eufrasia
De la casa
Sin verificar
es un calcetin limpio pero un poco arrugado que asoma entre los barrotes de una cama de esqueleto medio oxidado, en ella se observa una manta de esas con cuadros de retazos de ropas variadas y antiguas y bajo la manta sobresale el calcetin con un pie tamaño cuarenta y pico que se sigue de una pantorrilla peluda
la extremidad se corresponde con un cuerpo que reposa junto a la mesa del despacho de una relojeria de las viejas, de esas que todavia conservan algunos estuches con vintages hermosos intocados, parcialmente iluminado el despacho por la luz del dia que no termina de entrar en la tienda, es el sueño de todo relojista poder mirar indefinidamente los tesoros aunque sean solamente las correas pespunteadas en rojo o naranja o amarillo
no importa, hasta una correa de carton le interesa al durmiente que se rasca la greñuda cabezota y asoma por encima de la manta una nariz de perfil romano afilada y casi transparente de tan delgada, como el resto de la persona que mira con ojos asombrados el entorno en que se encuentra
y es que el dueño del calcetin intergalactico se encontraba un dia en la rambla de una ciudad cualquiera mirando los relojes de un escaparate cuando expreso en voz alta su deseo "quiero mirar en el silencio de la noche todos estos tesoros dormidos o latiendo a su ritmo pero en el silencio de la noche quiero sentir su presencia sin ningun ruido que me moleste"
en ese momento aparecio un tipo extremadamente pequeño mas que danny de vito como jordi pujol, con cara de gnomo como el de la laxia de las gaguerras, aquel verde que te admiro verde extraterrestre y galactico personaje, que le regalo al interfecto solitario anhelador unos calcetines que le dejaban entrar en los umbrales de su avaricia visual interminable rellojeraa ambicion de palida mirada nocturna
los calcetines lo llevaban a cualquier sitio que quisiera y se quedaba dormido en las pequeñas tiendas con la peculiaridad de que no podia guardarse nada, porque automaticamente el calcetin lo proyectaria fuera del espacio sideral hacia la nada repugnante y sucia y fea, ignorado por el latir de los hermosos maquinos del tiempo
a veces lo sorprendia el dia tendido como ahora en una vieja cama desvencijada pero calentita de tanto latir del oro y las esferas de relojes que refulgian en la oscuridad del tiempo, y el dueño de la tienda por alguna extraña magia de ritmos cambiantes no lo echaba a patadas sino que sabia que aquel hombre no era mas que un amante desconsolado, sin futuro alguno con las novias de sus deseos relojiles
nunca llegaria a casarse con nada que el tuviera en la tienda, su amor era platonico amor de miron interesado pero discreto, y con el tiempo consiguio el permiso de muchos tenderos que le permitian abrir los cajones, seguros de que si entraba un ladron el avisaria al dueño o la policia porque no iba a permitir que se mancillara nada, los calcetines elevaban a aquel maniatico mirador a una categoria de seudo vigilante
y en el candor de la noche, el mamonaso era mucho mas feliz que el comun de los mortales
la extremidad se corresponde con un cuerpo que reposa junto a la mesa del despacho de una relojeria de las viejas, de esas que todavia conservan algunos estuches con vintages hermosos intocados, parcialmente iluminado el despacho por la luz del dia que no termina de entrar en la tienda, es el sueño de todo relojista poder mirar indefinidamente los tesoros aunque sean solamente las correas pespunteadas en rojo o naranja o amarillo
no importa, hasta una correa de carton le interesa al durmiente que se rasca la greñuda cabezota y asoma por encima de la manta una nariz de perfil romano afilada y casi transparente de tan delgada, como el resto de la persona que mira con ojos asombrados el entorno en que se encuentra
y es que el dueño del calcetin intergalactico se encontraba un dia en la rambla de una ciudad cualquiera mirando los relojes de un escaparate cuando expreso en voz alta su deseo "quiero mirar en el silencio de la noche todos estos tesoros dormidos o latiendo a su ritmo pero en el silencio de la noche quiero sentir su presencia sin ningun ruido que me moleste"
en ese momento aparecio un tipo extremadamente pequeño mas que danny de vito como jordi pujol, con cara de gnomo como el de la laxia de las gaguerras, aquel verde que te admiro verde extraterrestre y galactico personaje, que le regalo al interfecto solitario anhelador unos calcetines que le dejaban entrar en los umbrales de su avaricia visual interminable rellojeraa ambicion de palida mirada nocturna
los calcetines lo llevaban a cualquier sitio que quisiera y se quedaba dormido en las pequeñas tiendas con la peculiaridad de que no podia guardarse nada, porque automaticamente el calcetin lo proyectaria fuera del espacio sideral hacia la nada repugnante y sucia y fea, ignorado por el latir de los hermosos maquinos del tiempo
a veces lo sorprendia el dia tendido como ahora en una vieja cama desvencijada pero calentita de tanto latir del oro y las esferas de relojes que refulgian en la oscuridad del tiempo, y el dueño de la tienda por alguna extraña magia de ritmos cambiantes no lo echaba a patadas sino que sabia que aquel hombre no era mas que un amante desconsolado, sin futuro alguno con las novias de sus deseos relojiles
nunca llegaria a casarse con nada que el tuviera en la tienda, su amor era platonico amor de miron interesado pero discreto, y con el tiempo consiguio el permiso de muchos tenderos que le permitian abrir los cajones, seguros de que si entraba un ladron el avisaria al dueño o la policia porque no iba a permitir que se mancillara nada, los calcetines elevaban a aquel maniatico mirador a una categoria de seudo vigilante
y en el candor de la noche, el mamonaso era mucho mas feliz que el comun de los mortales