Catilina
Milpostista
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Hola compañer@s,
Normalmente escribo poco y soy más de leeros, sin embargo me apetece compartir con vosotros lo que me ha sucedido el jueves pasado, el día que cumplía cuarenta y tres años (¡cielos, qué mayor me estoy haciendo!). Creo que entenderéis porque compartirlo aquí: está lleno de emociones relacionadas con los relojes.
Tengo que poneros en antecedentes, hace un par de años entraron en casa y robaron la gran parte de mi modesta colección, de las piezas de más valor sólo se salvó el Sea-Dweller que llevaba puesto, además no estaban metidas en el seguro… bueno: una putada, porque llevaba con esta afición desde los dieciocho años y tenía mucho cariño a la mayoría de las piezas.
Soy fundador y director de una pequeña empresa (ahora soy CEO & Founder, que manda narices), mi mujer, que es arquitecto, hace unos años, antes del desboom inmobiliario, decidió dejar su trabajo dirigiendo la sección de proyectos de un gran estudio con diez arquitectos a su cargo, para entrar en la empresa y estar más tiempo juntos.
El caso es que con la crisis los últimos tiempos han sido más duros y bajamos bastante la facturación, pero a base de creatividad y cabezonería conseguí que no hubiera ningún despido (tenemos el mejor equipo del sector y son MI equipo) ni reducciones de sueldo, excepto el de mi mujer y el mío, que hemos llegado a bajar un 40%, dejándolo en lo justito para cubrir nuestros gastos, que no son muchos porque no tenemos hijos y, excepto mi taradura por los relojes, no tenemos gustos caros ni somos consumistas. Además es lo justo que en tiempos difíciles quien decide cómo debe actuar la empresa obtenga sus beneficios según los tenga la empresa, no penalizando a quienes hacen su trabajo bien y con esfuerzo. Siempre he creído en el capitalismo ético y sostenible, el de los trabajadores y la creación de riqueza, no el de los tiburones y especuladores.
Sin embargo reconozco que el hecho de que mi mujer tuviera un sueldo más bajo y que mi equipo no pudiera conseguir los incentivos extra que se merecen y a los que estaban acostumbrados por su excepcional trabajo me dolía de una manera sorda. Obviamente ni me planteaba comprar relojes medio caros, soy muy aficionado, pero no un inconsciente o un crío, me iba quitando el gusanillo con algún G-Shock, que también me encantan.
El jueves pasado mi mujer me regaló un Panerai 025 y mis compañeros me dieron el dinero de una colecta que hicieron para regalarme el reloj que yo eligiera, que fue el JLC Navy Seals Crono del compañero Sportcoupé. O sea que recogieron bastante pasta, porque somos doce, no fue algo anecdótico, sino un esfuerzo económico real.
Tanto mi mujer como mis compañeros tomaron estas decisiones "iguales" de manera independiente.
Mi mujer me dijo que quería que supiese que estos han sido los años laborales y personales más felices de su vida y que sentía un profundo agradecimiento por ello, además de un gran orgullo (y no veas lo que mola que tu mujer te diga eso) por las decisiones que había tomado en los momentos difíciles.
Mis compañeros querían mostrarme, palabras textuales, que yo les importaba tanto como ellos me importaban a mí, que sabían que trabajaban en la mejor empresa a nivel técnico, pero que ahora también sabían que era la mejor éticamente. Coño, no cuento más porque es un poco sonrojante pero un momento George Bailey total.
Así que no veáis la de lágrimas que solté, pensaba que era un tipo duro y soy una puta moñarda según he descubierto. Pero eso sí, a cambio he tenido el mejor cumpleaños de mi vida, a nivel de regalos, por supuestísimo, pero sobre todo a nivel de cariño.
Tengo que agradecer a Lara, de la Boutique Panerai de Castellana, que hizo lo imposible para conseguir el reloj en el día correcto, viniéndose en uno de sus días libres para entregarlo, a Marcos (sportcoupe) que facilitó lo posible la compra del otro reloj y al forero QGY por marearle, porque cuando mi mujer me dijo lo del Pam (ella es propanerai a muerte y es quien me ha llevado, por fin, al lado oscuro), empecé a negociar con él la compra de su 243 y me comprendió perfectamente cuando le dije que mi mujer se había puesto en jarras diciendo que el Pam lo elegía ella y quería que fuese nuevo y comprado en la Boutique Panerarai sí o sí.
Me consta que este tema sin fotos no vale nada, no sé hacer/colgar fotos, pero sólo por poder ilustrar bien esta historia prometo aprender y poner algunas esta semana.
Y gracias a vosotr@s por leerlo y acompañarme en esta afición :
Normalmente escribo poco y soy más de leeros, sin embargo me apetece compartir con vosotros lo que me ha sucedido el jueves pasado, el día que cumplía cuarenta y tres años (¡cielos, qué mayor me estoy haciendo!). Creo que entenderéis porque compartirlo aquí: está lleno de emociones relacionadas con los relojes.
Tengo que poneros en antecedentes, hace un par de años entraron en casa y robaron la gran parte de mi modesta colección, de las piezas de más valor sólo se salvó el Sea-Dweller que llevaba puesto, además no estaban metidas en el seguro… bueno: una putada, porque llevaba con esta afición desde los dieciocho años y tenía mucho cariño a la mayoría de las piezas.
Soy fundador y director de una pequeña empresa (ahora soy CEO & Founder, que manda narices), mi mujer, que es arquitecto, hace unos años, antes del desboom inmobiliario, decidió dejar su trabajo dirigiendo la sección de proyectos de un gran estudio con diez arquitectos a su cargo, para entrar en la empresa y estar más tiempo juntos.
El caso es que con la crisis los últimos tiempos han sido más duros y bajamos bastante la facturación, pero a base de creatividad y cabezonería conseguí que no hubiera ningún despido (tenemos el mejor equipo del sector y son MI equipo) ni reducciones de sueldo, excepto el de mi mujer y el mío, que hemos llegado a bajar un 40%, dejándolo en lo justito para cubrir nuestros gastos, que no son muchos porque no tenemos hijos y, excepto mi taradura por los relojes, no tenemos gustos caros ni somos consumistas. Además es lo justo que en tiempos difíciles quien decide cómo debe actuar la empresa obtenga sus beneficios según los tenga la empresa, no penalizando a quienes hacen su trabajo bien y con esfuerzo. Siempre he creído en el capitalismo ético y sostenible, el de los trabajadores y la creación de riqueza, no el de los tiburones y especuladores.
Sin embargo reconozco que el hecho de que mi mujer tuviera un sueldo más bajo y que mi equipo no pudiera conseguir los incentivos extra que se merecen y a los que estaban acostumbrados por su excepcional trabajo me dolía de una manera sorda. Obviamente ni me planteaba comprar relojes medio caros, soy muy aficionado, pero no un inconsciente o un crío, me iba quitando el gusanillo con algún G-Shock, que también me encantan.
El jueves pasado mi mujer me regaló un Panerai 025 y mis compañeros me dieron el dinero de una colecta que hicieron para regalarme el reloj que yo eligiera, que fue el JLC Navy Seals Crono del compañero Sportcoupé. O sea que recogieron bastante pasta, porque somos doce, no fue algo anecdótico, sino un esfuerzo económico real.
Tanto mi mujer como mis compañeros tomaron estas decisiones "iguales" de manera independiente.
Mi mujer me dijo que quería que supiese que estos han sido los años laborales y personales más felices de su vida y que sentía un profundo agradecimiento por ello, además de un gran orgullo (y no veas lo que mola que tu mujer te diga eso) por las decisiones que había tomado en los momentos difíciles.
Mis compañeros querían mostrarme, palabras textuales, que yo les importaba tanto como ellos me importaban a mí, que sabían que trabajaban en la mejor empresa a nivel técnico, pero que ahora también sabían que era la mejor éticamente. Coño, no cuento más porque es un poco sonrojante pero un momento George Bailey total.
Así que no veáis la de lágrimas que solté, pensaba que era un tipo duro y soy una puta moñarda según he descubierto. Pero eso sí, a cambio he tenido el mejor cumpleaños de mi vida, a nivel de regalos, por supuestísimo, pero sobre todo a nivel de cariño.
Tengo que agradecer a Lara, de la Boutique Panerai de Castellana, que hizo lo imposible para conseguir el reloj en el día correcto, viniéndose en uno de sus días libres para entregarlo, a Marcos (sportcoupe) que facilitó lo posible la compra del otro reloj y al forero QGY por marearle, porque cuando mi mujer me dijo lo del Pam (ella es propanerai a muerte y es quien me ha llevado, por fin, al lado oscuro), empecé a negociar con él la compra de su 243 y me comprendió perfectamente cuando le dije que mi mujer se había puesto en jarras diciendo que el Pam lo elegía ella y quería que fuese nuevo y comprado en la Boutique Panerarai sí o sí.
Me consta que este tema sin fotos no vale nada, no sé hacer/colgar fotos, pero sólo por poder ilustrar bien esta historia prometo aprender y poner algunas esta semana.
Y gracias a vosotr@s por leerlo y acompañarme en esta afición :