donde habita Iniesta y Casillas y Del Bosque…
Y lo tiro al suelo y le salto encima como si estuviera loco y lo dejo hecho un Cristo…los saltos del otro parecían los de Zapatero cuando le dejaron tocar la Copa al lado de los de Sandokan colocado hasta las trancas…un chino de esos del Kung Fu no tiene huevos a dejar el reloj como lo dejé yo…
Y miro otra vez a todos, y digo…algo más, caballero? (aquí, eructo)
Algo para la dama?
Un café?
Pscheeee…a mí con chulerías!
(algo tenía que poner para los muñecos estos que he encontrado)
Bah, no creo que vendamos ni medio reloj y no creo que nadie me de la paliza, así que entro en fase introspectiva (me saco un moco) y busco instintivamente el culo de mi compañera con la vista (con la mano, no, que tiene un directo sorprendentemente bueno), pero está detrás del otro mostrador y hago un mohín y también como si leyera (del revés) un catálogo porque me ha pillado y de repente hace más calor. El caso es que tampoco les hizo gracia mi idea del hilo musical (sobre todo a la del tercero, no sabía yo que el ipod este tuviera tanto volumen ni que no todo el mundo estuviera entusiasmado con Camela) así que sólo se oye el “vaya mierda” que pienso, se ve que en voz alta, porque me mira el de seguridad como si hubiera profanado la catedral de Segovia o algo.
Tilin, tilíiiiiiiin…joé, entra un fulano también de traje con una fulan…señorita todo decidido y sonriente, quizás un poco pedo (menos que yo en todo caso) y se viene del tirón a por mí –no debe haber visto a mi compañera, o su señora sí que la ha visto- .
Nassss. Que quiero un Rolex de esos, dice, mirando la vitrina de los Cartier.
Buenas tardes, digo, mirándole el escote a su acompañante. Desea que le muestre algún modelo en especial (y no dejo de mirar las curvas de la moza)
Chssss…tú, que estoy aquí…sí, enséñame uno de esos grandes, también el de la correa de cocodrilo, y uno cuadrado, haga el favor, joven.
Le traigo tras descifrar el acertijo un SDDS, un Daytona de oro blanco y un Cellini, y se los pongo delante con una sonrisa (creo que me huele el aliento por la cara que pone) y comienzo a explicarle a cuantos metros se puede meter el Submariner, aunque lo mezclo con un chiste no muy apropiado porque mi compañera carraspea o se ahoga y se pone como un tomate, pero el individuo ni se da cuenta y me dice que le enseñe uno verde y otro azul…
Ya tengo la mesa hasta los topes y la pareja aparte de ensuciármelos todos, no hace mucho caso, y como me sigue doliendo la cabeza me cabreo y le digo que el más barato es el Airking..
Al tipo se le junta el entrecejo y me interpela…chaval…(“shabaaaaar”)…ahora mismo me vas a traer tres de estos cuadrados.
Le miro. Miro a la fulana. Miro al culo de mi compañera (se bate en retirada).Miro al vigilante (que me mira peor que antes incluso).Y entro y saco los tres Cellinis que más a mano me pillan, aunque no son ni iguales.
A verrrrrrrrrrrr…sigue el caballero de los colorines y formas…
Lo primero, te me cobras….y pone encima de la mesa una tarjeta con la que podría comprar la tienda…
Lo segundo…(he cobrado más rápido que un cura loco santiguándose, que a mí este me soluciona el mes)…este me lo llevo puesto…y se arremanga y se lo pone y casi se corta la circulación de lo prieto que lo deja…
Este otrooooo…
Y coje el hijoputa y lo tira al suelo, y se lía a saltarle encima como arrebatado, diez o doce veces, hasta acaba sudando, como si estuviera poseído, el jodío…lo deja ach
flanado, escoñao, no se salva ni la correa…
Esto no lo arregla ni el SAT ni la madre que lo parió…
Todo ufano, me mira, le da una palmada a la otra (que yo creo ya que ni habla o sólo habla ucraniano)…y me dice…
Este pa ti. Por majo. Que eres muy espabilao!
Lo miro.
Miro al reloj.
Miro al tío.
A la tía.
A un punto más allá del bien y del mal, donde habita Iniesta y Casillas y Del Bosque…
Y lo tiro al suelo y le salto encima como si estuviera loco y lo dejo hecho un Cristo…los saltos del otro parecían los de Zapatero cuando le dejaron tocar la Copa al lado de los de Sandokan colocado hasta las trancas…un chino de esos del Kung Fu no tiene huevos a dejar el reloj como lo dejé yo…
Y miro otra vez a todos, y digo…algo más, caballero? (aquí, eructo)
Algo para la dama?
Un café?
Pscheeee…a mí con chulerías!
(algo tenía que poner para los muñecos estos que he encontrado)
....¿tienes algun muñequito de esos para el que es tonto?
:, pero...
