Absolutamente recomendable, al menos para mí
Tengo la suerte de haber ido una docena de veces desde que abrió, junto con David de Jorge y perteneciendo al Grupo Martín Berasategui, en 1997. Este último ya dijo hace casi 15 años que Andoni Luis Adúriz le iba a superar a él y a muchos compañeros de profesión. No se equivocaba Martín.
Dentro del star system de los cocineros que tienen establecimiento en Gipuzkoa (así me parece a mí, al menos, por el excesivo protagonismo que se le dedica a este colectivo), Andoni es uno de los más cercanos, humildes y menos mediático de la profesión. Me consta que todos los reconocimientos le abruman y él sigue trabajando como cuando empezó con el Mugaritz, sin meter mucho ruido y a lo suyo.
Si vais, tratad de pedirle a Joserra, el jefe de sala (es un tío encantador, por cierto) que os lleve a la cocina. Veréis como trabaja el equipo de Andoni y quizá tengáis ocasión de intercambiar unas palabras con él.
La última vez que estuve por allá fue antes del incendio que destruyó la cocina en 2010. Espero regresar pronto, ya que comer allí siempre es una experiencia muy interesante. Hay platos de los que tengo un recuerdo imborrable, como el foie sobre salsa de nueces de macadamia y las cigalas que tenía en el menú en el 97 y 98. Pero para mí, su plato fundamental es la recopilación de hojas, flores y verduras en diferentes puntos de cocción, con una emulsión de emmental. Es un plato que se monta con pinzas y cada cucharada, sabe distinta. Se compone, si no recuerdo mal, de 50 tipos de verduras, flores y hojas seleccionadas de su huerto particular. Sólo por este plato merece la pena la visita. Eso sí, no esperes una comida tradicional, sino una sucesión de platos extremadamente originales (algunos, complejos para el paladar). A Mugaritz no se va a comer, se va a experimentar. Yo así lo veo.
El entorno también es una delicia. Se trata de un antiguo caserío en una zona de monte, entre Astigarraga y Oiartzun. Tiene una terraza preciosa en la que os podréis tomar el café y la copa después de comer. Recomiendo, por la zona, que vayáis en horario de comida. Tanto el restaurante, como el paraje, merecen ser disfrutados a plena luz del día.
No recuerdo los precios, pero creo que el menú andaba por unos 100 euros, sin bebida ni IVA. Me parece que hay 2 tipos de menú: uno, llamado sométete y otro, rebélate. En el primero, de alguna manera quedas “a merced” del restaurante y te ponen lo que ellos quieran (siempre te preguntarán si eres alérgico a alguna cosa de ese menú). Yo siempre me he “sometido”, incluso dejando al sommelier que eligiera los vinos que mejor acompañaban a los platos y el resultado, siempre, ha sido espectacular.
Que lo disfrutes si vas y nos lo cuentas después.
Saludos