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La boda ( relato)

  • Iniciador del hilo SKELETON
  • Fecha de inicio
Estado
Hilo cerrado
S

SKELETON

Quasi-forer@
Sin verificar
El led continuaba parpadeando en color ámbar, como durante casi todo el camino transcurrido en una hora, hasta que se mantuvo fijo un instante y pasó a color rojo acompañado del característico “triloriloró”. Una voz femenina, con notable acento a caoba, canela y ron abrió la comunicación.
- C3, aquí Torres<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p>
El led pasó de rojo a verde.<o:p></o:p>
- Hola canariona guapa, aquí C3, todo va según lo previsto. Terminamos de salir de la cuadricula. Pasamos de B2 a A3 por el vértice inferior izquierdo.
- Muy bien, eso es lo que nos dice el GPS y déjate de zalamerías, que luego pasa lo que pasa. ¿Qué tal marcha la “guagua”? <o:p></o:p>
- Va de “puta madre” y se nota el cambio del compresor a otro de paso variable. En marchas cortas da la impresión de que vaya a saltar como un canguro cada vez que le pones la primera y aceleras, porque te tira hacia atrás. El Javi, esta alucinando.<o:p></o:p>
- Vale. Los cambios en el escape, consumo, filtros de gas oil y de partículas se verán cuando lleguéis a talleres. Ya sabéis, no olvidarse de anotar cualquier incidencia.<o:p></o:p>
- Tranquila que está todo anotado, solo nos falta por hacer la prueba de velocidad en llano, que es la que nos toca comprobar ahora y también me falta por anotar lo mucho que me gustas, niña, que sabes que me vuelves loquito.<o:p></o:p>
- Yaaa se destapó la labia andaluza. Mira, llevo una guardia tranquilita, Jóse, así que no me la compliques, que si te pones tontito cierro la comunicación.<o:p></o:p>
La inflexión de la voz era la típica de “bueno, pero si insistes, no pasa nada”.<o:p></o:p>
- Pero Cande, no te pongas así, mujer, que sabes que pienso mucho en ti.<o:p></o:p>
- Si, si, en tenerme debajo, a mi no me la das, que te conozco, pirata.<o:p></o:p>
- Como eres, niña, no se te puede decir nada bonito, enseguida piensas en otras cosas.<o:p></o:p>
- Anda, déjate de historias que la comunicación va en abierto y estaréis todos como lobos, con la sonrisita en los labios y la oreja tiesa. Cierro y si hay alguna incidencia me llamas.<o:p></o:p>
Volvió a sonar la musiquita de cierre y el led se puso a parpadear en ámbar de nuevo.<o:p></o:p>
- Es dura la jodida, ¿eh Jóse?<o:p></o:p>
- Vaya que lo es, Tomás, pero no dejo de insistir, no se tomó Zamora en una hora. Hala, vamos a lo que vamos -se acomodó bien en su asiento comprobando que los demás también lo estuvieran y que las medidas de seguridad se hubiesen seguido según el protocolo- Javi, dale marcha a la “ guagua”, a ver si nos sorprende de nuevo.<o:p></o:p>
La velocidad que llevaba el vehículo se fue incrementando de forma suave, pero muy rápidamente. La aceleración constante hacía que tras ellos quedase una nube de polvo que rellenaba el vacío que segundos antes había ocupado su considerable volumen. Estaban asombrados de la capacidad de respuesta que había adquirido en marchas largas, con relación a la que anteriormente tenía y todos los comentarios eran el reflejo de esa circunstancia.<o:p></o:p>
- ¡¡Jefe, esto es un avión!!<o:p></o:p>
- Ya lo veo, Javi, pero no te entusiasmes tanto y estate atento conduciendo. ¿Has visto al todo terreno ese que viene por el camino de la derecha?<o:p></o:p>
- Todo bajo control, “no problemo “<o:p></o:p>
- Déjate de chorradas y ve levantando el pie, que no tiene pinta de frenar en el cruce, frena, Javi, frena, frenaaaa.<o:p></o:p>
- Hostiassssss que me lo llevo por delante.<o:p></o:p>
Todos se sujetaron de la forma más segura ante el posible y casi eminente golpe en un ambiente de gritos y nerviosismo. La contundencia de los frenos hizo que se clavasen en el camino y quedasen sobre el terreno las marcas de las rodaduras durante unos cuantos metros, acompañados de una nube de tierra y pequeñas piedras que finalmente ocultó a los dos vehículos.<o:p></o:p>
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Era una tarde de mayo preciosa, una ligera brisa hacia que las hojas lanceoladas de los olivos se moviesen en un vaivén casi musical, dando al paisaje la apariencia de una ola de tonos verdes con múltiples matices de color que cubría prácticamente todo lo que la vista podía abarcar. El todo terreno Mercedes había salido del cortijo y se dirigía por el camino pobremente asfaltado hacia el cruce, para luego tomar la ruta que lo llevaría a la senda de la ermita donde iba a celebrarse la boda y el banquete campero. El traqueteo de la marcha era apenas perceptible dentro del habitáculo y el trayecto se estaba haciendo con mucha facilidad y cómodamente. <o:p></o:p>
- Por Dios, mamá, deja ya de tomar eso y no me gimotees mas, que al final me vas a manchar el traje con el rimel.<o:p></o:p>
- Hija, ya sabes, son los nervios, que no puedo con ellos.<o:p></o:p>
La pequeña botella pasó de nuevo de la profundidad del bolsito de mano a las manos arregladas y enjoyadas para terminar en los labios, donde descargó una pequeña dosis de su contenido<o:p></o:p>
- Además, Carmela, no me hace daño, me calma -con un pequeño pañuelo de papel secaba las comisuras de los labios cuidando de no estropear el perfilado y el color del lápiz labial- que en estos casos siempre me ha venido bien y lo hacen los monjes, así que malo no puede ser.<o:p></o:p>
- ¡ No me jodas, mamá ¡ Que es Agua del Carmen con ochenta grados de alcohol y como sabes, soy farmacéutica y sé perfectamente que lleva y que efectos procura y para tu conocimiento eso -la mano embutida en el mitón blanco de encaje con bordados florales señalaba, como el dedo del fiscal al culpable, a la botellita- se ha de tomar diluido en agua en una proporción de seis a uno y tu te lo estas tomando a morro.<o:p></o:p>
- Ay hija, como te pones por nada. Trató de ocultar presurosamente el cuerpo del delito pero tardó demasiado y quedó patente la cantidad que faltaba.<o:p></o:p>
- ¡ La madre que me parió! - “presente”, sonó a su lado tímidamente- te has tomado mas de la mitad, vas a pillar una cogorza peor que cuando fue la boda de tu hijo Angel.<o:p></o:p>
- Eso es científicamente imposible, so pena de caer bajo shock etílico. <o:p></o:p>
- Tu te callas Angel y sigues conduciendo. El abanico de la novia impactó en la cabeza del conductor afirmando la rotundidad de sus palabras.<o:p></o:p>
- A sus ordenes, hermanita, yo a lo mío, a conducir y no despegar los labios, pero aun recuerdo mi boda -una pequeña carcajada acompañada por tres de los ocupantes del coche, la novia, el hermano y su mujer, pareció evocar el evento- eso de ver a papá haciendo el egipcio con la corbata en la frente y a mamá de Salomé bailando al compás del “Ahí va, ahí va” puede pasar a la antología de las borracheras y no hizo la danza de los siete velos, porque se tenía que quitar la faja. Si la cuelgo en el Youtube, seguro que bato records de audiencia, y porque papá se ha roto una pierna y tu padrino es el que te va a llevar al altar, que sino edición aumentada y corregida de la anterior borrachera.<o:p></o:p>
- Si la cuelgas, te capo, hermanito. Había decisión en las palabras, aunque no exentas de ironía.<o:p></o:p>
- No me lo capes, Carmela, que a ver luego como me lo hace, porque no hay mucho donde capar. Las mujeres se reían con ganas.<o:p></o:p>
- Ya estamos con que “si la abuela fuma ducados”. Lo que hay que escuchar, en fin me callo porque no merece la pena contestaros. Ya me lo dirás esta noche, Blanca, ya.<o:p></o:p>
- Con la que vas a pillar en el banquete, creo que esta noche solo te diré “ buenas noches cielin” y eso si estoy mas serena que tu, porque al segundo whisky, ya estas ausente y te da por hablar de historia y de la crisis del Imperio Romano.<o:p></o:p>
Las dos mujeres se despachaban a gusto y se secaban los ojos, porque las lagrimas podían deshacer parte del maquillaje, mientras Angel, murmurando vocablos casi incoherentes se centraba en la conducción, agachando y negando con la cabeza<o:p></o:p>
- Dejad a mi Angel, brujas, que sois unas brujas. Un arrebato maternal acudió al rescate de la masculinidad puesta en entredicho.<o:p></o:p>
-Debería de estar prohibido por Real Decreto, que la mujer y la hermana de uno fuesen amigas desde niñas, que esto es como estar controlado por dos mujeres.<o:p></o:p>
Casi al unísono las dos contestaron entre carcajadas........” y no estar loco”.<o:p></o:p>
- Eso, encima ponedle música de bolero al escarnio que ya es lo que me faltaba, encima de llevar el coche que parece una cruz de mayo, porque la tía Carlota se ha pasado tres pueblos, hasta flores quería ponerle a las llantas, manda huevos, tener que aguantaros. <o:p></o:p>
Las conversaciones tomaban las características típicas familiares del momento, mientras se iban acercando al final del camino con Angel como centro de las puyas.
- Ten cuidado, hijo, con el bache que hay al final de la carretera y ojo no venga alguien.<o:p></o:p>
- Tranqui, madre, que la visibilidad es buena y de lejos se ve si viene algo. La cabeza de Angel giró a la izquierda y solo advirtió un remolino de polvo producto del viento que movía los olivos y sacó el morro del todo terreno al camino de tierra. <o:p></o:p>
- ¡¡ Coño, un tronco volando!! El frenazo fue espectacular y su efectividad hizo que el vehículo se parase casi en el acto, pero no pudo evitar que el Leopardo E, deslizándose y maniobrando para evitar la colisión, una vez pasada casi toda la longitud de su cañón, rozase con la parte externa de la oruga el frontal del coche, con el consiguiente estremecimiento de la carrocería y susto de sus ocupantes al ver pasar ante sus ojos un carro de combate envuelto en un torbellino de tierra y piedras, acompañado de una lluvia de flores desprendidas por el impacto.<o:p></o:p>
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- Torres, Torres, aquí C3<o:p></o:p>
- Dime, que pasa, que terminamos de hablar hace cinco minutos.<o:p></o:p>
- Hemos tenido un percance, Cande.<o:p></o:p>
-¡¡Jóse que me dices!! ¿Cómo estáis todos? ¿Qué ha pasado? La alteración de la voz y la rapidez en las preguntas mostraba a las claras la impresión que le había producido la noticia. El coronel y el oficial de servicio que se encontraban en la sala de comunicaciones también se percataron del cambio de tono, de que había pasado algo fuera de lo normal. Una mano se posó sobre el hombro de la suboficial de comunicaciones.<o:p></o:p>
- ¿Que pasa, sargento? Y no se levante. <o:p></o:p>
- A sus ordenes, mi coronel. El C3 que ha tenido un accidente, nada grave. Están todos bien y no hay daños de importancia.<o:p></o:p>
- Páseme con el carro para que me dé novedades en cuanto termine de hablar con el capitán.<o:p></o:p>
El rutinario “a sus ordenes”salió de la boca de Candelaria y se dispuso a informar al jefe del carro que el coronel le iba a pedir novedades de lo sucedido, pero nuevamente el led le advirtió que estaba recibiendo comunicación desde el lugar del suceso.<o:p></o:p>
- En fin, ¿quien esta de guardia para darle novedades? <o:p></o:p>
- Huís, mi niño, hoy no es tu día de suerte -la socarronería canaria asomaba en las palabras- está EL y lleva tres días sin fumar.<o:p></o:p>
- ¿ÉL? -aquí la voz cambió a tintes dramáticos- no me jodas Candelaria, ¿qué hace el coronel ahí?.<o:p></o:p>
- Caballo Loco “in person”, estaba en la sala cuando me llamaste y lo escuchó, así que quiere que se lo relates tu. Que no te pase nada, con decirte que en la funda del arma lleva una botella de agua en vez de la reglamentaria y los bolsillos llenos de caramelos, te lo digo todo de su estado de nervios<o:p></o:p>
- ¿Es que todo me tiene que pasar a mí? Que mala suerte tengo, joder, no podía ser otro mando en Capitanía, el ayudante del general de división Estoy gafado, de aquí directamente al calabozo. Y no te rías, Cande, que te estoy escuchando.<o:p></o:p>
- Chiquitín, que aun no te ha pasado nada y eras lo mas parecido a un personaje de tragedia griega declamando tu fatal destino, por eso mi risita, aunque sinceramente, te veo mas como Hamlet. Ya te llamará el coronel.<o:p></o:p>
El cerrar la comunicación no evitó que se pudiera escuchar un comentario acerca de no sé que de un pelotón de fusilamiento, que no vino a aliviar las cosas precisamente.<o:p></o:p>
José fumaba mirando el cuadro de comunicaciones a la espera de ver el cambio de color en el indicador que seguía en ámbar, hasta que pasó a rojo, un rojo demasiado intenso en ese momento.<o:p></o:p>
- ¿Que ha pasado mi sargento? Las palabras tenían un tono de mando conocido aunque sonaban con mucho mas sosiego de lo esperado.<o:p></o:p>
- A las ordenes de usía mi coronel.<o:p></o:p>
- Apee el tratamiento, sargento, que sino esto se va a hacer eterno. Cuénteme lo sucedido. El típico ruido del papel de un caramelo al desenvolverlo se coló en la comunicación.<o:p></o:p>
- A sus ordenes, mi coronel, ha sido un todo terreno que no nos ha visto y no ha parado al entrar en la carretera que lleva a la ermita de Santa Eulalia.<o:p></o:p>
Un taco cortó la explicación del hecho.<o:p></o:p>
- ¿Me esta usted diciendo que no vieron a una mole de acero de sesenta y dos toneladas rodando? ¿Y donde fue el accidente?.<o:p></o:p>
- Ha sido en el cruce que lleva al cortijo “ Los jarales “ mi coronel.<o:p></o:p>
- Pero... si eso es un llano, no hay nada que impida la visibilidad -había sorpresa en las palabras- solo olivos y están fuera del campo de visión, conozco perfectamente ese camino. No me lo explico<o:p></o:p>
- Yo tampoco, mi coronel, pero porque el Javi, bueno, el conductor, es una fiera, y maniobró perfectamente que un poco mas y les pasamos por encima. Solo puedo pensar que ha sido por el tipo de pintura y los nuevos diseños de las bandas de camuflaje disruptivo por lo que no nos ha visto.<o:p></o:p>
- Ya sé, mi sargento, que tenemos los mejores carros de combate y las mejores tripulaciones del mundo. Me alegro de que no haya pasado nada irreparable.<o:p></o:p>
Las cosas ya parecían que habían perdido el tinte trágico del comienzo y todo estaba mas relajado en la comunicación.<o:p></o:p>
- ¿Que tal están los ocupantes del todo terreno?. Sonaba rara la voz del coronel con el caramelo en la boca.<o:p></o:p>
En ese momento el sargento carraspeó un poco ante lo que se avecinaba.<o:p></o:p>
- Están bien, hay una señora que le esta diciendo a un joven que ya le había advertido del bache y esta bebiendo algo, pero se tambalea un poco, una señorita desmayada y espatarrada en el asiento del coche, el joven mira el carro y observa como ha quedado el todo terreno con cara entre pánico y asombro y otra señorita vestida de novia con un pequeño ataque de histeria, hablando sola y paseando de un sitio a otro dándose aire con un abanico, todo dentro de lo normal, mi coronel.<o:p></o:p>
- Bueno, digamos que normal para lo que pudo haber sido, mi sargento. El todo terreno ¿qué tal ha quedado?. <o:p></o:p>
- Teniendo en cuenta que solo ha sido un roce ligero, no esta mal, mi coronel, nos hemos llevado por delante parte de la calandria, los grupos ópticos de la izquierda, el palier delantero derecho y el capó, que se ha quedado encima de un olivo como si fuera una vela.<o:p></o:p>
Se hizo un pequeño silencio mientras se oía beber el coronel un trago de agua.<o:p></o:p>
- No es un parte de guerra, pero lo parece, mi sargento. Si solo son daños materiales tome los datos del vehículo y ya nos pondremos en contacto con ellos, a pesar de que se han saltado la preferencia al entrar en la carretera y sigan con las pruebas. ¿Algo mas, mi sargento?<o:p></o:p>
Ahora el silencio provenía del carro y se estaba haciendo demasiado largo, provocando la aparición de la tensión en la sala, haciéndolos respirar a todos muy despacio como si fuera una situación bélica real. Una pequeña tos reabrió la comunicación.<o:p></o:p>
-Mi coronel, es que tenemos un problema. <o:p></o:p>
-Explíquese, mi sargento. La voz ya no era tan sosegada como al principio<o:p></o:p>
- Verá, mi coronel, es que la señorita que va de novia, iba a casarse esta tarde, y claro no puede ir a la iglesia con el todo terreno inmovilizado, así que nos ha pedido si la podemos llevar.<o:p></o:p>
Una especie de bramido pareció escucharse al otro lado de la línea acompañada de un golpe en una mesa.<o:p></o:p>
-Por Dios, mi sargento, ¿se imagina usted entrando en la calle del pueblo o de lo que sea donde se celebre la boda con la novia en el carro? Ni que fuéramos el ejercito de Pancho Villa, y ya de paso, ponemos al novio en el mantelete con el cañón entre las piernas, para que la novia se vaya haciendo a la idea de lo que le espera esa noche, maldita sea. Que se busquen la vida, que llamen a un taxi o a los marines, me da igual. ¿Entendido? <o:p></o:p>
- A sus ordenes, mi coronel, pero es que tenemos otro problema.<o:p></o:p>
- MecagoenloshuevosdelcaballodeEspartero, mi sargento, que coño pasa ahora, ¿ha roto aguas la novia?<o:p></o:p>
Aquí, el jefe del carro, tuvo que bajar el volumen de los auriculares porque las palabras llegaban con muchos decibelios por los berridos que estaba dando el coronel.<o:p></o:p>
- Es que la señorita dice que es la ahijada de Don Lucas y es su padrino de boda también.<o:p></o:p>
- ¿Quién cojones es Don Lucas, mi sargento?<o:p></o:p>
- Nuestro general de división, mi coronel. <o:p></o:p>
Ahora, mas que el silencio se hizo el vacío, podía escucharse el ruido de un caramelo al moverse de un lado a otro de la boca, rozando la dentadura, como si fuera el cerrojo de un arma que sé esta cargando.<o:p></o:p>
- No me joda mi sargento. Las palabras salieron arrastrándose, como si fueran serpientes.<o:p></o:p>
- Ni se me ocurre, mi coronel.<o:p></o:p>
El transmisor continuaba en rojo, en una dilatada espera tensa, mientras el sargento miraba el panorama que tenia a sus pies, esperando la siguiente retahíla del coronel y el consiguiente “ marrón metalizado” que se iba a comer, aunque ellos no habían tenido la culpa de nada.<o:p></o:p>
-¿Dijo usted en el cruce de “Los jarales ”? La pregunta sonaba extrañamente amable.<o:p></o:p>
- Así es, mi coronel.<o:p></o:p>
- Dígame los nombres de las personas y una descripción de la novia.<o:p></o:p>
- La señora mayor se llama Eloisa, el joven Angel, la señorita Blanca y la novia Carmela, no muy alta, guapa, morena, de piel blanca con unos ojos verdes muy bonitos y por lo que se ve, con un carácter explosivo.<o:p></o:p>
Conforme escuchaba la relación pedida, el coronel asentía con al cabeza, mientras una sonrisa mefistofélica empezaba a formarse en su rostro.<o:p></o:p>
- Muy bien mi sargento, son ellos, no hay duda, los conozco en persona de haber ido con Don Lucas al cortijo y también sé que tenia hoy la boda de su ahijada y su función en la ceremonia, aunque ya no me acordaba. Voy a hacer una consulta y enseguida le daré las ordenes pertinentes.<o:p></o:p>
- A las ordenes de usía, mi coronel.<o:p></o:p>
En la sala de comunicaciones vieron salir al coronel riéndose por lo bajo y acariciando un puro que había sacado del bolsillo superior del traje de faena, mientras se dirigía a su despacho canturreando el himno de La Legión. Esta era su oportunidad, el jodido Lucas le había retado a dejar de fumar, porque el también se lo había dejado, y seguro que con lo que se le iba a venir encima, fumaría, y si fuma el superior, el también podría fumar de nuevo, porque la apuesta tenia su riesgo, el primero que sucumbiese, pagaba cena en marisquería, esposas incluidas. Llegó al despacho y con la llave abrió un cajón donde se guardaba el móvil de emergencias y después de introducir la clave, marco una serie de números<o:p></o:p>
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Como en todas las bodas, se habían formado corrillos de invitados que estaban a la espera de ver aparecer a la novia, mientras se cruzaban comentarios de todo tipo sobre el enlace y cualquier otro aspecto de la vida cotidiana mientras se fumaba y se tomaba algún refrigerio para hacer la espera más amena. En el circulo donde se encontraban el padre de la novia, con la pierna escayolada, el padrino y demás familiares de la pareja, ya de edad madura, aparte de las miradas insistentes al reloj y el típico comentario sobre lo que se hacen esperar las novias y de lo que eso representaba como sutil forma de imponer sus deseos al futuro marido, en esos momentos se estaba comentando el infarto que había sufrido uno de los tíos del novio, relatado en primera persona, y la facilidad que tuvo para recuperarse, cuando Don Lucas sintió unas extrañas vibraciones que le recorrían toda la parte izquierda del pecho y un cosquilleo se extendió por sus costados. Se puso lívido al pensar que eso fuera el anuncio de un posible infarto e instintivamente de llevó la mano al corazón, ahí noto el nacimiento de las vibraciones, era el móvil de emergencias que insistentemente seguía vibrando, reclamando su atención inmediata. Se retiro unos metros, disculpándose de los demás invitados, y con semblante de preocupación pulsó el botón que lo ponía en contacto con su cuartel general. Reconoció de quien era la llamada por la clave empleada que aparecía en la pantalla del teléfono<o:p></o:p>
- ¿Qué pasa, Paco? ¿Han vuelto a invadir Perejil o esta vez son Ceuta y Melilla? A que se debe que me llames por aquí.<o:p></o:p>
- No es nada importante, pero tenemos un problema, Lucas, el todo terreno en el que viajaba tu ahijada y el resto de la familia para llegar a la ermita, ha tenido un percance con un vehículo militar y no pueden moverse.<o:p></o:p>
Aquí las palabras del coronel fueron cortadas casi en seco por la preocupación y la ansiedad de Lucas. <o:p></o:p>
- ¿Ha pasado algo grave? ¿Están todos bien? ¿Contra que se han dado?<o:p></o:p>
-Tranquilo, hombre, que están todos bien, solo que no pueden desplazarse, que se han dado contra un Leopardo.<o:p></o:p>
- ¿Cómo que contra un leopardo? Si aquí como mucho hay jabalís -al instante se dio cuenta de que le había explicado Paco que fue contra un vehículo militar- no me digas que contra un carro de combate. Hala va, no me tomes el pelo.<o:p></o:p>
- Pues no, no te estoy tomando el pelo Lucas, contra el C3 que estaba de pruebas, en el mismito cruce de “Los jarales”. Si desde ahí puedes ver a lo lejos el cruce, veras sobre un olivo algo blanco, es el capó del Mercedes de Angel.<o:p></o:p>
Lucas se fue andando hasta la parte más alta del promontorio donde se encontraba la ermita y efectivamente, sobre la superficie verde que se extendía ante él, en un punto que más o menos podía ser el lugar del cruce, se veía una mancha blanca que destacaba sobre el mar de olivos, a la que miraba con incredulidad. <o:p></o:p>
Un carraspeo le cortó el cúmulo de ideas fatalistas que se iban agrupando en su cabeza.<o:p></o:p>
- ¿Que vas a hacer para llevarte a la novia? <o:p></o:p>
- Esto si que es mala suerte, Paco, estamos todos en esta ermita, abandonados de la civilización y sin nada útil para poder ir a por Carmela. Teníamos un mini bus para casos de emergencias, porque nos han traído a todos en autobuses, pero ha tenido que bajar a recoger a unos tíos de la niña, que habían roto el coche a la entrada del pueblo. Esto se ha complicado, joder. <o:p></o:p>
- Bueno, tenemos una solución Lucas -un vendedor de alfombras del zoco de Marrakech no habría empleado un tono más persuasivo para convencer a una posible victima- a la niña le hace ilusión ir en el carro. ¿Que te parece la idea?.<o:p></o:p>
El diabólico comprador del alma de Fausto hubiera sido alumno del coronel a la hora de aprender técnicas para tentar.<o:p></o:p>
- Coño, Paco, si aparece aquí la niña sobre un Leopardo, van a decir que si somos el ejercito de Pancho Villa, no me jodas.<o:p></o:p>
- Lo de Pancho Villa, ya se lo dije yo al jefe de carro cuando me dijo lo que tu ahijada quería, pero creo que no hay otra solución, Lucas. Tu veras que hacemos. <o:p></o:p>
El murmullo de las voces de los invitados y el ligero soplido del viento aderezaban el silencio que se estaba produciendo en esos momentos.<o:p></o:p>
- Si estas buscando el tabaco, Lucas, fuma hombre, fuma, que la ocasión lo merece, eso sí, la mariscada la pagamos a medias, porque yo me voy a fumar un puro como la pata de una mula en cuanto me digas que estas fumando.<o:p></o:p>
- Que borde eres, Paco, pues si, estaba buscando tabaco, ya puedes fumar si quieres, jodido.<o:p></o:p>
- ¿Es una orden de vuecencia mi general? La ironía era patente en todas las palabras.<o:p></o:p>
- Vete a tomar por el culo, Paco. <o:p></o:p>
- Me lo estoy pensando, no creas, porque dicen que el que prueba repite y como dicen los franceses, hay que probarlo todo en la vida, aunque solo sea una vez. La risa acompañó estas ultimas palabras del coronel.<o:p></o:p>
Mientras, el corro de invitados al que pertenecía Lucas, lo miraba con cierta preocupación al verlo sacar un cigarrillo y ponerse a fumar al mismo tiempo que seguía hablando por el móvil, cuando sabían que había dejado el tabaco. Uno de los invitados, la mujer de Lucas, fue a acerarse a ver que pasaba, pero por gestos le señaló que no pasaba nada, que se quedase donde estaba.<o:p></o:p>
- Bueno, Lucas, ¿Qué hacemos?<o:p></o:p>
- Es la pregunta del millón, Paco, pero me parece que la única solución es el traerlos en el carro, porque sino, nos va a tocar aquí el Apocalipsis hasta que podamos ir a recogerlos. No quiero ni pensar en las explicaciones que voy a tener que dar a la Junta. Que vengan en el carro, no hay mas remedio.<o:p></o:p>
Con resignación y alivio adoptó la solución que en estos momentos era la única que se presentaba.<o:p></o:p>
- Mmmmmmm, buen puro este que me estoy fumando, Lucas, que bien saben estas malditas hierbas. Así que les digo que lleven a la novia y familia a la ermita, bien. ¿Le pongo flores al carro, o tal cual va?.<o:p></o:p>
- Mira, Paco, como si quieres pintarlo de rosa y no me toques mas las pelotas, pero que vengan lo antes posible.<o:p></o:p>
- Vale, vale, Lucas, se hará como tu dices. Ahora vas y lo cascas o les das una sorpresa. Voy a dar las ordenes oportunas al carro. Venga, a pasarlo bien.<o:p></o:p>
Terminada la conversación, Lucas se dirigió al corro de invitados para explicar lo que había sucedido, que la novia aun tardaría un poco en llegar y que vendría en un vehículo militar.<o:p></o:p>
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Una musiquilla conocida resonaba en los auriculares, al mismo tiempo en que el ámbar pasó a rojo, una voz más relajada, casi feliz se pudo oír al otro lado de la línea.<o:p></o:p>
- Mi sargento, asunto solucionado. Acomode como pueda a los pasajeros y diríjase con ellos hacia la ermita de Santa Eulalia, ¿sabe como llegar? -la respuesta fue afirmativa-allí les estará esperando Don Lucas. Procure no tardar mucho, pero vaya con cabeza, que no es una misión militar.<o:p></o:p>
- Se hará como ordena, mi coronel. Voy a preparar a la tripulación para el nuevo cometido y hacer sitio a los civiles para salir lo antes posible. ¿Ordena alguna cosa mas, mi coronel?.<o:p></o:p>
- Nada mas mi sargento. Ah, bueno, si, quiero un informe de todos los detalles de esta operación, con pelos y señales -un tono de hilaridad sarcástica tintineaba en toda la frase- sin omitir ni una coma, y directamente para mi persona.<o:p></o:p>
- ¿Que nombre se le va a dar a la operación, mi coronel? Por ponerlo en el informe.<o:p></o:p>
- Vaya, mi sargento, me ha cogido usted a contra pie. A ver, déjeme pensar un instante - no pasaron mas de tres segundos- ya está, le pondremos “Operación velo blanco”. Ya lo tiene, ahora aligere.<o:p></o:p>
- A las ordenes de usía mi coronel.
Se cerró la comunicación y José descendió a tierra para comunicar a la novia y al resto de la tripulación, que habían bajado a ayudarlos en los momentos posteriores al impacto, que había recibido el permiso para llevarlos hasta la ermita. Así que se dirigieron hacia el carro.<o:p></o:p>
La situación estaba clara, no cabían todos en el habitáculo, por lo que artillero y cargador, Tomas y Gregorio, irían cogidos a la jaula que protegía el equipo de aire acondicionado, en la parte posterior de la torre y aunque el espacio era estrecho, podrían acomodarse tres personas en un trayecto no muy largo en el espacio del cargador, mientras que la cuarta iría a su lado ocupando la plaza de Tomas, en la parte superior del carro. Por suerte, al ser la boda de estilo campero, las mujeres, excepto la novia, no iban de largo, con lo que el ascenso a las escotillas de entrada sería más fácil, dentro de lo fácil que pueda llegar a ser desplazarse sobre un carro de combate con zapatos de tacón, tener la suficiente agilidad como para pasar del estribo a la parte superior sin quedarse con el culo al aire durante mucho tiempo y poder introducirse por un hueco de aproximadamente sesenta centímetros de diámetro. Con la ayuda de Tomás y Gregorio fueron subiendo, ante los primeros intentos fallidos, con algún que otro esfuerzo, mientras que Eloisa le recriminaba a su hijo Angel el taxi tan extraño e incomodo que había pedido y que se parecía a un tractor, mientras se ponía a cantar lo del tractor amarillo. Fueron entrando y colocándose en el espacio que tenían, siguiendo las órdenes de José, para optimizar el hueco, para recordarles que no tocasen nada y no se apoyasen en la culata del cañón, que se movería durante el trayecto y podían hacerse daño, pero ante esa posibilidad, optó por desconectar el doble goniómetro del control electrónico de estabilidad, dejando el arma fija eliminando posibles accidentes. La novia subió sentada en el hombro de Gregorio, que aunque el mas bajito, era el mas fornido de los cuatro. Con la ayuda de Tomas y de su hermano Angel, la colocaron en la escotilla lateral de la torreta, sentada junto a la del jefe del carro pudiendo así contemplar el paisaje a tres metros de altura y mantener el traje lo mas incólume posible. Una vez acomodados todos, arrancó el carro en dirección a la ermita, dejando a su paso una pequeña cortina de polvo que salía empujada por la fuerza de los mil quinientos caballos del motor, transmitidos por las orugas sobre el camino de tierra, que se ondulaba durante unos cuatro kilómetros. No fue muy difícil el trayecto a pesar de los baches, que la amortiguación absorbía perfectamente, hasta que sobre un cerro, al final de una pronunciada cuesta, aparecía la ermita y un grupo numeroso de personas que esperaban la llegada de la novia en tan inusitado carruaje nupcial.<o:p></o:p>
Desde la explanada que había frente al edificio religioso, los invitados podían ver como la novia ascendía por la pendiente a lomos de tan terrible fiera mecánica, como si se tratase de un nuevo rapto de Europa o la entrada triunfal de Juana de Arco en Orleáns, erguida y feliz de tan extraordinaria experiencia, mientras saludaba con la mano a los congregados que la esperaban, hasta que el Leopardo llegó a los pies de la escalinata que conducía a la ermita y detuvo su marcha con un ligero balanceo de todo su cuerpo. Lucas fue el primero que se acercó a recogerla y ayudada por los dos carristas que habían permanecido en la torreta fue descendida a tierra ente los aplausos de la concurrencia. Inmediatamente, José bajó a dar las oportunas novedades a Don Lucas y a explicar de primera mano todo lo acontecido, mientras Carmela, su madre y su cuñada iban a recomponerse parte del maquillaje, a estirar un poco los vestidos y Angel se tomaba un trago. <o:p></o:p>
- A las ordenes de vuecencia mi general, sin novedad en el C3. Permanecía firmes, con los brazos pegados a los costados y la cabeza erguida, esperando las ordenes pertinentes. <o:p></o:p>
- Muy bien, mi sargento, descanse y no me haga repetirlo -José pasó a posición de descanso inmediatamente- ¿Va municionado el carro?<o:p></o:p>
Tan inusual pregunta en aquellos momentos descolocó por completo al sargento, que tuvo que pensar dos veces lo que había escuchado antes de contestar.<o:p></o:p>
- Llevamos la munición de autoprotección, cincuenta cartuchos del 7´62 para la coaxial, las armas cortas reglamentarias y dos bengalas, mi general.<o:p></o:p>
- ¿Las bengalas son para los tubos fumígenos?<o:p></o:p>
- No, mi general, son para el arma, de los nuevos modelos de vaina combustible.<o:p></o:p>
La cara de Lucas iba cambiando según su imaginación iba trazando las líneas del plan, ya que tendría que dar explicaciones a la Junta que por lo menos fuesen por algo sonado.<o:p></o:p>
- Muy bien, mi sargento, muy bien. Han de hacer ustedes aun una cosa mas antes de proseguir. La ceremonia durará una media hora y luego vendrán las fotografías de rigor, así que cuando yo les haga una señal, por ejemplo, que les salude, disparan una bengala, para dar una nota de color y hacer algo de ruido, como en todas las bodas, ya que no han traído petardos ni tracas. Se toman ustedes una cervecita, lo preparan todo, y si sale bien unos días de permiso los tiene seguros.<o:p></o:p>
- Mi general, ¿aquel señor que esta con el traje azul, no es el militar alemán que estuvo en el acuartelamiento?<o:p></o:p>
Una sonrisa cómplice se dibujó en el rostro de Lucas.<o:p></o:p>
- Tiene usted mucha memoria y muy buena vista, mi sargento. En efecto, es un militar alemán y a su lado hay otro militar, ese es inglés, estaban de visita para preparar unos asuntos y quiero que se lleven un recuerdo de esta boda. Usted me entiende ¿verdad?. Lo dejo todo en sus manos.<o:p></o:p>
- Perfectamente, mi general. Se hará todo como vuecencia ordena.<o:p></o:p>
Terminada la conversación, José se cuadró de nuevo para despedir al general que ya marchaba con el resto de los invitados hacia donde se encontraba la novia, dispuestos a entrar en la ermita y empezar la ceremonia. De regreso al carro la cara del sargento mostraba la preocupación por el encargo del general, que fue detectada rápidamente por el resto de la tripulación.<o:p></o:p>
Tomás el artillero fue el primero en hablar.<o:p></o:p>
- ¿Cuantos días nos han caído? O es que tenemos que sodomizar todos los carros del regimiento y con el tubo de escape aun caliente.<o:p></o:p>
- Peor Tomás, peor. Nos ha dejado un regalito envenenado.<o:p></o:p>
Conforme iba contando las intenciones del general los comentarios de los compañeros de José iban pasando de la hilaridad al insulto mas soez hacia el general, con referencia exhaustiva hacia ciertos adornos frontales y a su santa madre.<o:p></o:p>
- Esto es lo que hay muchachos. Creo que la mayor responsabilidad es tuya Tomás, por ser el artillero y apenas tenemos media hora para resolverlo.<o:p></o:p>
- El general se ha vuelto majarón y no ha pensado en la onda expansiva que sale por la boca del cañón, aparte de la llamarada. Tomás hacia esas reflexiones en voz alta pensando en la serie de inconvenientes que se le estaban por presentar.<o:p></o:p>
- Mira Tomás, vamos a por unas cervecitas aquí en la carpa y te traemos unas para ti, mientras tanto, con el ordenador balístico y control de tiro tratas de ver como se puede solucionar esto, porque con lamentaciones no lo arreglamos. Nos vamos Gregorio y yo a por las cervezas, tu Javi, te quedas de guardia en la torre.<o:p></o:p>
No tardaron mucho en volver con unas cervezas y un plato de papel con algo para picar, el tiempo pasaba rápido y había que apresurarse en tenerlo todo preparado. Se metieron todos dentro del carro con Tomás que seguía con los cálculos en el ordenador balístico y en el control de tiro, entre trago y trago de cerveza.<o:p></o:p>
- ¿Cómo va a cosa Tomás?.La pregunta fue de Javi que veía aparecer en la pantalla del monitor líneas curvas, parábolas y series numéricas que no llegaba a entender con claridad, mientras los demás seguían atentamente las operaciones del artillero.<o:p></o:p>
- El asunto esta casi resuelto, Javi, el algoritmo de disparo metido en el control, con los datos precisos sobre el tipo y peso del proyectil y los informes automáticos de temperatura, densidad del aire, altitud y velocidad del viento, nos dice que tenemos que colocar el arma en un ángulo de mas de 18º y a una distancia mínima de unos treinta metros, sino queremos chamuscar a la concurrencia, general incluido.<o:p></o:p>
- ¿Cómo tan lejos? José se mostró extrañado por el dato de la distancia.<o:p></o:p>
- Mira Jóse, la densidad del aire, por la temperatura y la altitud a la que estamos es muy baja, si a eso sumamos la velocidad inicial de salida, de unos seiscientos metros por segundo, hacen que la onda sónica y el calor de la ignición se propaguen muy rápidamente.<o:p></o:p>
- Perfecto, Tomás.¿De que distancia disponemos en esta explanada?<o:p></o:p>
El ojo láser de la torreta giró unos cuarenta y cinco grados y dos chispazos verdes casi instantáneos hicieron aparecer unas cifras en el control de tiro.<o:p></o:p>
- La telemetría dice que hay cuarenta metros y medio desde aquí a la parte mas alejada de la perpendicular, porque supongo que será en esta zona donde se efectúen las fotografías y casi seguro que bajo esta encina. Con efectuar el disparo desde la distancia máxima, no es probable que pase nada.<o:p></o:p>
- Arreglado el problema. Nos terminamos las cervecitas y en cuando oigamos que empiezan a salir los invitados, nos ponemos en marcha, que ya no falta mucho para que termine la ceremonia. José metió la mano en el plato de papel y unas virutas de jamón pasaron a su boca, el resto de la tripulación hicieron lo mismo, mientras se comentaban las cosas que habían pasado en un día que amaneció con toda la pinta de ser de lo mas normal y aburrido, y que todavía no estaba consumado.<o:p></o:p>
Las campanas de la espadaña empezaron a voltear anegando el silencio de la tarde con su timbre metálico agudo, la ceremonia había terminado. Los tañidos fueron la señal de alarma que propició el paso del relax expectante a la actividad de los miembros de la tripulación del Leopardo, comenzando a ocupar cada cual su puesto de combate en el menor tiempo posible, se acercaba el momento y debían de estar listos para la misión encomendada. Desde su puesto en la torre del carro, José, veía salir a los asistentes y como se preparaban para el tradicional baño de arroz a la pareja, entonces empezó a dar las ordenes a través del sistema de intercomunicación interno. <o:p></o:p>
-¿Artillero? La familiaridad y camaradería que antes había en su relación con el resto de la tripulación desaparecieron y la voz de mando hacia los demás daban un carácter bélico a lo que se tenía que efectuar.<o:p></o:p>
- Listo control de tiro, activados controles de estabilidad y de disparo, balística en verde, arma pasando a mas de 18º.Casi imperceptiblemente el cañón de aproximadamente seis metros de largo empezó a elevarse hasta alcanzar el ángulo predeterminado.<o:p></o:p>
- ¿Cargador?<o:p></o:p>
- Arma preparada y lista para cargar <o:p></o:p>
- Cargar.<o:p></o:p>
Gregorio abrió la portezuela de la santa bárbara que tenía a su espalda y de uno de los alvéolos extrajo un proyectil de color azulado, de un golpe lo introdujo en la recamara del cañón y automáticamente el cerrojo bloqueó el arma y activó el percutor eléctrico.<o:p></o:p>
- Arma cargada y dispuesta para hacer fuego, mi sargento.<o:p></o:p>
- Todo en orden. Javi, nos vamos, ya sabes, despacito y haciendo tiempo para que se preparen para las fotos, has de seguir el perímetro de la explanada hasta que lleguemos a la perpendicular de donde salimos.<o:p></o:p>
Mientras continuaban las felicitaciones para la pareja recién casada, con los besos y abrazos de costumbre, Lucas observaba como el carro empezaba a moverse despacio, como si no quisiera que nadie se percatase de que estaba en movimiento, siguiendo una trayectoria poco convencional en caso de que quisiera salir de la explanada. Miró a su izquierda y pudo ver como los dos militares extranjeros estaban comentando algo, al mismo tiempo que negaban con la cabeza, al observar el ángulo que había tomado el cañón. Empezaron los preparativos para las fotos, y efectivamente, se situaron con la encina como parte del fondo, se fueron colocando en grupos de conocidos y de familiares, con los novios y los mas allegados en primer plano, todos con caras de felicidad, sonó el disparador de la cámara fotográfica, y una secuencia de fotos de la boda quedo fijada en el carrete. Iban a hacerse una segunda tanda de fotos, cuando Don Lucas le dijo al fotógrafo, que esperase un momento, que quería despedirse de sus hombres, ya que gracias a ellos se había podido celebrar la boda. Se cuadró e inició el saludo militar.<o:p></o:p>
José podía ver la algarabía que se estaba formando con los preparativos para la sesión de fotos, cogió los prismáticos para tener mas claridad de visión y poder observar la señal del general.<o:p></o:p>
- Listo para abrir fuego a mi orden, Tomás. El artillero cogió el jostyk mientras se acercaban a la zona de disparo, levantó el pasador del seguro y su dedo quedo sobre el pulsador rojo de disparo mirando a través de los visores donde la retícula le mostraba los datos almacenados en la memoria de tiro.<o:p></o:p>
Todos los invitados saludaban al carro que se estaba marchando cuando el general terminó el saludo.<o:p></o:p>
- Fuego. La culata del arma, que se estaba balanceando durante todo el trayecto, quedó fija un instante y se produjo el disparo. Un aro de fuego apareció en la boca del cañón que se transformó en una llamarada de casi la longitud de la caña del arma. Unas pocas tejas y la veleta del campanario de la ermita se fueron a tomar viento.<o:p></o:p>
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Sobre la mesa de uno de los despachos del Estado Mayor Central, en un marco de plata, descansaba la fotografía atípica de una boda. Casi todos estaban con la mano levantada, algunos en cuclillas, otros por los suelos, todos con cara de susto y los pelos alborotados. La encina que servia de fondo, parecía que quería irse del encuadre fotográfico y el tono cromático era de un naranja tirando a rojo. Solo tres personas permanecían de pie.<o:p></o:p>
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A, para y por Virginia. <o:p></o:p>
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Tiempo aproximado de lectura, trece minutos.<o:p></o:p>
 
Interesante; me ha gustado :clap:

Sólo una cosilla: ni un coronel ni un general le dicen a un sargento "mi sargento", por puro rango. Se dirigirán a él sólo como "sargento". El "mi" es para los oficiales o suboficiales de rango superior al que habla. El coronel sólo dirá "mi general". :ok::
 
No está nada mal la historia.:D

Gracias por publicarla.
 
cuando termine los examenes finales yo también desenfundaré mi pluma...
 
muy muy bueno, lo del apunte de manolo... jejejeje yo como no hice la mili.. y ojo no por bajito que te veo venir :))
 
Unas pocas risas para empezar el dia...
Gracias.
 
Qué nivel literario hay en el off topic. Gracias SKELETON por tu relato, me he divertido mucho leyéndolo. Lo del campanario ha sido para mondarse.
Saludos
 
Pequeño apunte, sin ánimo de polémica.El empleo de "mi sargento", referido al jefe de carro y el tratamiento por parte del coronel al general, es una forma de enfatizar la situación. Desconozco si en la actualidad, en un ejercito profesionalizado existen tales diferencias de rango. De todas maneras, gracias por la indicación y sobretodo, gracias por haberlo leido, extendido el agradecimiento a todos. Un saludo. ( lo siento, no se como poner los monigotes)
 
Gracias, he pasado un buen rato leyéndolo. :ok:::cool1:
 
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