Excelente tu análisis. Soy seguidora de Adams, leo regularmente lo que escribe, y de forma particular me gustan mucho algunas cosas que dice, y otras no. El artículo que nos ocupa a mi no me cerró, no me convenció, y traté de expresarlo de la manera que pude.
La relojería está pasando por un momento de transición, en el que parece ser que ya no es importante saber qué hora es. Las complicaciones infinitas, las multiesferas, los cronos, volantes a la vista y decenas de datos, números mínimos y figuras superpuestas ha convertido a ciertos relojes en acertijos saturados de información que el comprador jamás utilizará, pero que los dictados de la moda y el gusto por lo exótico y sobrecargado llaman a usar.
Adams hizo una disgresión - excelente, por cierto, tiene una particular y exquisita forma de utilizar todas las herramientas semánticas con inteligencia y buen gusto - para llegar al final y decir que existen tantos relojes mejores del mundo como personas en este planeta. Y ese remate no me satisfizo. No está a su altura.
Adams es capaz de decir lo del UN Galileo con una elegancia y una contundencia que de deja sin aliento; la descripción de lo enquilombado de ese reloj es de una contundencia feroz. Y por eso, porque a Adams lo conozco ajustado, mordaz y arrollador, el artículo me pareció... para cumplir la cuota del contrato.
Y como siempre, Jorge, gracias por tus comentarios.
PD: y si se te pone denso eso de escribir Serengenge72013, ( todos en mi casa me cargan. Y me dicen: " Seren... ¿ qué ?) con que pongas gabriela es suficiente
Gabriela... Hola...
Ante todo gracias por avisarme que con "Gabriela" basta y sobra.
:
Estuve a punto de hacerte un chiste con lo de
"Seren...etc..." pero me abstuve porque a veces los nicks tienen un significado muy personal y se puede lastimar bromeando sobre ellos.
Acuerdo contigo por completo en que lo importante en un reloj es poder dar la hora con la mayor simpleza posible. De lo contrario, y a medida que se complica su esfera, va
dejando de ser un reloj "dendeveras" para convertirse en un objeto decorativo (joya) que sigue"...los dictados de la moda y el gusto por lo exótico y sobrecargado".
En cuanto a lo de Adams, lo que más me gustó es el comentario que destaqué, planteando que poder
pensar en "lo mejor de lo que venga" es un lujo del primer mundo y que hay gente que debe luchar por comer y sobrevivir, por lo que no puede pensar en herramientas artísticas.
En eso he pensado mucho cuando, hace poco, se comentó que habían apuñalado a un muchacho para robarle el reloj, lo que es verdaderamente lamentable.
Y, por cierto, aclaremos no es ilegal tener relojes carísimos.
Pero tampoco era ilegal que María Antonieta gastara fortunas en relojes como el Breguet 160 Grande Complication.
Y aunque María Antonieta no violó las leyes de Francia, terminó guillotinada.
Tampoco era ilegal que los zares gastaran fortunas en los más de 50 "Huevos Fabergé", carísimas joyas con mecanismos de relojería en su interior que accionaban diminutos autómatas.
Pero el Zar y toda la familia del Zar murieron fusilados en 1917.
Sin embargo, es indiscutible que ni maría Antonieta ni los Zares tuvieron nunca en cuenta el hecho que señala Adams en relación a que mucha gente en el mundo tiene prioridades mucho más importantes que elegir el mejor reloj.
Por tal razón, en esta época de crisis y cuando en el foro suele leerse con frecuencia la famosa frase
"...ahora... con la que está cayendo..." creo que un llamado a la reflexión no está de más.
Es claro que Adams no dejará de ganar dinero haciendo lo que mejor hace, es decir analizar relojes generalmente carísimos.
Y, por ello, pienso que Adams no escribió todo esto para
"cumplir con el contrato".
Me parece que aplicó el refrán aquel de
"donde se come... no se hacen las necesidades" y por ello estiró la cuerda hasta donde le pareció prudente, porque ya son varias las notas muy críticas contra parte de la producción de relojes de alta gama.
Para terminar, creo que su frase final es esclarecedora cuando escribe:
¿No es ése el verdadero propósito de un reloj fino?... ¿El recordarnos los placeres de la civilización y de aquello que el contrato social nos ha permitido tener?
Porque con ello apunta por un lado a lo que (para muchos) es el verdadero propósito de un reloj fino. Vale decir,
un reloj para "fardar". A esa idea ya había apuntado Adams en una nota anterior (que yo puse en otro hilo) analizando a los relojes con "tourbillón".
Por el otro lado, Adams también apunta a que en Occidente existía un
"contrato social" que permitió un mayor bienestar que en otros lados y que, en los últimos tiempos,
ese "contrato social" se está rompiendo, con todos los riesgo que ello supone.
Un abrazo
Jorge Aldao
P.S.: Lo del muchacho apuñalado para robarle el reloj es algo que los argentinos conocemos demasiado bien por desgracia y por ello me movió a reflexionar sobre el asunto.