Catilina
Milpostista
Verificad@ con 2FA
Pues aunque yo no estuviera allí como los peces gordos (mi chica, que no es una buena influencia, quería que fuésemos, pero un atasco de trabajo nos lo ha impedido ), he estado atento -como todos- a lo que pasaba en Basel 2016 y me apetece compartir mis opiniones sobre dos de mis marcas favoritas, sobre mis dos marcas favoritas: Casio y Rolex.
Mi tercera marca favorita es JLC y me hubiera encantando que estuviese para incluirla, pero como Richemont no ajunta a esta gente y se ha montado su propia Basel (ya sabéis, con casinos y furcias, que diría Bender), pues me tengo que conformar con hablar de las otras dos, que sí que van por allí y hasta presentan cosas. De JLC esperaremos al SIAR y así hablo también de Galería del Coleccionista, digo de Panerai .
Porque Casio y Rolex tienen paralelismos y simetrías notables, que en esta feria se han manifestado con bastante claridad.
El Frogman con profundímetro y el Daytona con bisel cerámico son guiños paralelos a los más razonables de los deseos antiguos de los tiffosi de ambas marcas. Y Casio y Rolex han presentado en Basel 2016 estos nuevos relojes, que mantienen el carácter icónico de los modelos, pero modernizándolos para que las nuevas generaciones no necesiten de la historia para enamorarse de ellos. Qué bien juegan a esto.
Simetría aunque no paralelismo, existe al sacar el nuevo Air King y el nuevo Gulfmaster, mostrando la tendencia de ambas marcas a hacer lo que les da la gana porque, en realidad, su principal competidor son ellas mismas.
Rolex actúa así por su dominio de su nicho de mercado, con esa potencia que con un solo coletazo de apariencia displicente y casi sin dirigir la mirada ni prestar atención, con un gesto de “y la vida sigue igual”, aparta el METAS como una molestia menor y hace que las grandes proclamas de Omega parezcan infantilmente exageradas.
Casio porque aun es más hegemónico que Rolex en su segmento: lo han inventado ellos y solo Casio hace relojes como Casio. Y si al aficionado de siempre le parece mal que suban los precios, cambien los diseños o se centren en analógicos pues… son lentejas. No hay otra marca que haga nada parecido, el Scattergories es suyo, lo saben y actúan teniéndolo muy en la cabeza.
Rolex sabe cómo actualizarse manteniéndose estático en el tiempo, cambia únicamente para que todo siga igual.
Casio no, Casio es simétricamente opuesta. Si quieres estatismo aquí no, en cuanto te enamores de una forma de hacer te la digi-evoluciona. ¿Baratos? Ya no tanto ¿Digitales? También, pero no es nuestra prioridad ahora ¿Plástico? Pues más metal. Y cristales de zafiro. ¿Querías cambio? Toma tres tazas, y a llorar nostalgias a los foros. Ellos lo tienen claro: a quien no le guste que se baje.
Casio, está entrando –inteligentísimamente- en su tercera edad.
La primera fue inventar una nueva forma de relojería para llegar a la gente desde otro ángulo.
La segunda empezó con las “complicaciones”, los relojes solares y radio controlados: más prestaciones y funciones, aunque con soluciones constructivas más baratas que antes.
Y pataleta de los aficionados “puristas”, que no entienden que ser purista en Casio es que nos hagan estas cosas, yo llevo mucho diciendo que las RR.PP. de Casio las lleva Takeshi Kitano. El Rangeman es el canto del cisne de esta época y el modelo de enlace con la actual, como el Frogman GW lo fue entre la primera y la segunda.
Y ahora hemos llegado a la tercera edad (nueva pataleta de muchos aficionados) protagonista absoluta en Basel, donde Casio se ha reinventado y resituado de manera magistral, al menos a nivel comercial.
Sin dejar de producir para los aficionados de la primera edad (línea estándar) y a los de la segunda (línea profesional) han ido creando productos que sirven tanto para “estirar” un poco a los aficionados a la marca para que suban uno o dos niveles de inversión, como para atraer a quienes vienen de la relojería tradicional y empiezan a mirar estas piezas como algo codiciable.
Y sin descuidar producir un montón de relojes baratos que han logrado que sean complementos de moda de máximo consumo (de ahí las ventas de tropemil unidades por las que preguntaba Mr. Jones en otro post).
Casio está captando, y muy bien ¡¡a los clientes de relojes de lujo, tipo Rolex o Panerai!! Que sienten mayor tentación (y caen en ella) de gastarse entre quinientos y mil quinientos pavos para fondo de armario relojeril en un Mudmaster o un MT-G, que por dejarles ni un duro a esos chiringuitos en los que se han convertido las resucitadas marcas (que yo os juro que leo las marcas que componen los grupos relojeros y me parece The Walking Dead, Watches EDITION) que se argumenta que ponen el Swiss made en una teórica excelencia calidad/precio y que a mí me parecen en su fondo, a nivel conceptual, mucho más clónicas y despersonalizadas que el más barato de los Casio o el más repetido (en todos los sentidos ) de los Submariner.
Tentación cero para mí y para muchos por las marcas pertenecientes a grupos (las independientes las salvo, cosas mías) y que suelen moverse entre los mil y tres mil pavos, que son, EMHO, las que más prostituyen y escurren hasta el agotamiento la teta del Swiss Made. Y encima con el mensaje de “si quieres todo lo bueno de suiza, sin pagar una marca de lujo: aquí estamos”. Pá los cuñaos listos de los que pagan de más por un Rolex. Pues a mí no me convencen y me siguen pareciendo la compra más negligente y rebañista de cuantas pueden hacerse en esto de los pelucos, que ya comí de niño bastantes huevas de lumpo llamándolas caviar (¿os acordáis?). Ains, qué poco listos me parecen casi siempre los que presumen listos.
La gente que sabe comprar marcas sabe qué marcas comprar.
Casio es un castillo de fuegos artificiales, y ha preparado en Basel una explosión de innovación con agujas, nuevas funciones y cristales de zafiro para reeducar a sus compradores y captar a otros, y tendrán éxito porque no pueden no tenerlo.
Sacan un nuevo e imprescindible -porque es el reloj más completo en funciones de su historia- Gulfmaster, le hacen un (rentabilísimo) guiño al tendido siete con el Froggie con profundímetro, ponen relojes con agujas que incluyen complicaciones y funciones que atraen a los que se pasean con pelucos carísimos, y con las ediciones limitadas y los MR-G en general ofrecen a sus militantes la posibilidad de afirmarse en la marca y en los relojes tecnológicos como producto de lujo gastando un pastizal en algo que nadie más que Casio tiene y que solo ahora empiezan a entender algunas otras marcas japonesas.
Rolex por su parte es una bestia hermosísima que cuando despliega toda su elegancia, con el slow tempo que es marca de la casa y que la dota de un peso específico irrepetible e inefable, resulta luminosa de ver: responde al metas sin aparentar despeinarse, cambia el Daytona y arregla el Explorer sin excesos en el precio, como reconociendo en ambos casos que existía una deuda y siendo amable, pero no diligente, al pagarla. Acciones también rentabilísimas para ellos, of course, pero nada abusivas para el comprador.
También saca el nuevo Air King plenamente fiel a su otra máxima filosófica: que guste lo que hacemos, no que hagamos lo que gusta.
Ya lo han hecho una y mil veces: lo voy a hacer de 40mm, y verde, y os va a gustar, a lo mejor al principio no, pero confiad en nosotros que sabemos más de esto. Eso es algo que me encanta de Rolex. Y creo que sienta tan mal a muchos porque los compradores de otras marcas están habituados a que les den lo que piden, que para eso se gastan una pasta en relojes y ellos, el mercado, mandan: que queremos más grandes, pues 45 mm, sin antirreflejos, con canesú, en treinta y dos versiones y cincuentaiseis metales nobles, no tan nobles y permutaciones entre ellos. Y, claro, luego esos diseños que son esclavos y no señores del marketing como sí lo son los de Rolex, se quedan viejunos, superados, y se deprecian antes de que hayamos terminado de elegir entre tantas versiones. Y la culpa es ¿de Rolex? Mi no entender .
Se clama mucho contra quienes se considera que no son/somos capaces de ver al emperador desnudo, y eso es buena cosa porque hay que volver a mirarlo todo con sentido crítico una y otra vez, pero, en la misma línea, recordemos que el cien por cien de las personas que llevan un sombrero de papel de aluminio en la cabeza para que no les controlen la mente creen ser los únicos privilegiados capaces de ver que el emperador está desnudo. Y a veces lo mismo no lo está.
Yo asumo que al ver tan guapas a mis marcas puedo estar viendo el traje del emperador, y que cuando otras me parecen sobrevaloradas puedo estar igual de equivocado. Hay el mismo riesgo de candidez que de conspiranoia, pero, eso sí, solo los que se equivocan en uno de los dos sentidos siguen siendo felices .
Mi tercera marca favorita es JLC y me hubiera encantando que estuviese para incluirla, pero como Richemont no ajunta a esta gente y se ha montado su propia Basel (ya sabéis, con casinos y furcias, que diría Bender), pues me tengo que conformar con hablar de las otras dos, que sí que van por allí y hasta presentan cosas. De JLC esperaremos al SIAR y así hablo también de Galería del Coleccionista, digo de Panerai .
Porque Casio y Rolex tienen paralelismos y simetrías notables, que en esta feria se han manifestado con bastante claridad.
El Frogman con profundímetro y el Daytona con bisel cerámico son guiños paralelos a los más razonables de los deseos antiguos de los tiffosi de ambas marcas. Y Casio y Rolex han presentado en Basel 2016 estos nuevos relojes, que mantienen el carácter icónico de los modelos, pero modernizándolos para que las nuevas generaciones no necesiten de la historia para enamorarse de ellos. Qué bien juegan a esto.
Simetría aunque no paralelismo, existe al sacar el nuevo Air King y el nuevo Gulfmaster, mostrando la tendencia de ambas marcas a hacer lo que les da la gana porque, en realidad, su principal competidor son ellas mismas.
Rolex actúa así por su dominio de su nicho de mercado, con esa potencia que con un solo coletazo de apariencia displicente y casi sin dirigir la mirada ni prestar atención, con un gesto de “y la vida sigue igual”, aparta el METAS como una molestia menor y hace que las grandes proclamas de Omega parezcan infantilmente exageradas.
Casio porque aun es más hegemónico que Rolex en su segmento: lo han inventado ellos y solo Casio hace relojes como Casio. Y si al aficionado de siempre le parece mal que suban los precios, cambien los diseños o se centren en analógicos pues… son lentejas. No hay otra marca que haga nada parecido, el Scattergories es suyo, lo saben y actúan teniéndolo muy en la cabeza.
Rolex sabe cómo actualizarse manteniéndose estático en el tiempo, cambia únicamente para que todo siga igual.
Casio no, Casio es simétricamente opuesta. Si quieres estatismo aquí no, en cuanto te enamores de una forma de hacer te la digi-evoluciona. ¿Baratos? Ya no tanto ¿Digitales? También, pero no es nuestra prioridad ahora ¿Plástico? Pues más metal. Y cristales de zafiro. ¿Querías cambio? Toma tres tazas, y a llorar nostalgias a los foros. Ellos lo tienen claro: a quien no le guste que se baje.
Casio, está entrando –inteligentísimamente- en su tercera edad.
La primera fue inventar una nueva forma de relojería para llegar a la gente desde otro ángulo.
La segunda empezó con las “complicaciones”, los relojes solares y radio controlados: más prestaciones y funciones, aunque con soluciones constructivas más baratas que antes.
Y pataleta de los aficionados “puristas”, que no entienden que ser purista en Casio es que nos hagan estas cosas, yo llevo mucho diciendo que las RR.PP. de Casio las lleva Takeshi Kitano. El Rangeman es el canto del cisne de esta época y el modelo de enlace con la actual, como el Frogman GW lo fue entre la primera y la segunda.
Y ahora hemos llegado a la tercera edad (nueva pataleta de muchos aficionados) protagonista absoluta en Basel, donde Casio se ha reinventado y resituado de manera magistral, al menos a nivel comercial.
Sin dejar de producir para los aficionados de la primera edad (línea estándar) y a los de la segunda (línea profesional) han ido creando productos que sirven tanto para “estirar” un poco a los aficionados a la marca para que suban uno o dos niveles de inversión, como para atraer a quienes vienen de la relojería tradicional y empiezan a mirar estas piezas como algo codiciable.
Y sin descuidar producir un montón de relojes baratos que han logrado que sean complementos de moda de máximo consumo (de ahí las ventas de tropemil unidades por las que preguntaba Mr. Jones en otro post).
Casio está captando, y muy bien ¡¡a los clientes de relojes de lujo, tipo Rolex o Panerai!! Que sienten mayor tentación (y caen en ella) de gastarse entre quinientos y mil quinientos pavos para fondo de armario relojeril en un Mudmaster o un MT-G, que por dejarles ni un duro a esos chiringuitos en los que se han convertido las resucitadas marcas (que yo os juro que leo las marcas que componen los grupos relojeros y me parece The Walking Dead, Watches EDITION) que se argumenta que ponen el Swiss made en una teórica excelencia calidad/precio y que a mí me parecen en su fondo, a nivel conceptual, mucho más clónicas y despersonalizadas que el más barato de los Casio o el más repetido (en todos los sentidos ) de los Submariner.
Tentación cero para mí y para muchos por las marcas pertenecientes a grupos (las independientes las salvo, cosas mías) y que suelen moverse entre los mil y tres mil pavos, que son, EMHO, las que más prostituyen y escurren hasta el agotamiento la teta del Swiss Made. Y encima con el mensaje de “si quieres todo lo bueno de suiza, sin pagar una marca de lujo: aquí estamos”. Pá los cuñaos listos de los que pagan de más por un Rolex. Pues a mí no me convencen y me siguen pareciendo la compra más negligente y rebañista de cuantas pueden hacerse en esto de los pelucos, que ya comí de niño bastantes huevas de lumpo llamándolas caviar (¿os acordáis?). Ains, qué poco listos me parecen casi siempre los que presumen listos.
La gente que sabe comprar marcas sabe qué marcas comprar.
Casio es un castillo de fuegos artificiales, y ha preparado en Basel una explosión de innovación con agujas, nuevas funciones y cristales de zafiro para reeducar a sus compradores y captar a otros, y tendrán éxito porque no pueden no tenerlo.
Sacan un nuevo e imprescindible -porque es el reloj más completo en funciones de su historia- Gulfmaster, le hacen un (rentabilísimo) guiño al tendido siete con el Froggie con profundímetro, ponen relojes con agujas que incluyen complicaciones y funciones que atraen a los que se pasean con pelucos carísimos, y con las ediciones limitadas y los MR-G en general ofrecen a sus militantes la posibilidad de afirmarse en la marca y en los relojes tecnológicos como producto de lujo gastando un pastizal en algo que nadie más que Casio tiene y que solo ahora empiezan a entender algunas otras marcas japonesas.
Rolex por su parte es una bestia hermosísima que cuando despliega toda su elegancia, con el slow tempo que es marca de la casa y que la dota de un peso específico irrepetible e inefable, resulta luminosa de ver: responde al metas sin aparentar despeinarse, cambia el Daytona y arregla el Explorer sin excesos en el precio, como reconociendo en ambos casos que existía una deuda y siendo amable, pero no diligente, al pagarla. Acciones también rentabilísimas para ellos, of course, pero nada abusivas para el comprador.
También saca el nuevo Air King plenamente fiel a su otra máxima filosófica: que guste lo que hacemos, no que hagamos lo que gusta.
Ya lo han hecho una y mil veces: lo voy a hacer de 40mm, y verde, y os va a gustar, a lo mejor al principio no, pero confiad en nosotros que sabemos más de esto. Eso es algo que me encanta de Rolex. Y creo que sienta tan mal a muchos porque los compradores de otras marcas están habituados a que les den lo que piden, que para eso se gastan una pasta en relojes y ellos, el mercado, mandan: que queremos más grandes, pues 45 mm, sin antirreflejos, con canesú, en treinta y dos versiones y cincuentaiseis metales nobles, no tan nobles y permutaciones entre ellos. Y, claro, luego esos diseños que son esclavos y no señores del marketing como sí lo son los de Rolex, se quedan viejunos, superados, y se deprecian antes de que hayamos terminado de elegir entre tantas versiones. Y la culpa es ¿de Rolex? Mi no entender .
Se clama mucho contra quienes se considera que no son/somos capaces de ver al emperador desnudo, y eso es buena cosa porque hay que volver a mirarlo todo con sentido crítico una y otra vez, pero, en la misma línea, recordemos que el cien por cien de las personas que llevan un sombrero de papel de aluminio en la cabeza para que no les controlen la mente creen ser los únicos privilegiados capaces de ver que el emperador está desnudo. Y a veces lo mismo no lo está.
Yo asumo que al ver tan guapas a mis marcas puedo estar viendo el traje del emperador, y que cuando otras me parecen sobrevaloradas puedo estar igual de equivocado. Hay el mismo riesgo de candidez que de conspiranoia, pero, eso sí, solo los que se equivocan en uno de los dos sentidos siguen siendo felices .
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