Si el salario sale de los beneficios de la actividad de la empresa como si le quieren pagar treinta millones de euros, pero si hay que inyectar fondos publicos para evitar la quiebra del banco no se pueden tirar 2,34 millones de euros.
Que le hagan un contrato por el que cuando saque al banco de la insolvencia le den un alto porcentaje de los beneficios. Pero cuando el resultado de su trabajo de frutos, no antes.
Por esa regla de tres las subvenciones habría que quitarlas todas, cosa con la que yo estaría de acuerdo, o devolverlas cuando hay beneficios, cosa que también estaría de acuerdo.
Un contrato es un contrato. Si yo firmo con X que me van a pagar por trabajar con Y, Z euros, me la suda si ganan o pierden dinero, a fin de mes yo quiero mi pasta.
En una ocasión en una empresa en la que trabajé durante una pila de años me viene mi ex jefe, un patán que ya no es jefe y está pegando sellos, que si es que cobrábamos mucho y tal y pascual...
Le contesté:
a) Yo cuando entré no impuse ninguna condición, ni siquiera pregunté cuánto pagaban.
b) Si hay algún problema, hacemos números y negociamos. ¿A que no?
c) Tú cobras más que yo, y también cobrabas más que yo cuando no eras jefe como yo, y no te vi nunca poner objeción alguna que no fuera irte a la central a pedir un aumento de sueldo que casi te cuesta el despido... (Cosa que a mí no me habrás oído nunca un comentario ni para bien o para mal sobre lo que gano o dejo de ganar y mucho menos sobre lo que ganan los demás).
Gilipolleces las justas que en este país, llamado España, el despido siempre ha sido libre en lo que yo recuerde salvo para representantes sindicales, y en contratos de alta dirección además gratis, a no ser que en contrato se especifique lo contrario, en cuyo caso nadie está obligado a firmarlo.