Montxo Grau
Milpostista
Sin verificar
Argentum Vivum - Tribut a Calder - ( by Atelier Epicuro )
ARGENTUM VIVUM –Tribut a Calder –
Una de las creaciones artísticas que más me subyuga es la sorprendente “Fuente de Mercurio” de Alexander Calder, realizada en su día para la Exposición internacional de París de 1937 y estableciendo un singular vínculo formal e histórico, tanto con la tristísima y fraticida realidad del momento como con el pasado y la arquitectura ornamental árabe de la península.
Reconocido - de manera unánime - por sus construcciones de piezas móviles y coloristas, en esta obra otorga el máximo protagonismo a un elemento que, en su aparente sobriedad, ofrece una amalgama de tonalidades y sugerente viveza fuera de lo común, acrecentado por la rotundidad del hierro forjado, negro, que enmarca y remarca sutilezas inauditas, gracias al ingenio y pericia del artista.
En la Fundació Miró de Barcelona lleva ya muchos años instalada, de modo permanente, una réplica de la obra original – perdida o destruida – y cuya génesis podeis leer en este breve enlace:
http://elzo-meridianos.blogspot.com/2009/08/la-fuente-de-mercurio-que-estuvo-junto.html
Y en éste una amplia documentación acerca del Mercurio y sus circunstancias :
http://azogue_uy.tripod.com/hg.html
La singularidad del uso de un elemento que la antigua alquimia denominaba plata viva - cuyo símbolo en la tabla periódica es HG y su punto de ebullición es a 357 ºC - otorga a la fuente de Calder una arrebatadora intensidad y la reinterpretación de lo prosaico que la genialidad transforma en imperecedero arte.
Por ello, ya a finales del pasado año traté con Javier ( epicuro150 ) la posibilidad de elaborar un reloj que, de alguna manera, ofreciese un cierto homenaje a dicha obra y, a su vez, entroncase con un clasicismo intemporal y – sin que se contradiga – una inequívoca expresión nueva.
Sólo le señale unas mínimas pautas, que esencialmente afectaban a las agujas y la esfera de orientación completamente limpia, sin índices ni numerales de ningún tipo, y con una textura plateada o, mejor, mercuriana.
Así, se ensalzaba sin paliativos la fuerza de lo aparentemente sobrio que nunca es igual ( algo que se comprende de inmediato al observar la mencionada obra de Calder ), y la filigrana de las agujas – se optó por unas de tipo Luis XVI - y el secundero concéntrico aportaban ese vínculo con el pasado y una hipnótica mirada al tiempo.
Para el mecanismo – algo que estaba condicionado por la tipología de agujas -, se eligió un Eta firmado por Tissot, de muy bella factura y excelente terminación.
La caja sería de 42 mm, en acero pulido, con fondo visto y zafiro en ambos lados.
Y culminaría todo el conjunto una comodísima malla milanesa de 22 mm de pasador, alternando con una singular correa personalizada por MartinStraps.
Éste es el resultado…
Uno no puede dejar de admirarse cuando encuentra quien, como si nada, no sólo es capaz de asumir mis veleidades mentales sinó que ( y sin ninguna vanidad ) me ofrece un regalo maravilloso que va más allá de lo imaginado.
Me agrada ofrecer un nombre a todas las creaciones de Javier que conforman mi colección y, al ver el reloj, resultó inevitable definirlo en justa correspondencia a tan magno resultado.
Argentum Vivum – Tribut a Calder – asume, con intemporal viveza, la permanencia del tiempo más allá de sí mismo, la emoción constante y vital del devenir que a su vez fue futuro y será pasado, el hipnotizante paso del rastro que conforma la pequeña historia de cada instante…
Porque el mañana quizás irá a su puta bola, y hoy hacemos lo que podemos y antes quizás nos quedamos a medias con todo y por todo, pero no podeis ni intuir la inmensa ilusión de poder caminar por el tiempo con esta preciada obra en mi muñeca.
Gracias sin pausa a Javier, por su desprendida paciencia y confianza, merecedor del título “Atelier Epicuro” por enraizar con el espíritu artesanal, amateur incluso, pero que nadie con una cierta sensibilidad debería obviar; gracias a Bilhana, cómplice entusiasta y conseguidor de mis desvelos, y que me ofreció - a cambio de nada - la grata oportunidad de reanudar con renovado ímpetu la estima por los guardatiempos de tiempos atrás…
Sin ellos no hubiese conseguido una inusual felicidad. Es un privilegio exclusivo que no tiene precio.
Quizás eso es inherente a las perennes emociones y a Calder ya era el momento de hacerle una amable reverencia.
Montxo
ARGENTUM VIVUM –Tribut a Calder –
Una de las creaciones artísticas que más me subyuga es la sorprendente “Fuente de Mercurio” de Alexander Calder, realizada en su día para la Exposición internacional de París de 1937 y estableciendo un singular vínculo formal e histórico, tanto con la tristísima y fraticida realidad del momento como con el pasado y la arquitectura ornamental árabe de la península.
Reconocido - de manera unánime - por sus construcciones de piezas móviles y coloristas, en esta obra otorga el máximo protagonismo a un elemento que, en su aparente sobriedad, ofrece una amalgama de tonalidades y sugerente viveza fuera de lo común, acrecentado por la rotundidad del hierro forjado, negro, que enmarca y remarca sutilezas inauditas, gracias al ingenio y pericia del artista.
En la Fundació Miró de Barcelona lleva ya muchos años instalada, de modo permanente, una réplica de la obra original – perdida o destruida – y cuya génesis podeis leer en este breve enlace:
http://elzo-meridianos.blogspot.com/2009/08/la-fuente-de-mercurio-que-estuvo-junto.html
Y en éste una amplia documentación acerca del Mercurio y sus circunstancias :
http://azogue_uy.tripod.com/hg.html
La singularidad del uso de un elemento que la antigua alquimia denominaba plata viva - cuyo símbolo en la tabla periódica es HG y su punto de ebullición es a 357 ºC - otorga a la fuente de Calder una arrebatadora intensidad y la reinterpretación de lo prosaico que la genialidad transforma en imperecedero arte.
Por ello, ya a finales del pasado año traté con Javier ( epicuro150 ) la posibilidad de elaborar un reloj que, de alguna manera, ofreciese un cierto homenaje a dicha obra y, a su vez, entroncase con un clasicismo intemporal y – sin que se contradiga – una inequívoca expresión nueva.
Sólo le señale unas mínimas pautas, que esencialmente afectaban a las agujas y la esfera de orientación completamente limpia, sin índices ni numerales de ningún tipo, y con una textura plateada o, mejor, mercuriana.
Así, se ensalzaba sin paliativos la fuerza de lo aparentemente sobrio que nunca es igual ( algo que se comprende de inmediato al observar la mencionada obra de Calder ), y la filigrana de las agujas – se optó por unas de tipo Luis XVI - y el secundero concéntrico aportaban ese vínculo con el pasado y una hipnótica mirada al tiempo.
Para el mecanismo – algo que estaba condicionado por la tipología de agujas -, se eligió un Eta firmado por Tissot, de muy bella factura y excelente terminación.
La caja sería de 42 mm, en acero pulido, con fondo visto y zafiro en ambos lados.
Y culminaría todo el conjunto una comodísima malla milanesa de 22 mm de pasador, alternando con una singular correa personalizada por MartinStraps.
Éste es el resultado…
Uno no puede dejar de admirarse cuando encuentra quien, como si nada, no sólo es capaz de asumir mis veleidades mentales sinó que ( y sin ninguna vanidad ) me ofrece un regalo maravilloso que va más allá de lo imaginado.
Me agrada ofrecer un nombre a todas las creaciones de Javier que conforman mi colección y, al ver el reloj, resultó inevitable definirlo en justa correspondencia a tan magno resultado.
Argentum Vivum – Tribut a Calder – asume, con intemporal viveza, la permanencia del tiempo más allá de sí mismo, la emoción constante y vital del devenir que a su vez fue futuro y será pasado, el hipnotizante paso del rastro que conforma la pequeña historia de cada instante…
Porque el mañana quizás irá a su puta bola, y hoy hacemos lo que podemos y antes quizás nos quedamos a medias con todo y por todo, pero no podeis ni intuir la inmensa ilusión de poder caminar por el tiempo con esta preciada obra en mi muñeca.
Gracias sin pausa a Javier, por su desprendida paciencia y confianza, merecedor del título “Atelier Epicuro” por enraizar con el espíritu artesanal, amateur incluso, pero que nadie con una cierta sensibilidad debería obviar; gracias a Bilhana, cómplice entusiasta y conseguidor de mis desvelos, y que me ofreció - a cambio de nada - la grata oportunidad de reanudar con renovado ímpetu la estima por los guardatiempos de tiempos atrás…
Sin ellos no hubiese conseguido una inusual felicidad. Es un privilegio exclusivo que no tiene precio.
Quizás eso es inherente a las perennes emociones y a Calder ya era el momento de hacerle una amable reverencia.
Montxo
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